EL VOTO DEL 23 de JULIO
Un leve recordatorio:
Elegimos (en listas electorales cerradas de los partidos políticos) a 350 diputados para el Congreso.
También elegimos tres aspirantes al Senado seleccionados por los partidos políticos. Pero esto tiene mucha menor transcendencia.
Para obtener mayoría absoluta debe alcanzarse la cifra de 176 (175+1) diputados al Congreso. Puede alcanzarla un solo partido o una coalición de partidos.
En la práctica se nos han ofrecido dos opciones o “bloques” con posibilidades de poder gobernar en coalición:
El denominado “centro-derecha”, formado por Partido Popular y Vox,
Y el otro (al que no encuentro manera de poner nombre), formado por socialistas (de los de Sánchez y Zapatero), comunistas (de una lunática y estrambótica Yolanda Diaz), independentistas de diverso pelaje (catalanes delincuentes y fariseos vascos) e independentistas filoterroristas vascos.
De ganar las elecciones ésta última opción encabezada por Pedro Sánchez yo creo que los españoles estaríamos irremediablemente perdidos porque supone:
-El desmembramiento nacional y, como consecuencia, la desaparición de España,
-La derogación de nuestra Constitución democrática,
-El enfrentamiento (hasta violento) entre los españoles,
-La dilución última de nuestro lugar en el mundo,
-La sustitución de un régimen democrático imperfecto por una dictadura de corte iberoamericano.
-La desaparición de la Monarquía de la Jefatura del Estado,
-La desaparición de un régimen de convivencia en libertad.
Conforme lo escribo, se me ponen los pelos como escarpias. Pero es una posibilidad real.
Sé de una buena cantidad de votantes socialistas que la opción del segundo bloque, con sus consecuencias, les produce una reacción vomitiva bastante parecida a la mía. Pero muchos socialistas sufren una insuperable alergia hacia el primer bloque. Son “socialistas entregados, de tradición”. Entre ellos los hay que operan por un sentimiento profundo (casi religioso) parecido al de los hinchas de un equipo de fútbol: son de izquierdas porque así lo establece la tradición (como lo son los del “Atléti” de pura cepa) y aborrecen a “las derechas” (como aquellos atléticos detestan al madridismo). El sentimiento es emocional y no se puede tratar desde un plano racional. Es válido y respetable sin fisuras, aunque a mí me parezca absolutamente desacertado.
Yo tengo un magnífico amigo, bien informado, muy inteligente, de un alto nivel intelectual, que “no traga al Real Madrid”, lo dirija quien lo dirija, tenga los jugadores que tenga, y desea siempre que pierda (contra quien sea). Es su sentir inevitable y de imposible discusión. Algo muy parecido veo que sucede cuando tales sentimientos se trasladan a la política (los hay naturalmente de un bando y del otro). Respetables, pero empañan (incluso llegan a opacar) el raciocinio, con poca o nula utilidad ni para el fútbol ni para la política. A nivel personal, son opciones tan respetables y válidas como las cerebrales, pero, a nivel colectivo, las considero absolutamente desaconsejables.
Hoy, para desgracia de los votantes españoles, no se presenta a las elecciones ningún partido de “izquierdas” democrático, progresista, socialdemócrata.
Por fortuna, el líder del Partido Popular, don Alberto Núñez Feijóo, me transmite su creencia en España, su sereno buen juicio, su capacidad para gobernar, su talante respetuoso para con el contendiente, que valoro tan imprescindibles siempre pero más ahora en que afrontamos como colectivo una situación sumamente delicada propiciada por las funestas políticas de Pedro Sánchez y sus apoyos gubernamentales. Delicada en lo económico (tanto que estoy convencido de que nos tendremos que sacrificar y esforzar grandemente) pero mucho más aún en la pura convivencia social.
¿Dónde están aquellos capaces de consensuar, pactar, que lograron acordar nuestra Constitución de 1978 o los llamados “pactos de la Moncloa”? Deben estar entre los demócratas liberales y entre los demócratas socialistas. Por eso veo inevitable que el partido socialista prescinda de Pedro Sánchez (y de Rodriguez Zapatero) y se posicione en la democracia social progresista tan necesaria para nuestra convivencia. Y sin embargo, estimo que la persona de Alberto Núñez Feijóo puede capitanear la posición demócrata liberal y puede redirigir a España al lugar de convivencia entre diversos que tanto rédito nos proporcionó durante décadas.
En concreto: aspiraría a que el partido de Feijóo superase 150 escaños que le abrieran la puerta del gobierno de España.
Y aspiraría a que la lista encabezada por Sánchez obtuviera menos de 100 escaños, que abriera la puerta para que el partido socialista prescindiera de él por definitiva vez y de sus planteamientos totalitarios de izquierdas iberoamericanas.
Gracia que suplico …
21 de julio de 2023 (a 48 horas de las urnas).
CM
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