BEATONES, TALIBANES, …FANÁTICOS
Evolución paro juvenil y Deuda/PIB:
UN ESFUERZO MÁS
El 28-5-23 el Sanchismo recibió un durísimo correctivo en las urnas. En las Comunidades el PP obtuvo mayoría absoluta en dos, mantuvo tres y recuperó cuatro. En las municipales ganó al PSOE por setecientos cincuenta mil votos (los Sanchistas perdieron 406 mil votos y el PP incrementó en 1,9 millones los suyos). Pero también ha ocurrido que en estas elecciones han resultado muy reforzados quienes comulgan con el terrorismo etarra, aprovechándose del traidor impulso de éste “presidente español”. Es incuestionable el rechazo de los electores a la política de Sánchez quien había planteado estas votaciones autonómicas y municipales como un plebiscito personal. Sánchez ha manifestado asumir la incuestionable derrota personalmente pero como no dimitió tal declaración es vana retórica. Sigue gobernando en España. Y lo hará, al menos, hasta las elecciones generales que rápidamente anticipó al veintitrés de julio (domingo correspondiente al “puente” de Santiago).
El hachazo fue espectacular y dejó desfallecido al Sanchismo, salvo al propio Sánchez que sólo compite en su lucha personal, contra los naturales adversarios pero también contra sus conmilitones cada vez que le peta (un verdadero “killer” al decir del maestro Perez Reverte). Tiene todos los atributos que asignó Nicolás Maquiavelo al “Principe”, magnífico tratado sobre cómo los gobernantes renacentistas deberían actuar para prevalecer. En esto “nuestro” Sánchez es un Gran Maestro.
Éste gobernante español ni tiene patria, ni principios morales, ni siente o padece por otras razones que las que afectan a su “Yo” personalísimo. Muchos socialistas le descubrieron cuando le expulsaron de la secretaría general del partido socialista en 2016. Pero, tras “liquidar” a cuantos de los suyos le estorbaban, volvió a hacerse con la secretaría general del mismo para irlo transformando en un aparato comunista, apoyado en viejos criminales terroristas, en independentistas y cuantos podían manifestar el menor resquicio de antiespañolismo. Él es capaz de encabezar cualquier gobierno siempre que cumpla una única función: asegurarle el ejercicio del poder. En lo más personal, no me cabe duda de que se trata de un egocentrista, psicópata narcisista, impredecible y tremendamente peligroso.
Por ello creo que debemos considerar la convocatoria de elecciones generales anticipadas como una definitiva oportunidad de sacarle del panorama español. Y ¡tenemos que hacerlo! porque la alternativa sólo conduce a la destrucción total de la España que construyeron con fatigas enormes nuestros antepasados, que fue puntera en la formación de Europa, que extendió la vieja cultura grecorromana al descubierto continente americano, que tantos motivos nos da para sentirnos hondamente orgullosos de haber nacido en ella, donde están enterrados nuestros padres, en cuya tierra también reposarán nuestros restos, la que debe dar la oportunidad a nuestros hijos y nietos de desarrollar una vida plenamente humana y progresar espiritual y materialmente.
Para todo ello es imprescindible que nos deshagamos ya de las políticas de Sánchez, formidable impedimento. Deben ser desde luego los profesionales políticos con sus líderes los que conduzcan adecuadamente el proceso. Pero todos y cada uno de nosotros tenemos la obligación de contribuir a ello. Y, como repito siempre, no hay contribución pequeña, ni mucho menos desdeñable. Es cosa de todos y cada uno de nosotros.
¡A por ello!
30-5-23
CM
¡LA QUE LES HAN “DAO”!
¡Ay Bego, la que les han pegao!
Mira que les advertí que no se confiasen.
Mira que, tirándome a la arena, a la desesperada, bajé a echarles una mano.
Y me humillé aguantando soeces insultos de ese populacho. Por cierto, tengo que meterles mano en serio a esos desgraciaos. No sólo carecen del menor respeto sino que vociferan con los insultos más procaces contra mí, ¡contra mí!
Cómo me esforcé por ellos, ensuciándome las manos con las de tantos militantes mal escogidos en los “castings” (¡dios, cómo le doy al inglés!).
Y es que no hacen una ni a izquierdas ni a derechas.
Estoy totalmente harto de tanto asesor, de tanto consejero anodino y tuercebotas. Pienso a menudo que me ponen trampas por envidia pura. Inicialmente los escogía entre gentes de preparación reconocida. Pero enseguida me di cuenta de que son peligrosísimos porque se creen superiores, ¡los muy idiotas! Bueno, ya has visto que los últimos no pueden presumir de nada y por tanto son absolutamente moldeables, machacables.
Reyes es una pobre boba que en el ministerio donde la puse no dio pie con bola. Pero tiene ínfulas aunque con total sometimiento. Lo que ha cosechado en Madrid es imperdonable, pero, bien pensado, previsible. Además, recuerda que tenia que dejar hueco en el ministerio para atender otro compromiso de envergadura mayor.
El pequeño Lobato es más espabilao. Pero no ha entendido para nada cómo se maneja esto de la política. ¡Con lo que yo sé!: si sólo con tenerme cerca ya deberían aprender! Pero no, inútil.
Tampoco creas que los contrarios son muy espabilaos. Salvo esa maldita Isabel que me trae a mal traer, lista, rápida, atrevida, no se encoge. En algún momento la fulminaré.
Me ha llamado Úrsula Leyen (el Von Der, que se lo meta su madre por donde le quepa). Que si lo siente mucho, que si me envía “arrumacos y carantoñas”; ¡será lela! ¡Que esto no iba conmigo so insulsa! Es cierto que come de mi mano y que cuando me estiro se arroba. No es mala gente pero en unos días ya no la necesito para nada y ya no soporto sus zalamerías.
Bego, ¿has visto cómo les he pillado a todos en el Limbo anunciándoles las elecciones para el veintitrés de julio? Panda de desgraciaos.
Cuando se lo conté al Borbón puso cara de lo que es. Todos ellos son salidos de cuadros viejos. Pero “a lo chano chano” llevan viviendo del cuento una enormidad. A la próxima les pongo a todos de patitas en la calle. Parece que mean colonia, los muy torreznos. A la mierda todos.
Ah, ya sabes que los que salgan a veranear en julio se quedan sin votar. ¡Otra jugada maestra!
En fin, les arrasaré en julio. A ver si ya me puedo dedicar a la gran política. A la política mundial. Llena está de ineptos y paniaguados. Ya verás cómo nos vamos a colocar Bego.
Oye Bego, ¿Dónde estas? ¡Ah, que hoy estabas de viaje! Bueno, ya te lo repetiré cuando regreses (si vuelves).
¡Vaya resacón! No sabía ni de donde llovían las bofetadas. Menos mal que no iba conmigo. Los guapos y listos somos así.
28 de mayo de 2023
CM
¡HEMOS GANADO!
La competición en las elecciones políticas es la única en la que está asegurado de antemano que uno tiene garantía de éxito antes de participar. Cuando muy de mañana he ido a depositar mi voto lo he hecho con la certeza de que había optado por el partido ganador porque sabía que lo corroborarían exultantes sus cabecillas al presentar los resultados. Cierto que también lo harían de igual manera todos y cada uno de los rivales: ¡todos ganan! ¡Oh maravilla de las maravillas, contienda de las contiendas, milagro de los milagros!
A lo largo de muchos años de variadas disputas electorales sólo recuerdo a uno o dos cabecillas contendientes que reconocieron no haber vencido; obtuvieron desde luego resultados catastróficos. Pero no es justificación, porque muchísimos otros que naufragaron estrepitosamente nos contaron que estaban muy satisfechos por el resultado obtenido. Quizás la razón fuera que aquellos perdedores reconocidos ya habían encontrado acomodo profesional en una actividad distinta. Pero de los que continuaban en el oficio político no recuerdo ni uno sólo que aceptara su fracaso.
Por el contrario, a mi me producía cierta angustia que “los míos” no ganasen y, sobre todo, que vencieran “los otros”. Siempre he tenido la misma asombrosa sensación de perplejidad: ganan los contrarios y se presentan exultantes ganadores los propios. Bien pensado no es más que una muestra evidente de la disociación profunda entre representantes y representados. Al menos entre los que no nos encontramos “entregados a la causa” religiosa y fervorosamente. Imagino que los “talibanes” de cada equipo no sufrirán semejante contradicción y, con sus “amos”, tendrán siempre el espíritu de ganadores, pase lo que pase. A mí me parece indecente por la ausencia de libertad de pensamiento que supone pero reconozco las ventajas de disfrutar de una fe ciega en su bandería y en los jefes que la dirigen.
Agradecí el servicio que prestaban tanto a las personas que atendían mi mesa electoral, como a los diversos representantes de uno y otro signo y a los policías que por allí andaban. Todos se sorprendieron por verse reconocidos: una muestra inequívoca de que nuestra sociedad ha perdido (quizás nunca lo tuvo) el sentido de la educación y las correctas formas. Por ahí deberíamos de empezar.
Es el mismo caso que me ocurre al tratar con los cajeros de supermercado, servidores de combustible, y cuantas personas me atienden. Por más que estén cumpliendo con su obligación, creo oportuno mostrar el reconocimiento al servicio recibido. Desde luego que hay veces que no hay nada que reconocer porque, no cumpliendo con su trabajo o mal cumpliendo con él, no nos transmiten esa sensación tan agradable de ser correctamente atendidos. En tales casos, es muy usual que la simple manifestación de agradecimiento cree un clima de cordialidad que tanto valoro y del que no andamos sobrados.
Como no son relaciones profundas pero sí repetitivas, aportan además la ventaja de obtener un trato cuidadoso y esmerado más allá de lo obligado (por ejemplo, cuando llego a la caja del súper arrastrando una cesta con ruedines, normalmente el cajero(a) sale de su puesto y me coloca mis paquetes sobre la cinta: creo que además de atender a la vejez, lo hacen al “amigo”).
A semejante propósito, no hace mucho que tuve que comprar algunas cosas no habituales en el súper de bricolaje Leroy Merlín. Ni qué decir tiene que me encuentro absolutamente perdido en aquella inmensidad. Se añadía que desconocía con cierta precisión las características, incluso el nombre, de lo que precisaba. Mi incapacidad se resolvió gracias a la profesionalidad y amabilidad de un par de empleados. Terminamos hablando de hijos y nietos. Y, sobre todo, me facilitaron exactamente lo que yo necesitaba acompañado de algunos muy útiles consejos de uso. Saliendo, pregunté por el servicio al cliente y solicité un soporte en el que expresar mi experiencia.
-¿Qué problema ha tenido usted para tener que reclamar?
-No, no, muy al contrario, quiero dejar constancia de la magnífica atención que he recibido.
El más absoluto asombro reflejado en los rostros de la pareja. Cuando cayeron en la cuenta de mi verdadera intención tuvieron dificultad para encontrar el impreso adecuado donde poder expresar mi satisfacción, lo que finalmente pude hacer especificando los nombres de los empleados que tan profesional y humanamente me asistieron. Salí de allí con cuatro “amigos” nuevos y con la compra exacta que precisaba. Unos ocho días después recibí en casa una carta de la dirección de la empresa dándome las gracias por mi proceder e indicándome que ya habían reflejado con las correspondientes notas en los expedientes o fichas de los empleados protagonistas.
Eso, que debería ser lo normal en una sociedad civilizada, es evidente que es una excepción sorprendente. Y es tan fácil … Y tenemos una sociedad tan poco civilizada … Desde luego que hay que actuar con el mismo rigor cuando lo sucedido es lo contrario. Mi proceder formal fue idéntico en dos ocasiones pero jamas recibí una contestación de esas empresas: lo más probable es que esas malas empresas mereciesen esos malos trabajadores.
A lo que vamos: de verdad, de verdad, lo que me importa en estas elecciones es que resulte perdedor el partido que nos malgobierna y que se sienten las bases para que deje de hacerlo cuanto antes. O sea, que voto más por negativo que por positivo a pesar de que la señora Diaz Ayuso se me antoja muchísimo más próxima al modelo que me satisface que el resto de sus contrincantes, y también de la mayor parte de sus conmilitones.
En un rato me enfrentaré con el televisor con la desazón de confirmar, o no, que “los otros” han perdido.
28 de mayo de 2023
CM
EL SOBRE SANCHISTA
Los que gobiernan España están comprando votos en la mejor tradición de “Jarrapellejos”. Dinero por voto. Como soy bastante rico debido a que mis necesidades son ya asaz magras, esos desalmados van a tener muy difícil dar con la cifra que me conmueva. Pero me haría cierta ilusión recibir su propuesta dentro de un sobre-PSOE (con nuestros dineros) a cambio de mi sobre electoral. No, a estas alturas, va a ser muy difícil que llegue. Y me evitará el gustazo de devolvérselo con vomitivo desdén, no por orgullo, por asco.
El taimado jefe de la banda es un experto en engaños y timos: ¿le recordáis escondiendo una urna tras la cortina para engañar a sus propios conmilitones? Aquello ya me dio una radiografía suficientemente ilustrativa del fulano. Pero, ¡cuidado: sí les engañó! Con el tiempo fue perfeccionando su habilidad de falaz embaucador. Mintió a sus votantes. Y, ahí lo tenemos hoy, presidiendo el gobierno de una España en la que no cree (u odia), aclamado presidente de la Internacional Socialista y próximo presidente del Consejo de la Unión Europea. Un absoluto campeón. Un eficacísimo disolvente: lo está consiguiendo con España, rematará a la putrefacta Internacional Socialista, y en sus seis meses tiempo le sobrará para resquebrajar lo que queda de la Unión Europea. Ha organizado una partida de truhanes comprados y sometidos que denigran la Socialdemocracia, son “Sanchístas”.
Tenemos nosotros la oportunidad de encararlo, enfrentarlo, derrotarlo y salvar los muebles rotos de España, de la Socialdemocracia Internacional y de la añeja Europa desnortada.
El veintiocho de mayo de dosmilveintitrés podemos, debemos, serrarle las patas de la banqueta que le sostiene, endosándoles a él y a sus bandidos una estruendosa derrota.
Luego ¡ojo avizor con los sustitutos! No vaya a ser que, por incapacidad, por acomplejados, por traidores, no nos dirijan a los españoles hacia donde mereció el esfuerzo y fatigas de nuestros antepasados y nuestro propio esfuerzo y fatigas. Por nosotros y por nuestros descendientes.
Hay que ganarles en cada pueblo, cada región. Debe ser una derrota en toda regla aún con las urnas que nos han contaminado con sus trapacerías. Hay que derrotarles a ellos y a sus engaños y fraudes. Vencidos en las urnas, tomarán las calles, no lo dudéis. Tendremos que encararlo también, con lealtad a nosotros mismos y a España, con rigor, con respeto a todos, con la Ley, eliminando con decisión las normas injustas que nos apartan de la democracia, de la libertad y de la Constitución y sometiendo al imperio de las normas jurídicas a cuantos atenten contra nuestra serena convivencia. Somos un gran país, herido de consideración, pero con los reaños suficientes como para situarlo en el lugar destacado que le corresponde.
Si lo hacemos, habremos merecido el respeto de quienes nos hereden. Y, sobre todo, habremos alcanzado el respeto a nosotros mismos.
Nuestro voto es limpio. No lo compramos, lo respetamos con la gallardía de saber que con él caminamos hacia nuestro verdadero progreso.
¡Suerte, españoles!
26 de mayo de 2023
CM
LA “FIESTA” DE LA DEMOCRACIA
Alguien llamó a las elecciones políticas “la fiesta de la democracia”. Fiesta porque se supone que es la oportunidad que tenemos los ciudadanos-votantes para elegir a quienes nos han de gobernar en el próximo periodo. Pero aprendimos del “viejo profesor” que las promesas electorales de los políticos son “para no cumplirse”. Daba carta de naturaleza al engaño en las promesas políticas. El insigne cínico expresaba con rotundidad una verdad que luego hubimos de asumir los electores como incuestionable.
Más tarde, aprendimos que los “programas electorales” tampoco están confeccionados para cumplirse. No encuentro por tanto justificación para que nos sometamos a las “campañas electorales”, que no son gratis en absoluto. Que, incluso en un país con todas sus necesidades básicas cubiertas para todos, sería un derroche absurdo. Desde luego en España estamos muy lejos de disfrutar de tales condiciones económicas, ¡como para dilapidar la riqueza que no nos sobra!
¿Qué motivo quedaba entonces para apoyar a unos o a otros aspirantes a gobernar? En principio las estructuras ideológicas de los partidos: las viejas y clásicas “derechas” e “izquierdas”. En nuestra España “democrática” han pretendido asumir el PP y el PSOE el liderazgo de ambas.
Para añadir confusión ni uno ni otro grupo político han ocupado con claridad aquellas posiciones clásicas. El PSOE porque asumió principios básicos del comunismo, histórica y prácticamente antidemocráticos. El PP porque cuando dispuso de mayoría suficiente para gobernar, asumió leyes que contravenían rotundamente principios clásicos de la derecha.
Para desconcierto mayor aparecieron formaciones políticas nuevas con postulados más viejos que nuevos que buscaron (y encontraron) un lugar junto a la lumbre (y una buena opción para ganarse el sustento y algo más).
¿Qué nos quedaba por tanto de la “fiesta de la democracia”?: las opciones más personales que representaban los líderes de las dos principales formaciones. Pero en una y otra los líderes apostaron por el “fuera de juego”: Zapatero, Rajoy y Sánchez nos dejaron fuera de juego a los electores y jugaron su juego personal. Los “socialistas” procurando dinamitar los formidables logros de integración de la “transición” y forzando la escisión clásica de “las dos Españas”, incluso destrozando el concepto España. El del PP instalado en un despiste ideológico colosal, en una ambigüedad desconcertante y una gobernanza errática.
Dos profesores universitarios, Zapatero y Sánchez han hecho lo posible por destrozar el país. En buena parte lo han conseguido porque tenemos que reconocer que han diluido las señas de identidad de “los españoles” reconstruyendo la quiebra de España en dos bloques enfrentados: justo lo contrario de lo exigible a un gobernante.
El registrador de la propiedad, Rajoy, perdió rumbo al vestirse de líder y consiguió que la travesía marease a todo el pasaje. Quiso hacer bueno aquello de que “un gallego, a mitad de escalera, nunca se sabe si sube o baja”. Con su proverbial ambigüedad casi consiguió descalabrar a su propio partido y a España. Y eso que contó con la formidable ayuda del Rey Felipe VI (que por entonces asumía valiente y escrupulosamente el papel de Jefe del Estado Español).
Desde esos mimbres afrontamos los electores españoles más en horas que en días votar en unas elecciones locales y autonómicas.
Hay un nuevo líder nacional en el PP. Afortunadamente para mí no se presenta a estas elecciones lo que me permite posponer mi profunda duda. El otro líder nacional que no comparece ahora (y ojalá fuera nunca) representa precisamente lo que yo puedo reprobar, lo que permite dar descanso a mi hígado.
En mi pueblo, desconozco absolutamente candidatos y propuestas: entonces debería honradamente abstenerme.
En mi comunidad autónoma se presenta Isabel Diaz Ayuso. Estoy convencido de que tiene todas las condiciones que yo pido en un líder político. Además su visión de la vida en cuestiones esenciales es parecida a la mía: votaré.
Sea como sea os deseo a todos un imposible: disfrutad la “fiesta de la democracia”.
24 de mayo de 2023
CM
DIOS EN EL CORAZÓN
AMOR |
Unos albergan al demonio en su corazón. Algunos nacieron así. Los más lo hicieron a golpe de esfuerzo y tesón o empujados por sus vivencias incontroladas.
Este demonio del que hablo es el más MALVADO, el más dañino.
En él vive el odio, el rencor, la envidia, la falsedad, el abuso, la destrucción, la traición, …
Otros tienen a Dios en el corazón. También entre estos los hay que fueron alumbrados así por sus madres. Y los hay que, perseverando en su esfuerzo personal o apoyándose en sus experiencias, lo consiguieron.
El Dios al que me refiero es del Hijo, el Cristo.
Éste Dios es AMOR. Bajo esa techumbre anidan la bondad, la comprensión, el perdón, la caridad, el compromiso, la fidelidad, la lealtad, …
Hay personas raras que son modelos puros de uno u otro extremo. Unas y otras irradian, contaminan irremediablemente a su entorno, desde el más próximo hasta el más lejano.
Hay incluso quienes tienen su corazón vacío, en el que no paran ni Dios ni el Diablo. Ni sienten ni padecen. Insensibles, “sin corazón”.
Los más damos cabida en nuestro corazón al Diablo y a Dios, a ambos. Y nos esforzamos porque sea uno u otro el huésped preferido. Importa el esfuerzo que en ello pongamos.
En mi personal experiencia sucede que todos los que conozco directamente, en mi entorno más íntimo, familia, amigos, tienen sustancialmente a Dios en el corazón. Y luchan (luchamos) por ello. Incluso entre quienes hemos conocido y tratado directamente en el ejercicio de nuestra profesión, compañeros de trabajo, clientes y proveedores, alumnos, pacientes, resulta abrumador el número de los que están más poseídos por Dios en su corazón..
Ocurre curiosamente que entre los que no conocemos directamente, o están equilibrados los dos extremos, o incluso, predominan los corazones más ocupados por el Demonio. ¿Existirá alguna explicación lógica para semejante incongruencia aparente?
Podríamos pensar que es un extraño y fortuito privilegio estar rodeados en nuestra proximidad por buenas personas.
O que abundan las malas personas entre las que sólo conocemos a través de terceros (medios de comunicación mediante).
O que nosotros mismos somos tan “buena gente” que contagiamos a nuestro entorno más próximo.
O que vivimos en una burbuja de bondad aislada en un mundo perverso.
Apostaría a que, cuando existe posibilidad de conocer a fondo a una persona, lo más probable es que tenga un corazón habitado principalmente por Dios. Pero, ¿en cuantas oportunidades podemos conocer a los demás con cierta profundidad? Creo que son ínfimas.
Hasta no hace mucho nuestros mundos conocidos eran muy pequeños, el pueblo, el barrio. Los inmensos mundos desconocidos nos resultaban extraños, lejanos, exóticos, incomprensibles o, más bien, ignorados. Teníamos ocasión de conocer bastante de nuestro entorno. Podíamos apreciar la presencia de Dios en la mayor parte de nuestros vecinos y nuestra forma de vida nos ofrecía el tiempo necesario para conocer bien a nuestros próximos, abuelos, padres, hijos. También ocurría que las constantes transformaciones de nuestros mundos tenían una velocidad que los hacía comprensibles. Tampoco existían tantas diferencias inexplicables entre nuestros abuelos y nosotros.
Pero la velocidad de los cambios se aceleró de tal forma que muchos se convirtieron en incomprensibles y la revolución tecnológica redimensionó nuestros mundos de manera brutal: la globalización. De forma que la inmensa mayor parte de nuestros mundos se convirtió en absolutamente desconocida y, en gran medida oscura. Yo desde luego no me reconozco la menor posibilidad de profundizar nada en el corazón de un individuo rural australiano del que seguro que consumo el producto de su trabajo. Desde luego no tengo la menor idea de quién anida en su corazón, ¿es un santo barón o una perversa alimaña?
Por los resultados, podríamos deducir que las clases dirigentes estarían repletas de gentes abominables, muy penetradas por el Diablo. Explicaría tantas guerras feroces, atrocidades inmensas.
Si fuera así, ¿cómo consiguieron los más malvados alcanzar el poder sobre los demás? ¿Gracias justamente a su maldad? ¿Facilitan las artes del Diablo alcanzar el dominio sobre los demás? ¿Y quedarían las artes de Dios relegadas a curar las heridas feroces del Diablo? ¿A dar de comer al hambriento, beber al sediento, alojar al sin techo, arropar al desnudo, consolar al herido, animar al triste, proteger al mancillado?
¿Por qué no pueden tomar el poder sobre los demás aquellos cuyos corazones están más habitados por Dios? No encuentro razón aparente para que tal no ocurra. Quiero creer que es una Revolución Posible. ¡Hagámosla!
Malo y lelo |
Aún queda un ingrediente clave en el guiso de la convivencia humana. Es la existencia de bobos, tontos, imbéciles de remate. Creo que no haya ser humano más peligroso que el que, acogiendo al Demonio en su corazón, es, además, un perfecto idiota. Imposible predecirlo: por su maldad y por su estulticia. Resulta en estos casos prácticamente inevitable que se autovaloren como seres superiores y llamados a organizar la vida de los demás. Malvado+Necio = Destructivo. Porque del malvado inteligente se puede establecer una estrategia de defensa. Del necio, no, es impredecible.
En mucho menor grado de peligrosidad que el malvado tonto, existe también el bondadoso lerdo. Nunca es su intención causar daño pero lo hace con frecuencia por causa de su estupidez.
Sumados unos y otros (malvados y bondadosos) pero todos imbéciles, la cantidad es enorme y enormemente peligrosa si disponen de algún poder sobre los demás. Hoy día ocurre con gran frecuencia entre los profesionales de la política (también en otras muchas cofradías). Pueden hacerlas “pardas”, y lo hacen.
Debiera ocurrir que en los sistemas de gobernanza democrática, el voto popular evitase que malvados y tontos tuviesen poder. No es así. No cabe otra explicación que entre la masa de electores la cantidad de malvados (y también bondadosos) que, además, son bobos es enorme.
Hasta hoy no se ha inventado algo que permita detectarlos y ajustar el valor de su voluntad y, por ende, de su voto. Y, lo más sorprendente, aún en el caso de estar perfectamente identificados por sus anteriores obras, existe una importante población que les vuelve a apoyar. ¡Fantástico!
Para quienes pretendemos que sea Dios quien mayor espacio ocupe en nuestros corazones:
¡ayudemos a librarnos del Diablo!,
¡ayudemos a librarnos de la insensatez!
Mayo de 2023
CM