BEATONES, TALIBANES, …FANÁTICOS

 

Evolución paro juvenil y Deuda/PIB:

 

Apenas finalizando el recuento de votos de las elecciones municipales y autonómicas del 15-5-23, estamos ya convocados a elecciones generales el próximo 23-7-23.

 

¡Qué dispendio, qué despilfarro en esta España de un 8% de pobres! ¡En la España del 30% de paro juvenil! ¡En la España que en que debemos 1.895 miles de millones con una producción anual que sólo alcanza 1.570 miles de millones (debemos 1.646€/habitante y año)!. Absurdo, irresponsable, estúpido, inaceptable aunque “absolutamente NECESARIO”!

 

¡Claro que lo juicioso, lo responsable, hubiera sido que los tres niveles de elecciones se hubieran convocado para la misma jornada!

Pero lo juicioso y responsable hace tiempo que se encuentra ausente del proceder de algunos de nuestros máximos responsables políticos. 

 

Puestos a disparates, nuestro Presidente del Gobierno ha fijado la convocatoria de elecciones generales en mitad de la canícula veraniega. Y en el domingo correspondiente al “puente de Santiago”. Tradicionalmente uno de los domingos en que  mayor número de personas están fuera del lugar de su residencia habitual. ¿Por qué?

Con toda sinceridad, no creo que el Presidente haya pretendido fastidiar a los electores. Tampoco porque haya querido complicarle la vida al presidente de Correos Juan Manuel Serrano, hombre de su confianza. Creo que, una vez más el motivo esté en los “intereses personalísimos del Presidente”, ausente desde luego de la menor empatía o respeto por los ciudadanos. Estamos abocados por tanto a poner a prueba la solvencia de Correos para atender adecuadamente la avalancha de trabajo.

 

Dije arriba que, a pesar de todos los pesares, la convocatoria de elecciones generales es absolutamente necesaria. Porque como consecuencia del resultado de las municipales y autonómicas, nuestro Presidente es un “pato cojo”, en terminología política norteamericana, es decir, ha quedado mermada su autoridad al punto que no está en condiciones de seguir gobernando.

 

En la primera comparecencia del Presidente tras “su” formidable batacazo en las urnas: debería esperarse desde una digna renuncia hasta un reconocimiento personal de la derrota y una solicitud de perdón a cuantos seguidores ha dejado alicaídos y, muchos además, sin trabajo. Pero este presidente no. Ni una disculpa. Muy al contrario rezuma soberbia, declarando de que lo realmente importante lo ha hecho muy bien(?). Sin embargo, la friolera de diez millones de electores le han (hemos) hurtado el voto al partido tras el que aún se ampara. Si alguna vez fue socialista (socialdemócrata europeo), cosa que no creo, desde luego no lo ha sido en su gobierno comunista apoyado en antiguos criminales terroristas y delincuentes separatistas. En un diáfano ejercicio de cesarismo autoritario. Ha hecho lo posible por dinamitar al PSOE y a la misma España. ¿Su justificación?: imposible de determinar en mentes sanas.

 

Bien, pues a este toro mansurrón y peligroso el puyazo recibido en las municipales y autonómicas  no le ha mejorado, seguramente porque no lo sufre como suyo. Al revés, ha tenido ante los suyos una comparecencia orgullosa y ensoberbecida: todos, menos él, somos responsables del desaguisado: electores errados, medios de comunicación, empresarios, hipopótamos y geranios. Presenta su campaña electoral a cara de perro: dice que “somos trumpistas”(de Trump) dispuestos a asaltar el Parlamento y encarcelarle a él, que somos la peligrosísima derecha extrema o extrema derecha, reaccionarios furibundos opuestos a cualquier cambio de progreso. En fin, que nos tienen que exterminar políticamente (o no sólo) a quienes disentimos de su gobernar traicionero. Sus parlamentarios y senadores aplaudieron fervorosos tanto dislate (o tan sólo defienden su modus vivendi) y no fueron para defender ni siquiera al partido bajo el que se acogen. Lamentable, muy lamentable.

 

Conozco y tengo buenos y muy respetables amigos que “se sienten de izquierdas”. Algunos por sesudas y reflexionadas razones. Bastantes por oposición a “las derechas” que no tanto se sustenta en un rosario de reflexiones cuanto en sentimientos profundos. De estos, muchos nacidos en viejas desgracias y afrentas familiares; algunas terriblemente crueles. Pero otros por “beatería o talibanía”.

 

La “beatería o talibanía” no atiende a razones. Existen indistintamente entre gentes de “derechas” y gentes de “izquierdas”. Tampoco se ciñen en exclusiva al mundo de las ideas o preferencias políticas. Muy al contrario, proliferan y son muy evidentes, por ejemplo, en los deportes de masas. Es intransigencia, integrismo, obcecación, devotos de una idea o de una agrupación que no se rige por las reglas de la razón sino por las de los sentimientos o emociones. Sea donde sea que se manifiesten pueden ser muy dañinas porque escapan del raciocinio y pueden fácilmente adoptar actitudes agresivas. Si, además, se dan fuera del campo del respeto y la buena educación (lo que es frecuente), se tornan en peligrosísimos explosivos capaces de estallar en cualquier momento y circunstancia.

 

Por todo ello estimo totalmente inaceptable que los líderes fomenten entre sus seguidores o subordinados modos y maneras talibanes o beatonas estimulando el odio, incluso la violencia física frente a los demás. 

 

La actitud del Presidente (líder máximo de un grupo pero con la obligación de representar a todos los grupos) es inexcusable. Es por eso por lo que digo que la convocatoria de elecciones generales era necesaria y urgente. No merecemos dirigentes de esta calaña ni tampoco nos los podemos permitir. Hay que apartarle con las urnas rotundamente.

 

Muy por contrario, he visto ésta mañana entrevistar en televisión  (AR en Telecinco) al jefe de la actual oposición, señor Feijóo. Comedido, rotundo, sensato, convencido de su verdad, respetuoso, preparado, sólido, con la dosis de humildad requerida. Hubo un momento que creí, soñé ver y escuchar al Presidente del Gobierno español. Es la primera vez que le oigo manifestar sus puntos de vista fuera de flases mitineros. Me ha tranquilizado grandemente porque sí he encontrado en él a una persona cabal que pueda timonear nuestra preciosa nación española. 

 

Para mí, la opción está clara, clarísima. Ojalá no me equivoque y podamos celebrar que elegimos a éste político acertadamente.

 

 

1-6-23

 

 

 

CM