INFAMIA INSTITUCIONAL
PRINCESA LEONOR |
El 31 de octubre de 2.023 se celebra en la España democrática un histórico acto institucional pleno de significado en la titulación de nuestro régimen político, Monarquía Parlamentaria, conforme recoge nuestra Constitución, vértice de nuestro sistema jurídico, de nuestro Estado de Derecho: la Princesa Leonor jura (acata) ante las Cortes Españolas la Constitución, toma el compromiso de defenderla y jura su lealtad al Rey.
La gran relevancia del acto viene dada por el sentido de sometimiento a la Constitución que fue aprobada por las Cortes y ratificada por el pueblo español por parte de quien heredará ser la jefa del Estado, la Reina de España. Doña Leonor, mediante su jura ante las Cortes, se somete a la misma Ley que el resto de los españoles, lo que significa el Imperio de la Ley.
Don Juan Carlos I fue pieza clave, imprescindible y activa en la implantación de la Democracia en España mediante su renuncia a las atribuciones y prerrogativas que poseía como Jefe del Estado predemocrático. Fue alentador y propulsor protagonista de la reconciliación entre españoles y su materialización en la Constitución de 1.978. Fue el primer Jefe del Estado Español que juró la Constitución ante las Cortes Democráticas.
Ninguno de los que detentan hoy una representación del Estado lo serían si el Rey Juan Carlos I no hubiese propulsado la Constitución que a todos y cada uno de ellos justifica en sus cargos: el actual Jefe del Estado, Rey Felipe VI, el Presidente del Gobierno, la Presidenta de las Cortes, el presidente del Senado, el Presidente del Tribunal Constitucional, el Presidente del Poder Judicial, todos los parlamentarios y senadores y todos los Presidentes Autonómicos. Es decir, toda la estructura dirigente de nuestra Monarquía Parlamentaria lo es en esencial medida por la inicial voluntad y acción del Rey Juan Carlos I. Que está vivo y en pleno uso de todos sus derechos civiles.
Que los Reyes don Juan Carlos I de Borbón y su esposa, doña Sofía de Grecia, no se encuentren (y en lugar preferente) entre los asistentes al acto es una ignominia, es un deshonor y una vergüenza nacional para todos los españoles. No existe razón ni justificación para su ausencia. Y al juramento de doña Leonor, Princesa de Asturias, le faltará la crucial presencia de su justificación hereditaria.
Los pueblos desagradecidos, los que ignoran su propia Historia, están condenados al desprecio por su bajeza y a la evaporación de su futuro por la ignorancia o menosprecio de su pasado.
Yo no me titulo monárquico. Pero muy por encima de mi posición política personal está mi sentido de respeto y amor a mi Patria y a sus Instituciones en un Régimen de Libertad Democrática.
¡Viva la Constitución, viva la Princesa Leonor, Viva el Rey Felipe VI, viva el Rey Juan Carlos I y viva España!
31-10-1923
CM
No hay comentarios:
Publicar un comentario