sábado, 16 de marzo de 2013

MI CÁNCER Y MIS GENTES

 MI CÁNCER Y MIS GENTES

Todo empezó por una hemorragia rectal. No me preocupó en demasía porque los resultados de la colonoscopia de apenas diez meses antes nada malo indicaban. Pero acudí al sabio cirujano que tanto influyó en salvarme la vida hace menos de un año. La nueva colonoscopia fue fatal y determinante: un tumor de tres centímetros y muy mal aspecto exigía pronta cirugía. Preparativos inmediatos y ..., operación: hemicolectomia izquierda. O sea, corte de cuarenta centímetros de tubo de la bajante y empalme con el recto.



La intervención creo que fue bien. Del quirófano a la UCI, experiencia que a nadie recomiendo porque hay allí una concentración de dolor, gente maltrecha, frío y sórdido ambiente que desanima a un cuerpo herido y atribulado hasta decir basta. Tan sólo el efímero pero vital alivio de ver y tocar a mi queridísima mujer y a mi amado hijo. Sus caras relajadas y desbordadas de amor me llevaron el sosiego que yo no encontraba. Noche eterna entre malas ensoñaciones y malestares.



Que te regresen a planta es como el inicio de vuelta al hogar: ¡allí estaban los míos recibiéndome como a un héroe! La delicada salud de Mily hizo recaer en Carlos la dura parte nocturna del acompañamiento. Ambos han sido los arbotantes de mi recuperación. Mi nuera María, a su vez, me apoyó animando eficazmente a su marido. Mi queridísima nieta me enviaba consejos telefónicos para que, si la pupa de la tripa era grande, me pusieran dos tiritas. Me regaló un precioso muñeco confeccionado por ella. ¡Ay mi nena!



Aparecieron mis hermanos, de nuevo como una piña, transmitiéndome su fuerza y su ánimo. Quique desde Sevilla y Bea desde Alicante viajaron para darme su abrazo y su sostén. Fátima se volvió a convertir en la jefa amorosa de la logística hospitalaria y arrastró con ella a su tribu encantadora. Mi querida Paloma, con los suyos, estuvo siempre a pie de cañón y asumieron la logística de desplazamiento, todo dulzura y eficacia. Y Mari seguía atentamente día a día mi evolución desde su lejanía coruñesa.



En mi hijo he descubierto (sí, descubierto tras más de cuarenta años) una solidez, una fuerza espiritual y una claridad y determinación que han sido claves para el inicio de mi recuperación. En buena parte debo a su tesón el haber comenzado a dormir más de cuatro horas diarias a las que vivía condenado desde el inhumano zarpazo sentimental que sufrí hace meses.



Con un bello ficus bonsai lleno de simbolismo para mí me llegó el ánimo de mi leal y querida Gemma. De mis queridísimos amigos Antonio, Andrés, Miguel Ángel, Mauricio, Ignacio, Gonzalo, Federico, Carlos, Jesús, recibí esos abrazos entrañables y reparadores. De tantos y tantos otros su constante atención y preocupación permanente.



Mi cuñada Amparo nos ofreció un soporte completo de logística siempre con la sonrisa en la boca. Mily no hubiera podido soportarlo sin su crucial ayuda. Y Carmen, la menor de las hermanas, se volcó en darnos cobertura una vez de regreso a casa con total entusiasmo y resolución. Ambas han sido un soporte fundamental y muy reconfortante.



Ahora espera una lenta y larga recuperación. Es cosa de paciencia. Sobre todo para mi amor que tiene que soportar todas mis miserias, mis histerias y tropezones. Seguiremos juntos, hombro con hombro, como siempre, hasta remontar totalmente esta dura experiencia.



El cáncer estaba muy localizado y se quedo en el tubo que cortaron. En el jardín de casa se asoma ya la primavera con una explosión esplendorosa de las celindas. ¡Vamos a vivir la primavera!

viernes, 18 de mayo de 2012

NUESTROS JOVENES NOS LLEVAN A LA CIMA (si nos dejamos)

     Estoy impresionado por la preparación y determinación de muchos de nuestros jóvenes. Tienen conocimientos, adiestramiento, espíritu e ilusión de llegar a la cima. Me impresionan y me emocionan. Me impresionan porque luchan como titanes cuando estamos metidos de lleno en una tormenta atroz. Y me emocionan porque son derribados y se vuelven a levantar sin entretenerse en quejarse. 
     Aquí me centraré en tres experiencias personales muy próximas: mis propios hijos, el personal sanitario que me atendió y con el que conviví dos semanas y el personal gestor de la oficina bancaria donde está mi ahorro. 
      Por razones totalmente distintas mis dos hijos decidieron hace pocos años emprender la escalada por sí mismos. En actividades que únicamente se asemejan en que a ambos les apasionan. Cada uno por su lado invirtieron sus ahorros (obtenidos en sus primeros años de trabajar por cuenta ajena) en formarse sólidamente en las especialidades de sus sueños.  
     Mi hija se ha convertido en una coach de reconocido prestigio: especializada en analizar los procesos de relaciones humanas y de trabajo entre los grupos profesionales, identificar fallos y puntos de mejora y proporcionar las herramientas más adecuadas para corregirlos y alcanzarlos.  
     Mi hijo hizo de su natural vocación a viajar un proyecto empresarial: la preparación rigurosa y al detalle de viajes adaptados a las necesidades y gustos de cada sujeto dentro del ámbito europeo.  
     Una de las partes mas gélidas de la dificultad que encuentra mi hija en la ascensión proviene de quienes, ya instalados en cotas de comodidad, exigen peaje por el paso. O, incluso, torpedean el paso: "tengo relaciones, detecto necesidades en mis contactos que solo tu puedes atender; si te interesa, me pagas una comisión (¿portazgo?), o, mejor aún, me facturas a mí el servicio que ya sabré yo como tengo que cobrar a mi cliente (el que necesita lo que yo no se darle y tu sí)". Se trata de gentes que ya tienen jalonada la ruta, que no desean compartir, aunque te necesiten, y que, además de nutrirse de tu trabajo, procuran que no alcances la plataforma confortable en que ellos ya están afincados.  
     Mi hijo lucha en la soledad del paraíso natural donde vive porque su hora de trabajo intelectual y creativo no tenga mucha peor remuneración que la de un auxiliar de peón agrícola. Como su único vehículo se llama Internet, tiene que luchar contra la conciencia colectiva de que el tal vehículo es gratis total para cualquiera que lo quiera usar y contra las limitaciones técnicas de un país muy atrasado en sus comunicaciones. 
      Ambos son prototipos de los emprendedores españoles: lo primero (o lo único,en ocasiones), pagar impuestos. ¡O subes sin cuerdas, o te las fabricas tú; y no pises fuera del terreno marcado (frecuentemente por ignorantes inútiles) porque te arreo un multazo de no te menees! ¡Hay que ascender, a pesar de la casta política y de papá estado! 
      Los dos apuestan por la colaboración convencidos de que pueden aportar valor y que, unido a los valores de otros, se multiplican exponencialmente. Y en ese convencimiento van encontrando a otros jóvenes heroicos dispuestos a esforzarse, sufrir y ejercer la solidaridad (ejercer y no decir). 
     En dos semanas de hospitalización recibí lecciones constantes de los jóvenes equipos de sanitarios. Entregados absolutamente a una causa imposible si no media la vocación solidaria. Porque están en trato constante con la enfermedad, el deterioro y el dolor. Han sabido hacer de un medio tan hostil el marco de desarrollo natural de su trabajo. Combinando milagrosamente el apego al enfermo con la distancia que les exige su penosísimo trabajo. Todo un recital de trabajo en equipo, disciplinado, coordinado y complementario y, ante el penalti, ¡todos porteros!.
     Y, en particular dos muy jóvenes enfermeras, verdaderos prodigios en su profesión. La una, con unos conocimientos generales de medicina (anatomía, etiología, diagnóstico, tratamiento…) que desearíamos para todos nuestros médicos. Es líder natural y ejerce y se le reconoce en su grupo la autoridad merecida. Luego, ese trato afectuoso y contenido con el paciente. 
     La otra: “va a tener usted dificultades para encontrarme la vena donde situar la vía porque tengo los vasos sanguíneos ocultos y disimulados y sé que dan problemas”; “mucho mejor, cuanto más difícil, más me gusta”. ¡Y qué habilidad realizando su trabajo! Sugiriendo al médico prudentemente su oportuno punto de vista. Eficaz y sobria en su hacer desenvuelto.  
Finalmente y por suerte he tenido que ir a mi oficina bancaria. Porque es una verdadera fortuna asistir a un espectáculo laboral de lujo ofrecido por jóvenes profesionales. Mantengo la cuenta allí desde que hace mas de treinta años inauguraron la oficina. Y la mantengo a pesar de la falta de coincidencia geográfica actual porque a lo largo de tantos años recibí profesional y personalmente el más eficaz y atento servicio.  
Hoy, y ya desde hace algunos años (porque afortunadamente se les pasó a los bancos aquella moda de la rotación per sé), esa oficina esta bendecida por tener al frente a dos jóvenes directoras (particulares y empresas) del mejor nivel profesional y personal. Batallan cada caso como si para sí mismas o para sus padres se tratase. Están en el ojo de un huracán del sector financiero que se está llevando por delante mucha ineficiencia y mucha golfería. Viendo actuar a éstas profesionales se explica por qué se puede llegar a avanzar con ritmo y eficacia en mitad de la tremenda tempestad que a tantos esta dejando en el fondo de las simas. 
Ambas están sufriendo un estrés que estimo innecesario porque quema estúpidamente la salud de las personas. Y, en éstas personas, tiene ese banco una parte de lo mejor de sus recursos. ¡Las pruebas llamadas de estrés (ahora ya sabemos que simple humo) eran para las empresas, no para los trabajadores! Mi admiración para quienes, en plena ventisca, se sobreponen ante el cliente y le proporcionan la confianza que las torpes y frecuentemente inútiles instituciones son incapaces de proporcionar cuando los tiempos son duros y las incertidumbres grandes. 
 He escogido tres casos ejemplarizantes. Yo mismo conozco muchos otros. Estas verdades no están en las pantallas de televisión cuando recogen reiteradamente las escenas en la Puerta del Sol entorno a San Isidro o en la plaza de Canaletas cuando “festejan” al Barça. Pero seguro que el paciente lector tendrá otras cuantas docenas de casos tan encomiables como los descritos. 
 Los jóvenes nos pueden y nos van a sacar de ésta. Y nos llevarán hasta la cumbre. ¡Sin duda! Pero, ¡cuidadín!, no con toda la impedimenta que arrastramos: apartamento en la playa, segundo y tercer coche, tele de 50 pulgadas, teléfonos “inteligentes” hasta para los bebés, plays hasta para los abuelos, … y tantas y tantas barbaridades en que nos hemos embarcado. A la cumbre de los ocho mil sí, ¡pero ligeros de equipaje!

martes, 15 de mayo de 2012

HOMENAJE (contenido) a SAN ISIDRO LABRADOR

Sirva esta breve nota para rememorar y valorar las cualidades del Santo Patrono de Madrid y de los agricultores: su devoción, su desprendimiento y caridad, su bondad y su humildad.

Pero también alertar sobre el peligro grave de dejar que sean los ángeles quienes hagan el trabajo. Porque, ¿qué pasa si los ángeles se duermen o no acuden al tajo? A DIOS ROGANDO, PERO CON EL MAZO DANDO.
Lástima que entre sus mejores virtudes no conste la de trabajador infatigable. Porque, en éstos momento, nos vendría de perilla.

San Isidro, (1080 - 1130), huérfano muy joven, trabajó como pocero hasta que finalmente se empleó como labrador (una mejora laboral).
En 1110, Isidro se trasladó a Torrelaguna, donde continuó dedicado al trabajo y a la oración. Contrajo matrimonio con María, natural de Uceda, propietaria de algunas tierras que se dedicaron a labrar (una mejora social; pasa a ser autónomo).
Isidro y María eran piadosos, devotos y laboriosos. Dios los benefició con su ayuda innumerables veces: salvó milagrosamente a su hijo único que había caído en un profundo pozo; o permitió a María librarse de los infundios de infidelidad que contra ella lanzaban las gentes; o dos ángeles ayudaban a Isidro a arar más rápido tras haberse detenido éste anteriormente a rezar en todas las parroquias por las que pasaba de camino al trabajo (no tenía que fichar).
En 1119, Isidro volvió de nuevo a Madrid, y entró a trabajar como jornalero agricultor (tira la toalla como autónomo y vuelta a emplearse por cuenta ajena). Vivió junto a la iglesia de san Andrés, donde oía la misa del alba todas las mañanas. Daba cuanto tenía a los menesterosos.
El matrimonio decidió separarse “para llevar una vida de santidad” (motivo imaginativo donde los haya); marchó Isidro a Madrid, mientras María quedaba en Caraquiz.
A Isidro, como pobre de solemnidad que era, se le enterró en el cementerio de la parroquia de san Andrés, en una tosca caja de madera. Al cabo de cuarenta años, se exhumó el cuerpo y se le dio sepultura en el interior del templo. Se vio entonces que todavía se conservaba entero y de color tan natural como si estuviera vivo.
El 19 de junio de 1622, Isidro fue canonizado por el papa Gregorio XV, junto a santa Teresa, san Ignacio de Loyola, san Francisco Javier y san Felipe Neri (un grupo de primera). 
En 1657 se comenzó a levantar la capilla de san Isidro -primer ejemplo del barroco madrileño-, aneja a la iglesia de san Andrés. 
El 4 de febrero de 1789, Carlos III ordenó que la urna fuera instalada en el antiguo Colegio Imperial, que pasó a llamarse entonces Iglesia Real de San Isidro, y que luego sería la catedral de Madrid.











domingo, 6 de mayo de 2012

A LAS MADRES ESPAÑOLAS


El ambiente comercial del día (“día de la madre”) me empuja a una pequeña reflexión sobre las madres españolas.
En muy poco tiempo, ha variado brutalmente el papel de la mujer en la sociedad española. Y, en particular, ha cambiado radicalmente su participación en el mundo laboral. Unos pocos datos:
Evolución de la Tasa de Actividad Femenina en España:
           Año           Tasa           U.E.
          1980           28%
          1992           33%           41%
          2000           40%          46,5%
          2012           53,3%

¡En poco más de 30 años la tasa ha pasado del 28 a más del 53 por ciento (casi el doble)! La convergencia con Europa, aun siendo muy importante, aún tiene un camino por recorrer.
Y si comparamos la Tasa de Actividad Femenina con la Masculina (en 2012: 53,3% versus 66,9% la masculina), es aún más contundente que resta mucho camino por andar en la incorporación de la mujer española al mundo laboral.
¿Cómo ha sido capaz la mujer de compatibilizar esa brutal transformación con la maternidad? Dos son las respuestas clave a mi parecer:
      mediante heroicidades épicas personales y
      disminuyendo dramáticamente la tasa de maternidad.
Nuestra sociedad les ha propuesto primero y exigido después a nuestras mujeres un cambio radical de papel: de ama de casa, a trabajadora laboral (sustancialmente por cuenta ajena).
El oficio principal del ama de casa es, en primer lugar, atender a la familia y criar a los hijos, e inmediatamente después, responsabilizarse de toda la llevanza del hogar (compra, cocina, limpieza …), con disponibilidad a tiempo total.
Una muy querida persona, arquetipo de la mujer trabajadora de gran éxito al tiempo que madre ejemplar, me comentaba alarmada que, a lo largo de quince años de ayudarse de sucesivas mucamas para atender a sus hijos, ¡había tenido a alguna a la que ni siquiera había podido conocer personalmente! Terrible, ¿eh?
Más siendo tremendo el problema y los dramas individuales de tantas madres, la cuestión afecta a nuestra sociedad en conjunto. España tiene una Tasa de Maternidad de 1,38: ¡cabalgamos hacia el suicidio demográfico! Ya somos una sociedad envejecida. Pero, si no somos capaces de ponerle remedio, no nos espera otra cosa que la decrepitud.
¿Qué hemos hecho como sociedad para conciliar la incorporación de la mujer al trabajo y su maternidad?: ¡prácticamente nada! Hemos dejado en manos de cada heroína y de sus apoyos familiares la solución del problema. En el mejor de los casos, deseándoles suerte. En los más, ignorando la cuestión como si con nosotros (grupo social) no fuera.
Recuerdo que, en mi empresa, hace más de veinte años me indignaba que, existiendo una fuerte sensibilidad colectiva (por ejemplo) por disponer de un espacio de comedor social en la sede de la empresa, no se percibiese interés alguno por plantear espacios y servicios de guardería infantil. ¡Pero si más del 80% de la plantilla estaba en edad reproductora! Ausencia de sensibilidad social.
Países como Francia emprendieron hace años políticas decididas de apoyo a la familia y a la maternidad. Ya están cosechando sus frutos. ¿Somos más pardillos nosotros?
Aporto aquí mi denuncia y mi aguijón con la ilusión de que en algo contribuya.
Y, ahora, mi mayor reconocimiento y sentir para mi madre y para la madre de mis hijos.

domingo, 22 de abril de 2012

CASI ME MUERO

 
CASI ME MUERO
(del 4 al 17 de abril de 2012)


LA CRISIS:
El Sábado Santo acudió a verme el sabio cirujano Rodríguez Peña. Fue urgido de emergencia por el equipo médico del hospital, alarmado por la crisis pavorosa que sufrí el día anterior. Previamente habían movilizado lo necesario para que se abriera el servicio de escáner a más de medicamentarme a tope.
El sabio cirujano me planteó: “está usted grave; pero a la vista de todos los informes y pruebas que se le han practicado no sé que tiene; sólo le puedo ofrecer abrirle y ver qué nos encontramos; le operaría mañana mismo”. Imposible que yo pudiera vivir en las condiciones en que me encontraba. No había alternativa. No lo dudé un instante. El domingo (¡de Resurrección!), en catorce horas, a la sala de despiece. Me angustiaban las catorce horas, no el quirófano.
Lo que encontraron al abrir era un desastre: peritonitis, necrosis de apéndice, inicio de gangrena, intestino delgado infectado y purulento, tripas retorcidas en amasijo deforme, …

DE PASIÓN:
Tras valorar diversas opciones, había optado por la menos atractiva: vivir los días más santos de la semana desde un hospital. Y dolorido. Y también preocupado. Dejamos mi Asturias y mi familia asturiana. Conduje como pude hasta Madrid y en la tarde del Miércoles Santo quedé ingresado en un centro médico (con la ilusión entonces de salir el próximo Lunes de Pascua).
Parece que una gran parte de los enfermos hospitalarios también se habían ido de vacaciones: creo que solo quedábamos los aquejados de más penoso dolor y los más cobardes.
Nunca imaginé una Semana Santa ni medio parecida. Quizás me encontraba en un veterano y cuidado hotel que perdió su gancho vacacional. Agradecí el silencio, muy de días de pasión. Y, sobre todo, relajé mi desazón por el evidente progreso de mi mal, al sentirme bajo el amparo de gentes de la medicina. ¡Y encarando más de cuatro días inhabilísimos.!


MI FAMILIA:
Mily, mi compañera, mi amor, venía viviendo y sufriendo junto a mí el pernicioso proceso durante semanas. Pero nos había estimulado (y confundido) el resultado positivo de una colonoscopia y la excitación de ver a nuestra nietecita. Y habíamos decidido salir hacia Asturias el Viernes de Dolores. Ya en Asturias yo empeoraba casi por momentos.

A partir de decidida la operación en el Domingo de Resurrección mis dos hijos maniobraron lo necesario para aplazar sus obligaciones y compromisos. Carlos viajó con su familia desde Asturias a Madrid ese mismo día. Mily y él no se apartaron de mí cada día durante toda la larga y dura Semana de Pascua (¡ay, aquellos vómitos infernales!). Mónica compartió y sufrió conmigo todas y cada una de las noches horrendas de esa semana (¡ay, sus vivificantes toallitas de colonia sobre mi frente y mi cuello y su dulzura!). Se turnaron en su desgaste y pesadumbre. Habían menguado mis fuerzas y mi ánimo hasta quebrarse. Mi mujer y sus esbardos armaron entorno mío el entramado que los sustituyera, dulcificando mi angustia y dándome el aliento perdido.

Mily aguantó como una campeona hasta el penúltimo día, que cayó fulminada (afortunadamente en el hospital). En cuanto relajó la tensión nerviosa tremenda, se desplomó.

Muchos fueron los factores que me permitieron superar la prueba. Mi mujer y mis dos hijos fueron vitales, convertidos en cimientos de mi debilidad. Su entrega abnegada, su paciencia sin límite, su amor, sostuvieron mi ánimo en los más duros momentos. Aguantaron con infinita templanza y mis hijos dieron ejemplo de un estado de equilibrio envidiable.

Todos y cada uno de mis hermanos volvieron a dar singularísimo ejemplo de su amor fraternal y de su casta tribal. Asumieron impasibles mi ruego de no ser visitado. Se las arreglaron para tejer entre ellos la red de comunicaciones que menos me importunara. Y no aflojaron un instante en enviarme toda su fuerza y ánimo. Y arrastraron con ellos toda la potencia de sus familias entrañables.

La clarividencia y capacidad de gestión de mi hermana Fátima resultó absolutamente providencial para poder afrontar la atroz crisis ya hospitalizado y para establecer lazos de comunicación paralelos que aliviaban mis primeras incertidumbres.

Mi hermano Enrique, tras regresar a Sevilla desde Salamanca, aparcar el coche y dejar a su familia, subió en el primer AVE y apareció en la habitación 307 trayéndome el calor de su contacto cuando el olor del quirófano aún estaba en mi piel. Contravino mi ruego pero me es imposible no perdonarle.

Mi nieta permaneció con su madre toda esa semana en Madrid. Decidí no verla en el hospital. Se me partía el alma cuando no pude darle razón de por qué no podía verme en la única conversación telefónica que por su obstinación irrefrenable mantuvimos. Además de otras, yo no veía razón para dejarle una imagen descompuesta de su abuelo.

DE REGRESO A LA GUARIDA:
La intervención funcionó (Rodriguez Peña es un sabio de la ciencia y del alma).
Luego, les costó más de lo esperado volver a poner en marcha el motor: el destrozo había sido severo y la máquina no es nueva. Pero al tercer intento se logró (¡purrum, pum, pof, ..., pum, pum, pum!). Después quedaba normalizar el resto de funciones afectadas (riñón, hígado, ...).
La aventura tremenda que se inició en el hospital el miércoles cuatro, acabó el martes diecisiete con el alta médica y el regreso a casa.
Aún queda que la función digestiva se vaya regulando. Pero ya en mi guarida.


Casi me muero. Pero no.
Lo contemplo como una nueva oportunidad que me ofrece la maravillosa vida. Intentaré estar a la altura de las circunstancias. Tendré que sujetarme para no dar un arrebatado aplauso al comenzar cada nuevo día.
Estoy viendo las primeras tiernas hojas de la higuera que parecen tiritar ante un vendaval invernal tardío. Pero seguirán creciendo voceando la nueva vida. Procuraré no perder detalle.


De todos cuantos me regaláis con vuestro cariño me he nutrido con vuestra energía, vuestro calor y vuestro amor. Han sido cruciales para superar la dura prueba. Os he percibido en lo mas hondo. Muchas gracias desde el fondo de mi alma. Os quiero de todo corazón. Gracias.

martes, 3 de abril de 2012

PASION, MUERTE Y RESURRECCION


Estamos en plena celebración de la PASION de España. Hace unos cuatro años la iniciábamos con manifiesto desdén. Y en la creencia de que nuestra posición de ventaja relativa en la economía desarrollada nos mantendría al margen de grandes sufrimientos. Creíamos estar en una posición privilegiada que nos permitiría contemplar los dolores de los demás más que padecer en nuestra España los rigores de la manoseada crisis. Es más, ya bien iniciada la PASIÓN, entregamos nuestro gobierno en unas elecciones generales a quienes enfáticamente pregonaban que realmente se trataba de una crisis de la que acaso despreciables salpicaduras podían llegarnos. Nuestro sistema financiero (sector desencadenante de la crisis general) era totalmente sólido y modélico. Y nuestra economía tenía potencia sobrada para afrontar la situación sin problemas. Claro que también nos decían que la magnitud de la crisis general carecía de base real. Y que eran(mos) agoreros y antipatriotas quienes estaban(mos) convencidos de lo contrario.

Nos mintieron. Y les entregamos nuestro gobierno. Cierto que no habíamos podido evaluarles en su capacidad de gestionar crisis financieras en la legislatura anterior. Pero sí habían dado muestras escandalosas en aquel anterior gobierno sobre su incapacidad de gestionar conflictos. Y, sobre todo, habían demostrado ser campeones indiscutibles en la creación de discordias y enfrentamientos. O sea, lo contrario de lo que a un gobernante le debemos exigir. Pero les volvimos a entregar el gobierno. Y, con ello, suscribimos nuestro suicidio colectivo.
No sólo era mentira que nuestro sistema financiero fuera modélico sino, muy al contrario, aún seguimos descubriendo el nivel de "chiringuetismo" bandido de buena parte del mismo.
Instalada y extendida la corrupción por extensas áreas de la actividad pública y privada, habíamos conseguido armar una sociedad inmoral, mentecata, con mala preparación, ineficaz y profundamente desestructurada. A ese empeño resultó capital el desempeño de un gobierno inculto, yermo, incapaz, soberbio, mendaz y mesiánico. Pero ¡fueron nuestros votos los que decidieron sortear la verdad! ¡Fuimos nosotros los primeros responsables! Antes de acudir a las urnas en aquellas aciagas elecciones, las economías domésticas y empresariales más lúcidas ya habían iniciado su ajuste: no gastar más de lo que se puede producir (y vender). Alertas las había ya entonces sobradamente.
La PASIÓN es tiempo de desgarro, sufrimiento, dolor, desmoralización. Como pasaje hacia la MUERTE añade la desesperanza y la desesperación. Cada nuevo paso en su tránsito agrega congoja y tormento. Se camina hacia el final en un avance hondamente penoso y destructivo.


La MUERTE de aquel modelo de vida inmoral que construimos es inevitable. Y deseable. Urge que muera y darle enterramiento. Pero ni es gratis (los efectos traumáticos sobre muchísimos ciudadanos inermes son feroces) ni muchos de los que aún manejan el poder desde la mamandurria, la ausencia de esfuerzo, la opacidad y la delincuencia van a entregar sus privilegios sin ofrecer lucha. Los más porque incluso carecen de alternativa para ganarse la vida honradamente. Pero cuanto más alarguemos la PASIÓN, mayor padecimiento hasta llegar a la MUERTE.
Pero afortunadamente no es la MUERTE el capítulo final. Tras ella nos espera la RESURRECCIÓN. España es un viejo país con su piel horadada por mil batallas y peleas formidables. La situación de nuestra España de hoy es de una debilidad delicada y preocupante. Estado inevitable al que conduce la corrupción moral. Pero contemplando nuestra extensa historia, en otras encrucijadas más difíciles y agoniosas nos hemos encontrado. ¡Y nuestros mayores Resucitaron a la España de su momento! No hay razón ninguna que pueda justificar que si fueron capaces de hacerlo nuestros abuelos y los abuelos de nuestros abuelos no hayamos de ser nosotros capaces. Cuando nuestra horrenda situación, para ellos sería envidiable. Y cuando los medios a nuestro alcance para hacerlo ellos no pudieron ni soñarlos.


La RESURRECCIÓN nos espera. Ya atisbamos el zaguán con su luz cegadora.
Eso sí, no esperemos que nadie venga a hacer nuestro trabajo. El precio es la virtud, el rigor, el esfuerzo y la lealtad.
Por eso, decir Semana Santa es decir Pascua, iluminación de la oscuridad, pasar del dolor al gozo, de la angustia a la esperanza, del vicio a la virtud, de la muerte a la vida.
¡Feliz Semana Santa de 2012!

miércoles, 29 de febrero de 2012

¿PESIMISTA?


Mi amado Mauricio me ha reñido por mis escritos pesimistas (las reprimendas de Mauricio son tan afables y cariñosas como él). Me decía que tiene desbordado su cupo de pesimismo. Que ya no soporta tanto telediario negativo, tanto periódico desesperanzado. Tanto politicastro metemiedos.

Pienso que haber dejado el mundo adulto y caminar decidido hacia la vejez estimula mi melancolía con toda certeza.
Tristeza y melancolía se hayan estrechamente relacionadas aunque no sean la misma cosa: la melancolía lleva aparejada la tristeza y la persistencia en la tristeza conduce a la melancolía.

He releído a algunos insignes pensadores para ayudarme en mi meditación. Saco pequeñas pinceladas de sus aportaciones.

Algunos pensamientos sobre el pesimismo:

El pesimista es un optimista bien informado.

El pesimista es un optimista que se cansó de serlo.

Horacio, en sus Odas, incluye este verso: Carpe diem quam minimum credula postero :"Aprovecha el día y no confíes en el mañana". Anima a vivir el momento actual ante la perspectiva de la muerte inminente.


Schopenhauer: como el deseo produce insatisfacción, la vida toda no es sino dolor. Para remediar ese dolor sólo existen remedios efímeros, como la ciencia, la erudición y el arte, pero sólo la superación de la voluntad de vivir conduce al fin del dolor y el descontento.
Hoy todo va mal , y según pasan los días será peor, hasta que venga lo peor de todo.
La vida es tan corta, insegura y fugaz que no vale la pena hacer un gran esfuerzo.
El único error innato que albergamos es el de creer que hemos venido al mundo para ser felices.

Kierkegaard: “Hasta donde alcanza mi recuerdo, mi única alegría consistía en que nadie pudiera descubrir lo desdichado que yo me sentía”.

Bataille: “La impresión que tenía de habitar un mundo en el que yo estaba en la situación de un extranjero”

Una persona pesimista es también depresiva, criticona, disconforme y quejosa. Su filosofía de la vida es negativa, cree que las cosas siempre empeorarán.

Conforme navegaba por tan funestos pensamientos sentía cómo se me encogía el alma. Y ciertamente me reconocía en algunos aspectos. Me quedé horrorizado. ¡Tiene razón Mauricio! Me siento igualmente asfixiado por tanta angustia ambiental. Repaso mis escritos y descubro en muchos de ellos rechazo y amargura. ¡Me riñe con razón!



Acudí rápido a refugiarme en las reflexiones de un pensador optimista:

Bertrand Russell
Bertrand Russell:
“Todo placer que no perjudique a otras personas tiene su valor”
“La felicidad básica depende sobre todo de lo que podríamos llamar un interés amistoso por las personas y las cosas”
“El entusiasmo me parece el rasgo más universal y distintivo de las personas felices”
“Las aficiones muy especializadas son una fuente de felicidad menos satisfactoria que el entusiasmo general por la vida”
“En la buena vida debe existir equilibrio entre las diferentes actividades y ninguna de ellas debe llevarse tan lejos que haga imposible las demás”
“La pérdida de entusiasmo en la sociedad civilizada se debe en gran parte a las restricciones a la libertad”
“El sentirse amado fomenta el entusiasmo más que ninguna otra cosa”
“Una buena vida es aquella inspirada por el amor y guiada por la inteligencia”. 
"Un aspecto en el que es necesario atenerse al justo medio es el equilibrio entre esfuerzo y resignación".

¡Pero si me siento amado! ¡Si tengo la fortuna inmensa de sentir el amor de mi familia y de mis amigos! ¡Si tengo la suerte de seguir caminando en la vida! ¡Si estoy rendidamente enamorado de una mujer que aún no cumple cuatro años que también me ama con pasión! ¿Por qué dejarme arrastrar hasta el pesimismo? ¿Tanto me somete el medio?

No se trata de que no haya razones para el dolor y la preocupación: creo que las hay muy sobradamente. Se trata de con qué actitud encararlas. Gracias a los que me aman estoy en la mejor disposición para afrontar nuestra crisis moral, social y económica desde una perspectiva optimista. Realmente no hay razón alguna que nos impida superarla. Básicamente consiste en ponernos a ello con decisión y seriedad.

Jhon Locke
Aunque la inmensa mayoría de nuestros políticos mundiales (y, desde luego, los locales) sean más un obstáculo que un apoyo. Alguna reflexión realizada en el s. XVII por Jhon Locke creo que tiene una actualidad total: “El gobierno debe ejercitarse con el consentimiento de los gobernados. El hombre o gobierno que ha perdido la confianza de su pueblo carece de derecho para gobernarlo. Nadie tiene derecho a tratar a los seres humanos como meros instrumentos para sus fines”.

Me apunto al optimismo convencido de que sólo desde su trampolín seré capaz de dignificarme humanamente y aportar mi grano de arena a que todos mejoremos. Y evitaré abrumar a mis seres queridos. Gracias Mauricio.