sábado, 10 de junio de 2023

 EL ENEMIGO MÁS PELIGROSO

 

 

 



Creo no tener enemigos personales, al menos declarados ni vislumbrados. Muy al contrario, estoy seguro de ser estimado por más personas de las que seguramente merecería. Aunque es cierto que he procurado siempre tratar a los demás con el mayor respeto y algo debí aprender de mi padre y de mi abuelo. Uno y otro adoptaban frente a los demás una actitud comprensiva. Mi abuelo era incapaz de soportar que en su presencia se criticase a alguien. Siempre imaginaba posibles excusas para actos presuntamente inadecuados. Mi padre participaba de una visión profundamente liberal de la vida en perfecta convivencia con su fuerte carácter.

 

Sea como sea, he tenido la suerte de gozar con los éxitos ajenos y dolerme con sus fracasos. Y, desde luego, he tenido el privilegio de provenir de una espléndida familia, me encontré con una mujer extraordinaria con la que sigo disfrutando nuestra cada vez más reducida vida tras más de cinco decenios compartida. Nuestros hijos, fenomenales, buenas gentes, que continúan la tradición tribal de seguir trayendo a nuestro mundo buenísima gente. En la voluminosa porción de mi vida que ocupó el trabajo he disfrutado de jefes, colaboradores y subordinados extraordinarios que fueron absolutamente claves para que consiguiera alcanzar satisfactorios objetivos profesionales. Es decir, todo y todos me han exigido portarme con los demás de forma creo que más que aceptable. Naturalmente que tendré críticos, como el que más. Más que probablemente con razón. Pero carezco de enemigos conocidos. Con una excepción: yo mismo.

 






Veo con alguna frecuencia jugar-trabajar a un jovencito excepcional, formidable en lo suyo, que es el tenis profesional. Lo que conozco de la vida de éstos profesionales es impresionante porque viven para su oficio con un nivel de esfuerzo y sacrificio sobrehumanos. Llego a conocer a alguno de los que triunfan pero, ¿cómo será el caso de esa inmensa mayoría anónima que no logran destacar lo suficiente?

 

La cuestión es que el joven Carlos Alcaraz ha disputado recientemente la semifinal de Roland Garrós frente al tenista que considero más potente en estos momentos (Djokovic). Pero es tal la pericia de Alcaraz, pese a su juventud, y el ímpetu y pasión que pone en su juego que creí que era perfectamente posible que venciese a su formidable contrincante.

 



El juego se inició conforme a los vaticinios de los más sabios en la materia: Djokovic ganó el primer set del partido con cierta rotundidad. En la pista transmitía mayor solidez y asentamiento que nuestro joven jugador. Pero éste es tan brillante en su forma de hacer que conseguía tantos imposibles. 

 



Iniciado el segundo set del partido, Alcaraz comenzó a comunicar con su actitud general y con la fortaleza y precisión de sus jugadas que se había asentado en la circunstancia del complicado partido y daba claras muestras de que sí se sentía posible ganador. Su actuación fue tremendamente brillante. Y ganó el segundo set dando muestras clarísimas de su progresión y de su convicción. Como no soy en absoluto experto en la materia me ahorraré comentarios sobre la grandeza y valía del juego del uno y del otro. Pero sí percibí con claridad que Alcaraz podía ser el triunfador.

 




Poco después de iniciarse el tercer set, repentinamente, y sin razón aparente, Alcaraz quedó paralizado de una pierna. En pocos minutos quedó claro que se encontraba lesionado, bloqueado, incapaz de seguir jugando competitivamente. Su estimable pundonor le mantuvo en la pista, ya sin opción ninguna de competir. Djokovic (que estuvo preocupado y estimulante con él ante la lesión), arrasó en este final de encuentro frente a un Alcaraz tan evidentemente mermado que conmovía.

 



¿Qué ocurrió, que falló inesperadamente? Las revisiones físicas del fisioterapeuta y del médico de Alcaraz concluyeron que no detectaban problemas físicos, al punto que no se opusieron a que continuase, aún tremendamente disminuído.

 

Carlos Alcaraz sucumbió contra sí mismo, contra su más peligroso enemigo. Manifestó más tarde que cayó como consecuencia de la presión a que estuvo sometido anímicamente desde que se presentó la oportunidad de vencer al gran tenista del momento e incluso acceder a ganar el célebre y prestigioso campeonato. Se rompió su cuerpo al no poder soportar la presión de su psiquis. Su perfecta preparación física, su tremendo poder de atleta, cayó fulminado bajo la fuerza de la tensión descontrolada.

 

A quien más temo yo es a mí mismo, a aquella parte de mí donde se fabrica el ánimo o el desánimo, la certidumbre o la desconfianza en las propias capacidades. Ése sí es un enemigo harto peligroso.

 

 

 

10-6-2023

 

 

CM

 

jueves, 8 de junio de 2023

 TE QUIERO

 

 


Conforme a la RAE: 


QUERER significa:

   -Desear o apetecer

  -Amar, tener cariño, voluntad o inclinación a alguien o algo. Es con ésta acepción con la que hago mi comentario.


AMAR significa: 

     -Tener amor a alguien o a algo.


Aquí utilizo “te quiero” como sinónimo de “te amo”, no como expresión de un deseo o apetencia. Cuando el complemento directo del querer se dirige a la segunda persona del singular (tú), la expresión se hace muy íntima, reservada, profunda. Muy distinta profundidad a “os quiero” en que se libera grandemente el recogimiento de la emoción. Aún menos profundidad hay en la expresión “les quiero” donde parece que se difumina toda pasión.

 

Hablo por tanto de la especialísima sensibilidad y hondura que acompaña a “te quiero”. Desde ésta óptica no son muchas las personas que nos han provocado tan intenso e íntimo sentir. Seguro que encabezado inicialmente por nuestros padres. Muy probablemente por nuestros hermanos, nuestros abuelos, … Aquí quizás ya comiencen las indidualizaciones: aquella tía para nosotros especial, aquellos amigos que entraron en el reducidísimo grupo de los “íntimos permanentes”, o de algún amigo “próximo” con quien compartimos alguna vivencia muy especial. 



Pero, sobre todo, un significado único para quienes tuvimos el inmenso privilegio de poder compartir nuestra vida al punto de fundirla en una, con la esposa, el esposo, el compañero, la compañera. Y, después, para quienes gozamos de tan portentosa posibilidad, los hijos, los nietos.

Desde luego que también se produce de forma semejante hacia esas mascotas que “nos llegaron al alma”.

 

Se trata de un afecto portentoso, de pasión profunda. Destacado entre los que nos vitalizan. Tanto que nos produce cierto vértigo hacernos conscientes de él. Quedamos inermes, desnudos, ante semejante emoción, lo que quizás explique la resistencia a evidenciarlo ante nosotros mismos.

 

Mas hoy me planteo no tanto el hecho de sentir “te quiero” sino a lo que según parece resulta una dificultad enorme: verbalizarlo. Puede que nos produzca vergüenza expresarlo. O no es que parezca, sino que efectivamente activa nuestro pudor. ¿Por qué?



Fluyen las dos palabras con mayor facilidad al vivir una pasión desbocada. Tiene más cómoda cabida entre las caricias y abrazos ardientes de una pareja en ciernes. Cuando mengua el ardor su expresión oral se hace más rara o dificultosa. Esto pasa casi desapercibido mientras vivimos.



 Sin embargo, al fallecer, al desaparecer la persona así amada, surge muy comúnmente un doloroso remordimiento: ¿por qué no les manifesté “te quiero” a quienes profesaba tan hondo afecto con más frecuencia, más veces? Que ya no sea posible nos crea desazón y arrepentimiento. Entonces, ¿por qué no lo hacemos en vida con las personas que amamos hondamente? ¿Qué hay que desterrar: vergüenza, temor; a qué y por qué?



 ¡Hagámoslo! Mi hija es un raro ejemplo (al menos con su madre y conmigo) de quien verbaliza usualmente su sentimiento. A mí me suena estupendamente. 

 

 

 

8 de junio de 2023

 

 

CM

 

sábado, 3 de junio de 2023

  

EL CAPITÁN AHAB CONTRA MOBY DICK

 

Yahveh, entonces decide enviar la lluvia después de la fuerte sequía. ​

Elías le expresa al rey un castigo divino que envía la muerte al idólatra

jueves, 1 de junio de 2023

 BEATONES, TALIBANES, …FANÁTICOS

 


Evolución paro juvenil y Deuda/PIB:

 



DEUDA/PIB

martes, 30 de mayo de 2023

 UN ESFUERZO MÁS

 



El 28-5-23 el Sanchismo recibió un durísimo correctivo en las urnas. En las Comunidades el PP obtuvo mayoría absoluta en dos, mantuvo tres y recuperó cuatro. En las municipales ganó al PSOE por setecientos cincuenta mil votos (los Sanchistas perdieron 406 mil votos y el PP incrementó en 1,9 millones los suyos). Pero también ha ocurrido que en estas elecciones han resultado muy reforzados quienes comulgan con el terrorismo etarra, aprovechándose del traidor impulso de éste “presidente español”. Es incuestionable el rechazo de los electores a la política de Sánchez quien había planteado estas votaciones autonómicas y municipales como un plebiscito personal. Sánchez ha manifestado asumir la incuestionable derrota personalmente pero como no dimitió tal declaración es vana retórica. Sigue gobernando en España. Y lo hará, al menos, hasta las elecciones generales que rápidamente anticipó al veintitrés de julio (domingo correspondiente al “puente” de Santiago).





El hachazo fue espectacular y dejó desfallecido al Sanchismo, salvo al propio Sánchez que sólo compite en su lucha personal, contra los naturales adversarios pero también contra sus conmilitones cada vez que le peta (un verdadero “killer” al decir del maestro Perez Reverte). Tiene todos los atributos que asignó Nicolás Maquiavelo al “Principe”, magnífico tratado sobre cómo los gobernantes renacentistas deberían actuar para prevalecer. En esto “nuestro” Sánchez es un Gran Maestro.


Éste gobernante español ni tiene patria, ni principios morales, ni siente o padece por otras razones que las que afectan a su “Yo” personalísimo. Muchos socialistas le descubrieron cuando le expulsaron de la secretaría general del partido socialista en 2016. Pero, tras “liquidar” a cuantos de los suyos le estorbaban, volvió a hacerse con la secretaría general del mismo para irlo transformando en un aparato comunista, apoyado en viejos criminales terroristas, en independentistas y cuantos podían manifestar el menor resquicio de antiespañolismo. Él es capaz de encabezar cualquier gobierno siempre que cumpla una única función: asegurarle el ejercicio del poder. En lo más personal, no me cabe duda de que se trata de un egocentrista, psicópata narcisista, impredecible y tremendamente peligroso.

 


Con su convocatoria de elecciones generales a pocas horas de su estrepitoso fracaso en Autonómicas y Municipales, nos está “robando” el tiempo de festejarlo debidamente. Pero no podemos dormirnos, el “bicho venenoso” está vivo y con poder enorme sobre nuestras vidas y patrimonios.

 



Por ello creo que debemos considerar la convocatoria de elecciones generales anticipadas como una definitiva oportunidad de sacarle del panorama español. Y ¡tenemos que hacerlo! porque la alternativa sólo conduce a la destrucción total de la España que construyeron con fatigas enormes nuestros antepasados, que fue puntera en la formación de Europa, que extendió la vieja cultura grecorromana al descubierto continente americano, que tantos motivos nos da para sentirnos hondamente orgullosos de haber nacido en ella, donde están enterrados nuestros padres, en cuya tierra también reposarán nuestros restos, la que debe dar la oportunidad a nuestros hijos y nietos de desarrollar una vida plenamente humana y progresar espiritual y materialmente.




Para todo ello es imprescindible que nos deshagamos ya de las políticas de Sánchez, formidable impedimento. Deben ser desde luego los profesionales políticos con sus líderes los que conduzcan adecuadamente el proceso. Pero todos y cada uno de nosotros tenemos la obligación de contribuir a ello. Y, como repito siempre, no hay contribución pequeña, ni mucho menos desdeñable. Es cosa de todos y cada uno de nosotros.

 

¡A por ello!

 

 

30-5-23

 

 

 

CM



lunes, 29 de mayo de 2023

 ¡LA QUE LES HAN “DAO”!

 

 


¡Ay Bego, la que les han pegao! 

Mira que les advertí que no se confiasen.

Mira que, tirándome a la arena, a la desesperada,  bajé a echarles una mano.

Y me humillé aguantando soeces insultos de ese populacho. Por cierto, tengo que meterles mano en serio a esos desgraciaos. No sólo carecen del menor respeto sino que vociferan con los insultos más procaces contra mí, ¡contra mí!


Cómo me esforcé por ellos, ensuciándome las manos con las de tantos militantes mal escogidos en los “castings” (¡dios, cómo le doy al inglés!).

Y es que no hacen una ni a izquierdas ni a derechas.




Estoy totalmente harto de tanto asesor, de tanto consejero anodino y tuercebotas. Pienso a menudo que me ponen trampas por envidia pura. Inicialmente los escogía entre gentes de preparación reconocida. Pero enseguida me di cuenta de que son peligrosísimos porque se creen superiores, ¡los muy idiotas! Bueno, ya has visto que los últimos no pueden presumir de nada y por tanto son absolutamente moldeables, machacables.


Reyes es una pobre boba que en el ministerio donde la puse no dio pie con bola. Pero tiene ínfulas aunque con total sometimiento. Lo que ha cosechado en Madrid es imperdonable, pero, bien pensado, previsible. Además, recuerda que tenia que dejar hueco en el ministerio para atender otro compromiso de envergadura mayor.


El pequeño Lobato es más espabilao. Pero no ha entendido para nada cómo se maneja esto de la política. ¡Con lo que yo sé!: si sólo con tenerme cerca ya deberían aprender! Pero no, inútil.


Tampoco creas que los contrarios son muy espabilaos. Salvo esa maldita Isabel que me trae a mal traer, lista, rápida, atrevida, no se encoge. En algún momento la fulminaré.


Me ha llamado Úrsula Leyen (el Von Der, que se lo meta su madre por donde le quepa). Que si lo siente mucho, que si me envía “arrumacos y carantoñas”; ¡será lela! ¡Que esto no iba conmigo so insulsa! Es cierto que come de mi mano y que cuando me estiro se arroba. No es mala gente pero en unos días ya no la necesito para nada y ya no soporto sus zalamerías.



Bego, ¿has visto cómo les he pillado a todos en el Limbo anunciándoles las elecciones para el veintitrés de julio? Panda de desgraciaos.


Cuando se lo conté al Borbón puso cara de lo que es. Todos ellos son salidos de cuadros viejos. Pero “a lo chano chano” llevan viviendo del cuento una enormidad. A la próxima les pongo a todos de patitas en la calle. Parece que mean colonia, los muy torreznos. A la mierda todos.




Ah, ya sabes que los que salgan a veranear en julio se quedan sin votar. ¡Otra jugada maestra!

En fin, les arrasaré en julio. A ver si ya me puedo dedicar a la gran política. A la política mundial. Llena está de ineptos y paniaguados. Ya verás cómo nos vamos a colocar Bego. 


Oye Bego, ¿Dónde estas? ¡Ah, que hoy estabas de viaje! Bueno, ya te lo repetiré cuando regreses (si vuelves).


¡Vaya resacón! No sabía ni de donde llovían las bofetadas. Menos mal que no iba conmigo. Los guapos y listos somos así.



28 de mayo de 2023



CM

domingo, 28 de mayo de 2023

 ¡HEMOS GANADO!

 

 


La competición en las elecciones políticas es la única en la que está asegurado de antemano que uno tiene garantía de éxito antes de participar. Cuando muy de mañana he ido a depositar mi voto lo he hecho con la certeza de que había optado por el partido ganador porque sabía que lo corroborarían exultantes sus cabecillas al presentar los resultados. Cierto que también lo harían de igual manera todos y cada uno de los rivales: ¡todos ganan! ¡Oh maravilla de las maravillas, contienda de las contiendas, milagro de los milagros!

 

A lo largo de muchos años de  variadas disputas electorales sólo recuerdo a uno o dos cabecillas contendientes que reconocieron no haber vencido; obtuvieron desde luego resultados catastróficos. Pero no es justificación, porque muchísimos otros que naufragaron estrepitosamente nos contaron que estaban muy satisfechos por el resultado obtenido. Quizás la razón fuera que aquellos perdedores reconocidos ya habían encontrado acomodo profesional en una actividad distinta. Pero de los que continuaban en el oficio político no recuerdo ni uno sólo que aceptara su fracaso.

 

Por el contrario, a mi me producía cierta angustia que “los míos” no ganasen y, sobre todo, que vencieran “los otros”. Siempre he tenido la misma asombrosa sensación de perplejidad: ganan los contrarios y se presentan exultantes ganadores los propios. Bien pensado no es más que una muestra evidente de la disociación profunda entre representantes y representados. Al menos entre los que no nos encontramos “entregados a la causa” religiosa y fervorosamente. Imagino que los “talibanes” de cada equipo no sufrirán semejante contradicción y, con sus “amos”, tendrán siempre el espíritu de ganadores, pase lo que pase. A mí me parece indecente por la ausencia de libertad de pensamiento que supone pero reconozco las ventajas de disfrutar de una fe ciega en su bandería y en los jefes que la dirigen.



Agradecí el servicio que prestaban tanto a las personas que atendían mi mesa electoral, como a los diversos representantes de uno y otro signo y a los policías que por allí andaban. Todos se sorprendieron por verse reconocidos: una muestra inequívoca de que nuestra sociedad ha perdido (quizás nunca lo tuvo) el sentido de la educación y las correctas formas. Por ahí deberíamos de empezar.





Es el mismo caso que me ocurre al tratar con los cajeros de supermercado, servidores de combustible, y cuantas personas me atienden. Por más que estén cumpliendo con su obligación, creo oportuno mostrar el reconocimiento al servicio recibido. Desde luego que hay veces que no hay nada que reconocer porque, no cumpliendo con su trabajo o mal cumpliendo con él, no nos transmiten esa sensación tan agradable de ser correctamente atendidos. En tales casos, es muy usual que la simple manifestación de agradecimiento cree un clima de cordialidad que tanto valoro y del que no andamos sobrados.


Como no son relaciones profundas pero sí repetitivas, aportan además la ventaja de obtener un trato cuidadoso y esmerado más allá de lo obligado (por ejemplo, cuando llego a la caja del súper arrastrando una cesta con ruedines, normalmente el cajero(a) sale de su puesto y me coloca mis paquetes sobre la cinta: creo que además de atender a la vejez, lo hacen al “amigo”). 



A semejante propósito, no hace mucho que tuve que comprar algunas cosas no habituales en el súper de bricolaje Leroy Merlín. Ni qué decir tiene que me encuentro absolutamente perdido en aquella inmensidad. Se añadía que desconocía con cierta precisión las características, incluso el nombre, de lo que precisaba. Mi incapacidad se resolvió gracias a la profesionalidad y amabilidad de un par de empleados. Terminamos hablando de hijos y nietos. Y, sobre todo, me facilitaron exactamente lo que yo necesitaba acompañado de algunos muy útiles consejos de uso. Saliendo, pregunté por el servicio al cliente y solicité un soporte en el que expresar mi experiencia. 

-¿Qué problema ha tenido usted para tener que reclamar? 

-No, no, muy al contrario, quiero dejar constancia de la magnífica atención que he recibido.

El más absoluto asombro reflejado en los rostros de la pareja. Cuando cayeron en la cuenta de mi verdadera intención tuvieron dificultad para encontrar el impreso adecuado donde poder expresar mi satisfacción, lo que finalmente pude hacer especificando los nombres de los empleados que tan profesional y humanamente me asistieron. Salí de allí con cuatro “amigos” nuevos y con la compra exacta que precisaba. Unos ocho días después recibí en casa una carta de la dirección de la empresa dándome las gracias por mi proceder e indicándome que ya habían reflejado con las correspondientes notas en los expedientes o fichas de los empleados protagonistas. 

Eso, que debería ser lo normal en una sociedad civilizada, es evidente que es una excepción sorprendente. Y es tan fácil … Y tenemos una sociedad tan poco civilizada … Desde luego que hay que actuar con el mismo rigor cuando lo sucedido es lo contrario. Mi proceder formal fue idéntico en dos ocasiones pero jamas recibí una contestación de esas empresas: lo más probable es que esas malas empresas mereciesen esos malos trabajadores.

 

A lo que vamos: de verdad, de verdad, lo que me importa en estas elecciones es que resulte perdedor el partido que nos malgobierna y que se sienten las bases para que deje de hacerlo cuanto antes. O sea, que voto más por negativo que por positivo a pesar de que la señora Diaz Ayuso se me antoja muchísimo más próxima al modelo que me satisface que el resto de sus contrincantes, y también de la mayor parte de sus conmilitones.

 

En un rato me enfrentaré con el televisor con la desazón de confirmar, o no, que “los otros” han perdido.

 

 

 

 

28 de mayo de 2023

 

 

CM