viernes, 8 de agosto de 2025

 

PEGASO

INICIO, FULGOR Y CAÍDA

 





PEGASO ha sido adquirida por el grupo automovilístico Tata, de la India.

 





Recién terminada nuestra guerra civil, España era un país devastado. Millones de muertos y mutilados, pueblos y ciudades semidestruídos, una retrasada agricultura y una industria prácticamente inexistente ofrecían un aspecto desolador. Se añadía a ello un brutal aislamiento internacional, con las principales naciones del mundo implicadas en la conocida como segunda guerra mundial.

El objetivo del gobierno español fue que una sóla empresa fabricase los camiones, autobuses y vehículos militares que el país necesitaba. Para ello, en primer lugar, adquirió la fábrica, productos, proyectos y patentes de la empresa Hispano-Suiza a través del Instituto Nacional de Industria en 1946, dando lugar a la empresa ENASA que fabricó con la marca PEGASO. Hispano-Suiza fue creada por españoles en 1904 y tuvo un importante desarrollo y prestigio con la fabricación de automóviles de lujo y motores para aviación, embarcaciones, transporte y bélicos.



Hispano-Suiza 66-G


El primer vehículo de PEGASO fue fruto de la modificación de un camión de Hispano-Suiza, el 66-G, que dio lugar al PEGASO I. Por las carreteras españolas comenzaron a circular los que pronto fueron enormemente populares PEGASO.



CIUDAD PEGASO


Muestra de la enorme importancia para la industria española fue la creación por ENASA de la “Ciudad Pegaso” formada por la construcción de viviendas para los trabajadores con alquileres irrisorios. Fue creciendo y transformándose en la “Colonia PEGASO”, con instalaciones deportivas, cines, lugares de ocio, piscinas, médicos, iglesias y zonas verdes.






Finalizando el franquismo comenzó la caída de la empresa por la pérdida de recursos financieros e industriales y el correspondiente quebranto de prestigio. Con la entrada en la Comunidad Europea el Estado dejó de mantener ENASA, lo que, unido a la entrada de nuevos competidores, terminó en la venta de la importantísima empresa a la firma italiana Iveco en 1989. Con ello, la dilución de la marca PEGASO fue inapelable. Los inquilinos de las casas de Ciudad Pegaso pasaron a ser propietarios de las mismas.





PEGASO desarrolló también automóviles superdeportivos, compitiendo con Ferrari. Entre 1951 y 1958 vendió el icónico y exclusivo modelo “Z-102” (motor V8 delantero, 3.200 cc y transmisión de 5 velocidades con tracción trasera y 350 CV). En 1958 batió el récord mundial de velocidad alcanzando 244,62 km/hora, compitiendo en carreras como las 24 horas de Lemans, consiguiendo ser uno de los deportivos más destacados del siglo XX.

A finales de 2024 PEGASO pasó a ser propiedad de Tata India.

 

Para quienes ya tenemos un buen almacén de años, PEGASO está muy en nuestra memoria: los autocares en que el colegio nos trasladaba a pasar un día de asueto y excursión a La Herrería, los autobuses urbanos e interurbanos, los camiones cisterna, …, formaban parte de nuestros escenarios diarios. Nos llegaba también el orgullo del prestigio de la marca española.





Creo que la vida de PEGASO corre paralela al incalculable esfuerzo, desde dentro del país y desde la emigración, de la sociedad española por primero reconstruir, y luego, lograr remontar hasta alcanzar un bienestar y prestigio internacional. Esa fue la generación de mis padres. La que nos ha permitido tener acceso a unos bienes materiales inconcebibles al final de los años treinta. También creo que de nuestros progenitores recibimos unas enseñanzas espirituales muy provechosas.

¡Como desearía que PEGASO continuase siendo una gran empresa española fruto de un crecimiento continuo! Pero hoy, ni es una gran empresa ni es española. Un dolor.

 

Nuestra sociedad española está en caída desde hace demasiado tiempo. Tenemos que intentar remontar entre todos los que amamos España y aún recordamos ser hijos y nietos de quienes transformaron un país destruido en un gran país (de nuevo).



Otro sí digo:




De momento, un gran amigo me plantea lo siguiente:

“Imagina que te encuentras en una concurrida playa, a la sombra de un buen toldo y, repentinamente llama tu atención que, de una barca que se aproximó a la orilla, comienzan a saltar al agua y correr por la arena un par de docenas de negros de todas las edades y sexos con claro aspecto de desfallecimiento y desnutrición: inmigrantes ilegales. Parte de los playeros acuden en actitud de auxilio. Incluso algunos les entregan algún billete. Otros, por contra, se indignan contra los primeros, intentando unos hacer regresar a la barca por la fuerza a los negros, mientras otros requieren a voces a una policía de la que no hay rastro.

En tal situación, ¿tú qué harías?”

Confieso avergonzado que posiblemente trataría de quedarme al margen. Pero, lo cierto es que tampoco me imagino en ninguno de los dos bandos ni tengo certeza alguna de qué haría. 

Pero, me desvío y trato de escurrirme, planteando que el caso es un buen ejemplo de la ausencia (inexistencia) del Estado al que mantenemos y pagamos largamente para que resuelva situaciones que no debemos resolver los ciudadanos por nuestra cuenta. ¿O sí, y prescindimos del Estado?


CM

8-8-2025

 

  


miércoles, 6 de agosto de 2025

 INFLUYENTES

 





Me refiero a determinados colectivos profesionales y a quienes, a título personal, pueden influir en la conciencia de las masas.

Para empezar, es de capital importancia que me refiera a las características de las masas que las hace más o menos influenciables. En esto, la clave está en el “sentido crítico”, es decir, la capacidad de evaluar y cuestionar la información que se recibe. Para ello, la “autonomía intelectual” es medular en cuanto permite desarrollar ideas propias mediante la reflexión y el análisis. Aquí, la “formación” es capital, o sea el aprendizaje para fomentar la curiosidad, cuestionar lo establecido, adquirir habilidades de análisis y comunicación, mantener la autodisciplina y estar alerta ante los sesgos (o apriorismos) cognitivos. Como ocurre con cualquier habilidad, aunque cada individuo nacemos con un grado natural distinto, la educación conduce a un aprendizaje específico y debe servir para crear un buen nivel colectivo de “sentido crítico”.





Yo soy profundamente pesimista respecto al nivel colectivo de tal habilidad entre los españoles. No tengo duda de que la razón de ello está en una educación deficiente (al menos en éste área) y un muy insuficiente uso de los libros. Lejos de enfocar la educación hacia una sólida formación del “sentido crítico”, se ha dirigido a inculcar lemas y consignas para que las mentes tengan apriorismos, en muchos casos inamovibles (los pobres son presuntamente bondadosos y los ricos son presuntamente malvados es un eslógan de moda que convive sin problemas con el natural deseo del pobre de convertirse en rico y nunca a la inversa). Todos podemos opinar de todo, con mejor o peor criterio o, (con frecuencia), sin ningún criterio.

Si yo estuviera en lo cierto, viviríamos en una sociedad preocupantemente influenciable, huérfana de filtros porque su “sentido crítico” sería muy deficiente. De ser así, nuestra sociedad sería presa más fácil de los “influyentes” por lo que, en principio, estaría más desarmada frente a influencias indeseables.

 






Entre los colectivos profesionales más “influyentes” destacan los comunicadores televisivos y los políticos. Este tipo de telecomunicadores está mayoritariamente ligado a los políticos de forma que las mayores audiencias televisivas se concentran en canales hermanados con unas u otras opciones políticas. Existe un engarce muy importante entre los profesionales de la política y una gran parte de los comunicadores de televisión. Creo que, al tiempo que ha descendido la influencia de los espacios específicamente “informativos”, la programación de los canales ha derivado hacia otros programas de orientación “pseudoideológica” (cada día menos ideología y más “populismo”). El desarme crítico de la audiencia ha corrido en paralelo con la pérdida de la específica calidad televisiva en la inmensa mayor parte de los medios. El huevo o la gallina: la calidad de la comunicación desciende porque la audiencia es de menor nivel cultural o el deterioro de los espacios televisivos estimula los gustos más groseros de la audiencia. El bucle puede no tener fin en una degradación progresiva de lo uno y de lo otro. Como demostrado está que programas de alta calidad (p.e. “El hombre y la Tierra”, “La Clave”, “Eugenio”, “Hermida”, “Espinete”, …) y de nivel cultural pueden alcanzar un gran éxito de masas, concluyo que gran parte de la infección proviene de la ausencia de calidad y de imaginación en los creadores. Mucho pintor de brocha gorda y poco artista de pincel y lienzo. En cualquier actividad, sea humor, entretenimiento, información o formación.





Respecto a los políticos profesionales, es habitual que sustituyan razones por emociones, lo que respalda que no creen que nuestra gran masa social se rija por la razón (o que ellos mismos carezcan de ella). La escandalosa indiferencia de una monumental parte de la masa ante los incumplimientos y contradicciones de los políticos avala igualmente la misma tesis.

 





Surgió un modelo más actual de los “influyentes” de la mano de las redes sociales: los “influencers”. No es infrecuente que el influencer se convierta en líder de opinión en temas totalmente ajenos a su cualidad especial (un cantante exitoso que, a través de las redes y habiendo alcanzado una importante audiencia, se manifiesta sobre el cambio climático, puede crear un estado de opinión entre sus seguidores sobre un tema en el que es un absoluto ignorante). Muchos otros son verdaderos creadores de contenidos e influencian muy positivamente sobre los temas en que son expertos. No existe titulación oficial que responda a una preparación específica, la titulación se la da su nivel de audiencia por lo que su prestigio se mueve de forma inmediata al dictado de sus seguidores y, por tanto, su evaluación es teóricamente permanente (lo que debería ser muy alentador).

 





Los “influyentes” clásicos, los reconocidos como sabios en determinada materia, parecen haberse diluído sumergidos bajo la ola de políticos, telecomunicadores e influencers que nos inundan de opiniones y directrices sobre los temas más triviales, pero también sobre los mas enjundiosos. De ello puede que resulte una degradación de los liderazgos sociales. Si a ello se suma que las masas sociales carezcan de un buen nivel de “sentido crítico”, el resultado puede ser catastrófico como que los más poderosos líderes mundiales o nacionales resulten ser incluso peligrosos psicópatas, aunque se haya usado la herramienta democrática del voto popular y la urna (una vez más, el hábito no hace al monje).

 





Finalmente, la Iglesia tiene el deber de propagar las enseñanzas de Jesucristo. El amor al prójimo, la defensa de los derechos humanos y de una sociedad justa y equitativa, un plan para la felicidad humana, el desapego de los bienes materiales, la búsqueda de la santidad, …, son obligaciones de la Iglesia Católica. Por tanto, está forzada a “influir” en los individuos y en la sociedad defendiendo la fe (creencia en Dios), la esperanza (perseverancia y optimismo) y la caridad (benevolencia, compasión y servicio) además de la prudencia (discernimiento y sabiduría), justicia (rectitud, equidad y respeto por los demás), fortaleza (perseverancia, resistencia y autocontrol) y templanza (moderación en los placeres y deseos).

Nuestra cultura histórica ha estado profundamente ligada a la Iglesia Católica. Mi deseo es que así permanezcan en el futuro por dantesco que pueda parecerme el esfuerzo. Tan sólo recordar que la Iglesia somos todos los que nos reconocemos como católicos y, por tanto, obligados a ser “influyentes”. Así sea.

 

CM

6-8-2025

 

 


martes, 5 de agosto de 2025

 FELICIDAD Y HORMONAS

ENDORFINAS-OXITOCINA-SEROTONINA-DOPAMINA

 





¿Hay algún objetivo humano de mayor interés que la FELICIDAD? Seguramente no.

Me agrada una definición sintética que la define como un estado de satisfacción plena, que más que una meta es un camino a recorrer. Creo que sincretiza bien las más variadas corrientes de pensamiento que nos pueden ayudar con su sabiduría:





-Antigua Grecia:

         Aristóteles: “eudaimonía”, estado del alma que se realiza a través de la virtud.

         Estoicismo: vida basada en la razón y la virtud, ajena a las comodidades materiales.

         Hedonismo: según Epicuro, consiste en experimentar placer físico e intelectual, huyendo del sufrimiento.

-Racionalismo: mera adaptación a la realidad, aceptando los sucesos y, por tanto, dejando de sentir miedo y odio.

-Nuevo Pensamiento (s. XIX): actitud mental que radica en aceptar nuestra condición, nuestra historia de vida y nuestro pasado.

-Nietzsche: no estamos concebidos para gozar sino para sufrir.

 

Sí creo que es clave el concepto de actitud. Como también considero esenciales las circunstancias de cada individuo y de cada momento del individuo.

Afortunadamente los motivos y grados de satisfacción son individuales. Cada quien respondemos de muy distinta manera a los estímulos para ser felices. Pero sí creo que es un camino sin fin.

 

La verdadera Felicidad no se recibe, se dona.

Comprar, acumular, consumir, no es suficiente. Necesitamos alzar los ojos.

¿Qué es realmente la felicidad? ¿Cuál es el verdadero sabor de la vida? ¿Qué es lo que nos libera de los pantanos del sinsentido, del aburrimiento y de la mediocridad?

Todo tiene sentido entre las realidades del mundo sólo en la medida que sirve para unirnos a Dios y a los hermanos en la caridad, haciendo crecer en nosotros sentimientos de profunda compasión, de benevolencia, de humildad, de dulzura, de paciencia, de perdón y de paz.

La amistad con Cristo es la clave de la felicidad cristiana. Dejarse llevar por la alegría del Evangelio.

 

Las personas felices aman a las personas y utilizan las cosas, no aman las cosas y utilizan a las personas.


La felicidad no viene de la acumulación material, sino del servicio a los demás y de una conexión con lo divino (Arthur Brooks).

 

Es una actitud y búsqueda continua.

Es una combinación de satisfacción personal y relaciones positivas con los demás.

“Moira”, estática, se inclina hacia el aspecto negativo: limita y prohíbe. “Nomos” es dinámico y positivo, aunque implica la fijación de un dominio o territorio (la costumbre). (Savater)

 

“Conatus” es la fuerza natural que impulsa al ser a mantenerse vivo y activo. Se trata de sobrevivir y de desarrollar al máximo las capacidades propias y experimentar el mundo. Los afectos (emociones) son manifestaciones de la potencia del “conatus”: los que la aumentan son alegres y los que la disminuyen son tristes. El “conatus” explica la dinámica de la naturaleza, el comportamiento humano y “la búsqueda de la felicidad”. (Spinoza)

 

El “reconocimiento” consiste en tratar a los otros seres racionales como fines en sí mismos para poder considerarme yo mismo también fin, no instrumento, no cosa. (Kant)

 

La Iglesia Católica considera la Felicidad como el objetivo final de la vida que se alcanza a través de la virtud y la búsqueda de Dios. La Felicidad plena y duradera se alcanza después de la muerte, en la unión con Dios en el cielo. Pero en esta vida es posible encontrar alegría y contento a través de la fe, la práctica de la virtud, el servicio a los demás y la búsqueda de la voluntad de Dios.

 

En el Islam, la Felicidad es un estado de satisfacción espiritual y de contento interior que se logra mediante la conexión con Dios y las buenas acciones. Se encuentra en la búsqueda de la verdad, la adoración sincera y la bondad hacia los demás. También la contempla como un estado que se extiende más allá de esta vida. Distingue entre la felicidad temporal y superficial del mundo material y la Felicidad duradera y profunda de la conexión con Dios que se basa en la fe, la virtud y la búsqueda de la satisfacción interior. Dios ama a quien da con alegría.

 

En el Judaísmo, la Felicidad es una obligación, recogida en La Torá, además de un estado de ánimo, pues se trata de una herramienta para conectarse con Dios y con los demás. Debe ser cultivada y buscada activamente a través de la gratitud, del servicio a los demás y la conexión con Dios . La alegría compartida favorece los lazos comunitarios y familiares. Depende de la actitud interna de las personas además de las circunstancias externas.

 





Ahora, algunas pinceladas de los elementos químicos que intervienen en la elaboración de nuestra Felicidad:

      -Endorfinas (“hormonas de la Felicidad”): son neurotrasmisores que actúan como analgésicos naturales y promueven sensaciones de bienestar y placer, reducen el estrés y mejoran el estado de ánimo. Reír, divertirse, ser generosos, dar y recibir muestras de cariño, el chocolate negro, las fresas, plátanos y piña, nueces, legumbres y lácteos estimulan la producción de endorfinas.

      -Oxitocina (“hormona del amor o del abrazo”): actúa sobre el comportamiento social y emocional, induce al parto, estimula la lactancia y regula los comportamientos sociales y emocionales como el vínculo social y la conducta sexual. Es relevante en la formación de vínculos afectivos, la reducción del estrés y la sensación de bienestar. El perejil, el eneldo, la hierbabuena y el chocolate estimulan su producción en el organismo.

      -Serotonina (“hormona de la Felicidad”): es un neurotransmisor crucial en el estado de ánimo, en el sueño, apetito, relajación y satisfacción. Interviene en la digestión, coagulación y función vascular. Son alimentos estimulantes el pavo, pollo, pescado azul, huevos, lácteos, frutos secos y legumbres. La luz solar ayuda a regular la serotonina y la melatonina.

      -Dopamina: (“causante de las sensaciones placenteras”). Es un neurotransmisor con funciones principales en la coordinación de ciertos movimientos musculares, la regulación de la memoria y de los procesos cognitivos del aprendizaje, motivación y curiosidad y efectos directos en la sensación de placer a corto plazo, la recompensa y el estado de ánimo. Alimentos que la contienen son las carnes magras, huevos, lácteos, legumbres, salmón, yogur, semillas, aguacates, plátanos y chocolate.

 

CM

5-8-2025