viernes, 25 de agosto de 2023

 ¿MUERE ESPAÑA?

Judas de la Patria

 

 



Nuestra maravillosa y querida España puede estar sufriendo desde 2004 un ataque muy planificado por quienes desean su destrucción. 

 

Históricamente nuestra patria ha sido deseada a la par que odiada por poderosos enemigos. Sólo mencionaré las dos formidables ocasiones más significativas en que nuestros vecinos, del sur y del norte, lo intentaron (y lo consiguieron durante tiempo).


Por el sur, la invasión árabe desde África ocupó la friolera de ocho siglos nuestro país (711 a 1492). 




La Francia de Napoleón, desde el norte, también nos ocupó y nos impuso un rey durante más de cinco años (1808 a 1813). 

 

En ambos casos la herramienta de conquista utilizada fue la violencia de las armas. Y en ambos casos consiguieron nuestros mayores vencerles y rechazarles mediante la violencia de las armas. De forma que históricamente tenemos demostrado que conseguimos defendernos con efectividad rechazando al enemigo exterior usando la violencia física.

 


Pero desde 2004 el plan de destrucción surge desde los propios dirigentes de nuestra patria, no desde el exterior, y utilizando el poder político interno, no las armas. Los Judas de la patria.

 

Rodriguez Zapatero, elegido presidente de España inicia su asalto y destrucción de la misma. El presidente traidor consigue reenfrentar a los españoles en dos bandos, alimentando que se conviertan en encarnizados enemigos. Por muy absurdo que me parezca ese tipo pretendió retrotraernos a los años treinta del pasado siglo. Un verdadero “progresista”. Consiguió llevar a la economía española a la bancarrota. Hoy día, ya sin careta, se presenta como destacado miembro del comunismo internacional.

 




Pedro Sánchez, aventajado alumno de Rodriguez Zapatero, traidor igualmente a su patria, se planteó rematar la obra: invalidando la conocida como “transición” española de un régimen autoritario a otro democrático (ejemplar hazaña que nos permitió vivir desde 1978 hasta 2004 una formidable etapa de consenso, paz, concordia y prosperidad colocándonos entre los países más destacados de las democracias occidentales). Digo que este otro tipo rechazó la armonía de la transición democrática mediante perversas leyes de pseudo-memoria democrática con las que ha pretendido reescribir nuestra historia. Tampoco le han faltado mañas para empobrecer económicamente nuestro país consiguiendo retrasarle notablemente en el ámbito internacional, naturalmente que presumiendo de “progresismo”.


No son indiferentes las circunstancias extraordinarias en las que ambos políticos accedieron al poder:


         1-Estábamos aún enterrando a las víctimas del más grave atentado terrorista cuando se celebraron las elecciones que llevaron a Rodriguez Zapatero a presidir el gobierno. En el atentado (11-3-2004) fueron asesinadas en Madrid 193 personas e hirieron alrededor de 2000. Las elecciones generales se celebraron tres días más tarde en un país absolutamente convulso, transtornado y enormemente influenciado por unos políticos deleznables (de todo signo) que hicieron partidismo de la cruelísima masacre.



         2-En un caso de corrupción política enormemente mediático, bien manejado por la propaganda socialista, un juez consigue incluir un párrafo en la sentencia del que podría deducirse cierta implicación del presidente del gobierno, Mariano Rajoy. Sirve de justificación y excusa para presentar en el parlamento una moción de censura contra el “supuesto presidente corrupto”. Prosperó la censura y Pedro Sánchez accedió a la presidencia del gobierno. Poco importa que después los jueces eliminasen de la sentencia el párrafo utilizado para injuriar al presidente depuesto que jamás fue condenado (ni siquiera imputado) por delito alguno. En lo personal, demostró una indolencia enervante.

 

El partido socialista de Rodriguez Zapatero y de Pedro Sánchez hizo gala en ambos casos de una imperdonable inmoralidad y de una plausible efectividad partidista.

 

El partido popular de Aznar y de Rajoy demostró flaqueza de moralidad y una torpeza estratosférica.

 


Aznar, que había demostrado con hechos que España era capaz de prosperar y situarse entre los países más respetados internacionalmente, incurrió en la inmoralidad de politizar el tremendo atentado cuando aún los cadáveres no se habían enfriado y la sorprendente torpeza de permitir que se mantuviera la convocatoria electoral a una sociedad tan reciente y profundamente traumatizada. 

 


Rajoy pecó de falta de la rigurosidad exigible para cortar cualquier corrupción y manejó con una enorme torpeza el mal llamado “problema catalán”. Posiblemente por carecer de una idea clara y precisa de lo que es España en éste siglo.

 



Yo creo que no existe en España un “problema catalán”. Pero sí creo que existe dentro de la sociedad catalana un severo problema por la confrontación social entre quienes desean la independencia de España y los no independentistas. 

Los secesionistas más radicales llegan a extremos inaceptablemente violentos frente a las fuerzas del orden con asaltos de comercios, ocupación y cierre del aeropuerto y otras lindezas propias de indeseables delincuentes. 

Yo no tengo la menor duda de que Cataluña es parte de España.

 

Pedro Sánchez ha progresado muy eficazmente en la pretendida y planificada desintegración de España. Desconozco sus motivaciones últimas y, en todo caso, me interesan poco o nada. Pero ciertamente es riguroso, constante y aplicado en su trabajo.  No sólo no me sorprende sino que se me antoja lógico que encuentre alianzas entre los enemigos de España. Es por tanto muy posible que estemos a las puertas de la desintegración de España tan trabajada por Rodriguez Zapatero y Pedro Sánchez.

 



Frente a la fuerza destructiva, los partidos constitucionalistas (PP y VOX) discuten mientras sobre el sexo de los ángeles y la reproducción asistida de los escorpiones. A ninguno de los dos les niego mi reconocimiento de que defienden la monarquía parlamentaria que aprobamos en 1978. Otra cosa es, con qué medios humanos y qué estrategia. Hasta lo que he podido conocer, demasiadas ideas caducas, desmembradas, con lagunas en la definición de valores básicos, desvaídas o, incluso, inexistentes.

 


De un joven partido como VOX me admira que ya estén a la greña entre sus mandos, que aparenten carecer de cuadros bien formados y que permitan sus jefes actitudes de algunos gañanes ultramontanos que pastan en su partido. 

 

El PP me transmite hace tiempo una imagen pixelada, bastante desconcertante, que no me permite responder con sencillez y brevedad a qué es lo que pretende y cómo pretende hacerlo y qué entienden que es y qué debe ser España éste siglo. 

 




Doy un breve y muy superficial repaso a los mandos nacionales del PP: Gamarra (creo que fue un error privar a Logroño de una buena alcaldesa), Bendodo (ojalá que lo suyo solo sea falta de elocuencia y que no sólo sea un tributo al presidente de Andalucía), G. Pons (parece un arroz pasado al que ya le falta la chispa de la ilusión y convicción por un proyecto del que esté enamorado), Rollán (es posible que Torrejón haya perdido un gran alcalde), Bravo (parece que se trata de un buen técnico en economía y no sólo una cuota del partido en Andalucía), Calvo (? hombre de confianza dé Feijóo), Monago (como G. Pons huele a arroz pasado pero desconozco si aún puede ser comestible), Mar Sanchez (quizás haya estado y esté en unas enormes y quizás merecidas vacaciones que explique la ausencia de la proyección e imagen que le encomendaron; pero si va a seguir de vacaciones creo muy urgente buscarla sustituto). A título individual nada muy severo que objetar pero absolutamente nada digno de celebrar. 

 



Pero aún lo más grave es que, al menos a mí, no me transmite el PP la imagen de ser un equipo cohesionado, ilusionado, con idea clara de donde hay que meter el gol y cuál es la mejor estrategia para hacerlo. Justo lo contrario de lo que en cada momento me transmitieron las jóvenes futbolistas de la selección española: sabían perfectamente lo que tenían que lograr y cómo lograrlo trabajando en equipo con sacrificio e ilusión desbordante. Aunque no hubiesen conseguido ganar, ya valían como gran ejemplo de profesionalidad, entrega, cohesión y generosidad hacia el equipo. Pero, además, ganaron. Desde luego no fue casualidad.

 








¿Dónde están los sabios que nos ayuden a dar con la pista de lo que es y lo que debe ser España? Desde luego que no me refiero ni a los políticos ni a los comunicadores profesionales.

 


¿Dónde está el líder que, asumiendo todo nuestro pasado, sea capaz de transmitirnos una idea de comunidad con capacidad para ilusionar con un proyecto participativo?

¿Cómo es la España que deseamos y desean nuestros descendientes?

 

Yo no quiero una España materialista ni relativista

El buen comportamiento estimo que es obligado: “no hagas lo que no quieres que te hagan a ti”.

La educación en los centros escolares ha de ser moral, rigurosa, científica, coordinada con la familia y ajena a todo adoctrinamiento partidista.

Quien no se comporte bien debe ser juzgado y, si corresponde, condenado sin paliativos, sea Agamenón o su porquero. 

Creo que el esfuerzo debe ser obligatorio y, cuando sea excelente, la sociedad debe premiarlo. Y cuando sea censurable, debe castigarse.

Creo que es imprescindible sostener a los más débiles y procurarles las condiciones de vida digna que una sociedad avanzada está obligada a tener. 

No  debe temblar el pulso para erradicar de la sociedad a estafadores morales y mercantiles, violentos, ladrones y demás malhechores

Un hombre debe tener idénticos deberes y obligaciones que una mujer. Y a la recíproca. 

No sólo la vida es sagrada, también lo es todo aquello que la persona obtiene como resultado de su ingenio y de su esfuerzo

Somos una sociedad vieja que sigue envejeciendo, por lo que precisamos conciliar la vida laboral y apoyar a quienes tienen por naturaleza la posibilidad de tener hijos, porque no es sólo un problema de los jóvenes, es un problema de todos y cada uno de nosotros. También de los que estamos de despedida.

Creo en la independencia absoluta de las tres fuerzas básicas del estado democrático

 

Estas y otras muchas voces necesitamos escuchar dirigidas a cuantos creemos en que la honradez, la verdad, el trabajo, el respeto, el orgullo y gratitud de haber nacido en un gran país,…, son piezas imprescindibles en el puzle social.

 

 

25-8-23

 

CM

domingo, 13 de agosto de 2023

 GUERRA

 

 

Adopto aquí su definición como lucha o combate, aunque sea en sentido moral. (RAE)

 

ARES



Estoy a medio leer (con alguna posibilidad de no terminar) una novela que me recomendaron sobre la inmediata postguerra civil española. Creo que el autor escribe bien, sin entusiasmar. Pero lo que me hace mella es que plantea (en el fondo y la superficie) una historia de buenos y malos (nada original), rancio maniqueismo. 

 


Desde mi más tierna infancia y durante años todas las historias que me llegaban eran efectivamente de buenos y malos, como ocurre frecuentemente ahora. Pero con una diferencia capital: antes, los “buenos” eran siempre los ganadores, los más guapos y fornidos, los que cabalgaban en los más veloces caballos, los que carecían de conflictos sexuales (o no constaban), muy al contrario la guapa y el fuerte solían emparejar felizmente. Y los “malos” lo eran sin contemplaciones, perversos, feos y desaliñados y su mal comportamiento alcanzaba a las mujeres, que les rechazaban. En aquel esquema los buenos siempre terminaban ganando y los malos perdiendo (muy a menudo la vida o bien recluidos en calabozos infames). 



El bueno siempre era un maestro en el manejo del revólver o de la espada, era justo, limpio, de buenas maneras y muy seductor. No había otra posibilidad más que el bueno fuera el ganador.

 


El cambio argumental en las narraciones actuales es radical: los buenos son los perdedores, los más ilustrados, los sometidos a la injusticia bárbara de unos ganadores sin entrañas, perversos, abusadores de los más débiles (de mujeres y niños muy frecuentemente), cobardes pero siempre apoyados en la fuerza bruta. Los “buenos” son víctimas de una sociedad que les margina, les atropella y les desprecia como seres humanos. Y los “malos” son dominantes, violentos, desprecian la cultura y, a veces, forman parte de un grupo religioso que no duda poseer la verdad y la justicia. Los buenos son pobres obreros cultivados y los malos ricos patronos incultos.

 

Ambos planteamientos contrapuestos suelen encerrar intenciones moralizadoras: antes la justicia y la libertad; ahora la igualdad y la rebeldía. Son planteamientos estereotipados que me aburren soberanamente por repetitivos, predecibles y faltos de imaginación. Pero sí me parece que la “bondad” y la “maldad” merecen alguna reflexión. Sobre ambas sabios e ilustres pensadores y filósofos han reflexionado y escrito largo y tendido. Desde luego no tengo nada para aportar a tal nivel. Pero sí algún mínimo comentario sobre la experiencia que acumulo, que va siendo dilatada.

 

Siempre, siempre, parto yo del individuo para quizás cavilar después sobre el colectivo. Creo que ser bueno consiste en desear y dar al prójimo lo que uno quiere que el prójimo le desee y dé a uno. No existe grupo, por bueno que sea, que garantice que cada uno de sus individuos sea bueno, aunque lo favorezca grandemente. Ni existe que un muy buen individuo haga forzosamente bueno al grupo al que pertenezca, aunque lo facilite en gran manera. El argumento se hace evidente en los equipos deportivos de competición. Y, desde luego, el sólo hecho de ser el ganador o perdedor de una contienda es indiferente para calificar el grado de bondad o maldad moral de cada persona involucrada.

 


Veo comportamientos muy infantiles en que algunos se desenvuelven con agresividad (pegan sin razón alguna a otros niños o les arrebatan sus juguetes) y muchos cuidadores-educadores pasan de rectificar las malas acciones: “son niños, qué quiere, y tiene que ser feliz la criatura”. Pues quiero que desde la más tierna infancia se enseñe a los niños que pegar a otro está mal, que quitar los juguetes a otro está mal, que el niño debe rectificar esas conductas o que, de no hacerlo, recibirá un castigo que le va a reducir su felicidad. 

 


Y quiero que, cuando más tarde inicie su convivencia en un centro escolar, sepa que al maestro hay que obedecerle, hay que respetarlo o, si no lo hace, debe sufrir un castigo en que docente y padres estén en un mismo y único bando: la educación. Ser feliz, ¿a cualquier precio, sin límites? 

 



Me viene a la cabeza un pensamiento escrito por mi admirado Max Aub, en alguna de sus espléndidas novelas sobre nuestra guerra civil un miliciano le pregunta a otro: “¿pero para ti qué es la libertad?”. Y la respuesta: “para mear donde me de la gana”. Semejante barbaridad es preciso atacarla con la educación: “no hagas al otro lo que no quieres que te hagan a ti”. O sea no te puede dar la gana mear en la puerta de otro. Si lo haces, se te castigará. Principio básico de convivencia.

 



Y no veo justificación que altere los principios básicos de la convivencia: el respeto al prójimo venga de donde venga, piense lo que piense, con la necesaria exigencia de reciprocidad.

 

La vida en comunidad exige que los principios básicos de convivencia  se plasmen en reglas jurídicas para que el orden y la justicia permitan la misma. La comunidad llega por tanto a establecer normas jurídicas y las penas a imponer a quienes no las cumplan. Para que la Ley no quede en pura entelequia es imprescindible establecer las penas a aplicar a quienes la infrinjan. No se trata sólo de condenar moralmente al que mata o al que roba a otro, sino de determinar cuál debe ser la condena jurídica, la pena a aplicar a quien lo cometa. Y que se cumpla cabalmente en los términos fijados por el juzgador.

 


Las Leyes  básicas (no matar, no robar, …) son inmutables en una sociedad sana. Las leyes puramente civiles (limitar la velocidad de vehículos) son mutables. Y las leyes consuetudinarias son cambiantes según la sociedad va modificando los usos y costumbres (desnudarse en público en lugares determinados). Ningún nivel debe contravenir al superior: una ley civil debe estar sometida a las leyes básicas. Si no es así se produce inevitablemente tensión e inseguridad en la convivencia. Por otra parte, las leyes civiles deben dar cobertura a los usos y costumbres con agilidad.

 

La labor por tanto del legislador es absolutamente clave para mantener y facilitar la convivencia pacífica del grupo social.

 


La guerra es la expresión última y más grave de los conflictos sociales. Las motivaciones son diversas pero en todas ellas esta presente la ausencia de respeto. La guerra es una gran degradación y un inmenso fracaso humanos, siempre indeseable.

 

Entre vecinos lo más común es que una guerra estalle por conflictos fronterizos, menos frecuentes en territorios yermos, sin recursos económicos ni posición estratégica valiosa. Entre quienes no son vecinos lo más  habitual es que se produzcan por motivo de la hegemonía en el poder, que responde normalmente a intereses económicos. La conocida como guerra civil aporta la crueldad añadida de resquebrajar la sociedad hasta su célula básica, hasta la propia familia por enfrentar a sus miembros (padres, hijos, hermanos); restañar las heridas causadas es más complejo porque es el mismo grupo social el que, al mismo tiempo, gana y pierde el enfrentamiento; además abre la oportunidad de cobrarse pendencias, envidias y deseos inconfesables estrictamente privados. En definitiva, es extraño que no existan razones económicas, más o menos evidentes, en el estallido de las guerras. Igualmente es extraño que no existan razones de opresión o humillación entre los factores desencadenantes de las guerras. De cualquier forma para todas las contiendas creo que vale la misma consideración: “son unos pocos (usualmente de mayor edad) los que deciden la guerra; son muchos quienes la hacen (principalmente jóvenes y actualmente ninguno de los que la proclamaron); y todos, los que la sufren (sobre todo los más débiles). Los que las declaran no las sufren (al menos hasta que las pierden)”.

 



Pertenezco a una generación muy privilegiada: no hemos tenido que decidir, hacer ni sufrir una guerra. Sin embargo, hemos relajado tanto el respeto por el otro, la educación, la defensa de los principios morales básicos, la seguridad jurídica que aportan las leyes y sus aplicadores (jueces) que estamos poniendo en gran peligro una convivencia justa, libre, digna y pacífica. Por una parte porque nuestros gobernantes han tomado al asalto el feudo de los legisladores y de los jueces sometiéndolos a sus intereses de poder y, por otra parte, porque fomentando el rencor, el odio, la revancha, la mentira, se esta tensionando de tal forma la convivencia que pudiera llegar a lo que no hemos vivido, a la guerra. Si, Dios no lo quiera, ocurriese, todos, absolutamente todos, tendríamos nuestros gramos de responsabilidad, aunque en algunos se tornen los gramos en quintales.

 



Que gobiernen un país quienes odian ese país es, además de absurdo, suicida. Porque pueden alcanzar su objetivo, destruir a España y llevarnos a todos (azules, rojos, verdes y mediopensionistas) por delante. Y todo bajo la sombra de quien asume la obligación de defender a la patria España y de mejorar la convivencia entre todos los españoles con los recursos que los españoles hemos puesto en sus manos. ¿Traición de lesa patria?

 

 

 

13-8-23

 

 

CM

 

 

 

 

 

 

 







jueves, 10 de agosto de 2023

 MNEMÓSINE-LA MEMORIA

 

“La memoria es el don más apreciado de la vida” (Ramón y Cajal).

“La vida no es la que uno vivió sino la que uno recuerda y cómo la recuerda” (García Márquez).

 




Comienzo recordando que en la mitología griega la diosa Mnemósine era una titánide, hija de Urano y Gea (nada menos). Ella representa la Memoria en un amplísimo campo: “sabe todo lo que ha sido, lo que es y lo que será”. A través de los enormes ojos de la memoria podemos evocar el pasado y nos permite a los humanos conocernos a nosotros mismos, organizar el tiempo en pasado, presente y futuro y coleccionar los eventos del pasado. Es decir, un inmenso poder para la vida humana.

 

Además, en la Antigua Grecia, carente de libros, de prensa, de radio, de televisión, de internet, de teléfonos celulares (¡es fantástico que con tales carencias fueran capaces de construir una formidable civilización, fuente de otras posteriores y cimiento de la occidental! Hoy, con todos los dichos medios y una formidable tecnología asistimos a una gravísima degradación de nuestra cultura). Digo que, además, en la Antigua Grecia, tan aparentemente falta de recursos, la transmisión oral era absolutamente clave. La Memoria, Mnemósine, era vital para aquellos griegos.

 


La formidable Mnemósine inventó el lenguaje y las palabras y dio nombre a las cosas. ¡Permitió la comunicación entre humanos expresándonos y entendiéndonos! (¡hoy en España hay gente que pone trabas a que nos entendamos en español, uno de los principales idiomas de éste mundo!). Repito que inventó el lenguaje sin las tecnologías de que ahora disfrutamos y a las que muy frecuentemente nos encontramos sometidos. La dimensión por tanto de la diosa de la que hoy me ocupo era formidable y su poder magnífico.

 


En honor a Mnemósine, frente al oráculo de Lebadía, existía una fuente. Los humanos podían decidir:

         Quedarse con su memoria y beber de la fuente de Mnemósine,

         Dejar en el olvido su pasado y beber de la fuente Leteo.

En la época estaba extendida la creencia de la reencarnación y muchos optaban por “borrar” sus recuerdos al emprender su nueva vida.

 

Encuentro una relación curiosa de tales posturas enfrentadas en la mitología griega con los que hoy se afanan por borrar la memoria colectiva y “crear” una historia acomodada a sus intereses y muy distinta a los reales hechos acaecidos. 

A tal punto que los últimos dos dirigentes pseudosocialistas, Rodriguez Zapatero y Pedro Sánchez, nos han llevado a los españoles a beber de la fuente Leteo y, una vez borrados nuestros recuerdos, a inocularnos una falsa memoria de un cruel pasado: explotó una condenable guerra civil que sangró a España durante tres años, en la que finalmente resultaron vencedores los denominados “Nacionales” y vencidos los llamados “Republicanos”. Penosísimo hecho que quedó cerrado con el triunfo de los primeros y la derrota de los otros. Hasta que los nefastos líderes pseudosocialistas se empeñaron en reabrir la pendencia (tremenda desgracia también para todos los españoles). Con las delirantemente denominadas leyes de “memoria histórica” y “memoria democrática” han hecho lo posible por volver a oponer a los españoles en dos bandos encarnizadamente enfrentados. Para librarse del embuste no basta la tecnología (tantas veces y tan fácilmente manipulada), hay que recurrir a la antigua sabiduría mítica de Mnemósine.

 

El caso es que, aburridos los dioses de los formidables fiestorros de que disfrutaban en el Olimpo, pidieron a Zeus (el Jefe) que hiciese algo por amenizar los jolgorios.


 Para entonces Zéus ya le tenía echado el ojo a una diosa singular, enormemente inteligente, muy bella y muy poderosa: Mnemósine. Urdió un plan para conseguir fornicar con ella: se disfrazó de pastorcillo y se presentó con toda su divina sabiduría y labia a la diosa. Mantuvieron gratificantes relaciones sexuales durante nueve días. Resultado de ello, tras el periodo de gestación, Mnemósine parió en nueve días consecutivos a nueve espléndidas mozas: las Musas.

 



Llegado el tiempo las nueve Musas amenizaron (¡y de qué manera!) las fiestas del Olimpo. Recitaban historias y poemas, relataban los más interesantes episodios históricos, cantaban, bailaban, elaboraban discursos imponentes, desentrañaban los misterios astronómicos y astrológicos. Una verdadera locura para gentes (los dioses) más habituados a valorar las excelencias del intelecto aunque para nada reacios a los placeres eróticos y cachondones que tantos bienes aportan también al alma y al cuerpo.

 


La musa entrañable que me inspiraba ha marchado a chapotear en las aguas marinas para aliviar el fuego bochornoso con que su divino padre ha tenido a bien regalarnos estos días. Al quedar mis decires sin aliento ni amparo, debo suspender aquí mi trova fascinada ante la fabulosa Mnemósine.



PS: de un tiempo acá se están produciendo modificaciones llamativas en el funcionamiento de mi memoria. Es muy fastidioso extraviarla cuando de los sucesos más recientes se trata: “¿cuando dejé aquí mi teléfono?”, “¿Donde puse las llaves del coche?”, “¿cuando me has pedido eso; seguro?”. Por contra, sin pretenderlo, afloran en mi cabeza recuerdos antiguos (de mi niñez, de mi primera juventud) que tenia sepultados en el olvido. Como esto segundo no resuelve las pérdidas más recientes he de decir que resulta enojoso y muy poco práctico. En fin, es lo que hay.

 

 

10-8-23

 

 

CM     

martes, 8 de agosto de 2023

 EL VELLOCINO DE ORO

 

Versión libérrima de la narración mitológica griega

 

 


 

Se cuenta que en un lugar llamado Hispania-Yolco el desánimo, la tristeza y la mala convivencia habían penetrado en el corazón de sus habitantes. Hacía tiempo que les habían arrebatado el Vellocino de Oro y con él, la Justicia y la Dignidad. Gobernaba Pelias-Sánchez, personaje feroz, maldito, que no había dudado en deshacerse de cuantos suponían un obstáculo a su poder, fueran lejanos o muy, muy próximos. Pelias-Sánchez desconocía la sinceridad, la lealtad, el compromiso. Pero era un habilísimo maniobrero que había alcanzado la gobernación de su pueblo torticeramente. Siendo un semidiós no se le reconocía ninguna de las virtudes atribuidas a aquellos aunque él estaba convencido de ser un dios principal. Para hacerse y mantenerse en el poder se deshizo de algunos, exilió a otros, pactó con los peores y anuló a los mejores. Desconfiado, como toda alma negra, consultó al oráculo a quién debía temer y obtuvo la respuesta de que se cuidase de quien llegara descalzo de un pie.

 

Cierto día se presentó en la plaza pública Feijóo-Jasón, se encaró con Pelias-Sánchez y le reclamó que le entregara el gobierno que en justicia le correspondía. Naturalmente el gobernante se negó y puesto que Feijóo-Jasón se presentaba con credenciales bastantes que respaldaban su reclamación y, además, era notorio que le faltaba una sandalia, Pelias-Sánchez le puso como condición para entregarle el Gobierno que recuperase el Vellocino de Oro.

 


Feijóo-Jasón aceptó y seleccionó a los mejores (ésta es la parte que menos me creo), encargó la construcción de una fuerte nave: Argo. Aunque tengo mis dudas sobre la selección que hizo para acompañarle, es cierto que en el grupo estaba la inteligente y gran guerrera Alvarez de Toledo-Hércules. Tomando el grupo su nombre del magnífico barco, dieron en llamarse Los Argonautas que prontamente iniciaron un viaje repleto de dificultades y aventuras en busca del Vellocino de Oro.

 




El destino era Cólquida, en el mar Negro. Desembarcaron primero en la isla de Lemnos en la que (dicen) solo habitaban mujeres dirigidas por la iluminada Montero-Hipsipila. Tan bravas y belicosas se mostraron que abreviaron en reponer agua potable y reemprendieron ruta con rapidez. 

 




En Tracia encontraron a Fineo que fue castigado por Zeus a la ceguera y que era atacado por las pérfidas Arpías, despiadados seres voladores que le robaban la comida. Inicialmente eran dos seres crueles, Erc-Aelo y Juntsxc-Ocípete (ambas con marcado acento catalán lo que era increíble en aquellos tiempos y tierras). Los Argonautas atacaron a las Arpías y consiguieron espantarlas para siempre(¿). Fineo, agradecido, les indicó la mejor ruta para llegar a su destino.

 



Tras muchos tropiezos y sinsabores Feijóo-Jasón y los Argonautas lograron llegar a La Cólquida y solicitó al rey Eetes que le entregara el Vellocino de Oro. Éste accedió a condición de que previamente domesticara a dos inmensos y terribles toros con pezuñas de bronce que despedían fuego por las fauces y que les unciera y labrase con ellos el campo consagrado a Ares y sembrara dientes de dragón y luchara contra los guerreros que nacían de los dientes. 

 






Feijóo-Jasón no imaginaba forma de enfrentarse a tal prueba. Pero, por fortuna, conoció en La Cónquida a la hija del rey, Ayuso-Medea, mujer de gran belleza que poseía enormes poderes mágicos, gran hechicera, mujer autónoma, con gran capacidad de decisión y apasionada. Impactada por Feijóo-Jasón le propuso ayudarle si él se comprometía a llevarla con él  en el viaje de regreso e incorporarla a su gobierno. Él no lo dudó un momento y le rogó que le auxiliara. Así fue como ella preparó una pócima que le hacía invulnerable al calor que despedía el fuego de los “Khalkotauroi” lo que le permitió sembrar el campo de Ares con los dientes de dragón.



Enseguida comenzaron a salir de la tierra numerosos y agresivos guerreros que se autodenominaban Gudaris. Nuevamente fue Ayuso-Medea quien le indicó la manera de combatirlos. Le dijo que cogiera una piedra y la lanzara en el centro de los guerreros. El efecto fue fulminante, los guerreros se organizaron inmediatamente en dos bandos que se lanzaron enloquecidamente a conseguir la piedra. Se destrozaron entre ellos. 


Pero el rey Eetes se resistió a cumplir su promesa. Entonces Ayuso-Medea acudió por la noche donde se encontraba el Vellocino de Oro custodiado por la terrible serpiente. Pero no se arredró, preparó un veneno especial que acabó con la serpiente, descolgó el Vellocino de Oro que colgaba de una rama y corrió con él hasta el barco Argo. Embarcaron rápidamente todos emprendiendo el viaje de regreso.

 


En el camino de vuelta tuvieron que enfrentarse con los Gigantes de Seis Brazos, con los Acantilados Móviles y con el gigantesco Hombre de Bronce que recorría la costa vigilando incansable. Siempre fueron definitivas las aportaciones de Ayuso-Medea: con su sortilegio volvió  loco a Talos, el Hombre de Bronce.

 


De regreso finalmente a Hispania-Yolco, Feijóo-Jasón presentó al usurpador Pelias-Sánchez el Vellocino de Oro comprometido. Pero lo rechazó, incumpliendo su acuerdo de entregarle el gobierno (parece evidente que no le interesaba ni la Justicia ni la Dignidad). 

 


Ayuso-Medea no se rinde: habla con las hijas de Pelias-Sánchez y las convence de que si matan a su padre y troceado lo meten dentro de un gran caldero de líquido mágico hirviendo, saldría rejuvenecido. Las hijas caen en la trampa y matan a su padre.

 

Aquí dejo la narración semimitológica porque los aconteceres siguientes derivan en nuevos relatos de gran enjundia pero el objetivo que me vino a la mente creo que queda cumplido con éste final. ¡Zeus lo permita!

 

⭐️⭐️⭐️

 

 


Varios siglos más tarde de tales aventuras y desventuras, en 1429, el duque de Borgoña y conde de Flandes fundó la Insigne Orden del Toisón de Oro, una de las más principales, prestigiosas y antiguas órdenes de caballería de Europa. Con la elección simbólica del Vellocino de Oro el duque hacía referencia a la leyenda de Jasón y los Argonautas. Su lema “Ante ferit quam flamma micet” (hiere antes de que se vea la llama) continúa sorprendentemente vigente (u olvidada). La Orden se dividió en dos ramas: de la española es hoy Gran Maestre el Rey de España Felipe VI y de la austríaca el Archiduque Carlos de Habsburgo-Lorena.

 

 

8-8-23

 

CM