LA SOLEDAD DE LOS JUECES
Desde un primer momento, Sánchez, con sus variados y populosos gobiernos, emprendió el asalto al poder total.
Se había entrenado previamente con su propio partido desmontando las estructuras internas y sustituyéndolas por un a modo de guardia pretoriana entregada y sometida al jefe (“puto amo” le nominó el escabroso ministro Puente). En ello demostró su especial habilidad para trepar, engatusar y traicionar para atender exclusivamente su conveniencia. Aupado sobre una carencia de empatía, manipulador, seductor y de gélidos sentimientos.
Que un partido del calado del PSOE resulte horadado así, ha de preocupar a toda la ciudadanía, por su peso en la convivencia y por ser “partido de Estado”, con real opción a gobernar (hoy lo aparenta).
Pero el peligro más grave se manifiesta cuando, como jefe del gobierno, Sánchez comienza a aplicar idéntica receta: copar el poder.
El primer asalto (con sus tropas) al Poder Ejecutivo lo realiza a velocidad de vértigo, imponiendo una disciplina férrea para lo que usa un enorme grupo de “asesores” en la sombra de La Moncloa, que trabajan con enorme eficacia con el único objetivo de garantizar el poder del jefe. De tal ejército emanarán órdenes y consignas constantes a todo el equipo gubernamental sin permitir que ningún miembro se “despiste” ni, mucho menos, “flaquee”. A tal propósito fulminar al díscolo o simplemente incómodo o dudoso, es una herramienta usada por el jefe, con total frialdad y sin explicación alguna. Los brazos del Ejecutivo se alargan lo preciso para dominar los puntos neurálgicos de la Administración.
Asalta igualmente al Poder Legislativo, lo que los románticos denominaron “representantes del pueblo”, pero que mediante un sistema férreo de “listas cerradas” electorales, en la realidad no representan a otro que al que confecciona o aprueba tales listas. El sistema permite así garantizar el total sometimiento de los parlamentarios conmilitones del jefe del Gobierno y del partido.
El sistema (caso de no dominar el Legislativo exclusivamente con los propios), plantea “negociar” con los demás partidos parlamentarios. Nuestro sistema electoral permite que partidos antiespañoles obtengan parlamentarios de España. Naturalmente, Sánchez ha trapicheado (trapichea) con cualquiera que le ofreciese (ofrezca) su apoyo para mandar a cambio de cualquier cosa (si la “cosa” fuera ilegal, se cambia la ley). Desde luego, los antiespañoles exigen en la “negociación” lo que pueda perjudicar a España, lo que a Sánchez no incomoda en absoluto pues, como dijo y heredó de su antecesor Zapatero, se trata de un “concepto discutido y discutible”, o sea, sin valor, inexistente.
En el proceso totalitario Sánchez precisaba tomar el Poder Judicial. Al estar constituido por jueces “independientes” (de los partidos políticos), el método solo podía (puede) ser el “asalto”. Su primera gran victoria fue convertir al órgano político “Tribunal Constitucional” en un órgano judicial, la máxima instancia “judicial”, competente para revocar al Tribunal Supremo y, así, convertir a un grupo de políticos (conmilitones, más afines por “negociación”) en la máxima instancia judicial.
Ganada la primera gran batalla, pero no la guerra, contra el Poder Judicial, en estos días ha planificado el “golpe mortal contra los jueces” a través del sometido Legislativo (Parlamento):
-1: cambiar el acceso independiente a la judicatura, por el acceso “dependiente” por “méritos”, reservándose la evaluación de los mismos.
-2: modificar la fase de “instrucción” (investigación policial) en los procesos judiciales, transfiriéndola de los jueces (independientes) a los fiscales (sometidos) a la autoridad del Fiscal General, que nombra (o destituye) … el jefe del gobierno.
Dicho queda de Sánchez su interés único y sus raras características temperamentales. No es de extrañar, por tanto, que su entorno (familiar y profesional) sea “conflictivo”: su esposa procesada, su hermano juzgado, sus colaboradores más íntimos procesados, … Hay abiertas diversas líneas de investigación policial (por orden judicial) dada la apariencia delincuencial de otros elementos del ámbito de Sánchez, actuando en su propio provecho o en el del partido político al que pertenecen.
En resumen, claro que existen razones que justifican el ataque de la tropa sanchista a los jueces:
-1: suponen un formidable obstáculo en su proceso político dictatorial.
-2: son un riesgo temible para las actividades ilegales o conflictivas de su propia familia, de su grupo, …o de sí mismo.
Los jueces gozan aún de la “independencia” que les otorga la Constitución. Personalmente me parece admirable y encomiable el proceder de tantos jueces actuando en asuntos ligados al poder político, asuntos “delicados, incómodos o peligrosos”.
¿Quién respalda a los jueces?
¿Cómo les podemos ayudar? ¿Cómo nos podemos ayudar?
Hace un par de días se presentó una plataforma civil de intercambio de ideas, Atenea, que se define como liberal conservadora y apartidista. Interesante la idea y sus patrocinadores (presididos por Iván Espinosa de los Monteros). Hicieron una pequeña mesa redonda con un magistrado y una abogada de prestigio debatiendo sobre el Estado de Derecho como columna vertebral de la Democracia con exposiciones ambas muy preocupadas por el deterioro promovido desde el gobierno. Se expuso que el ataque a la Democracia puede ser externo (la Revolución), o interno, carcomiendo los poderes que, controlándose unos a otros, consiguen el equilibrio que evita la concentración de poder y permite el Estado de Derecho y la Democracia. Se estimaba que aquel y, por ende esta, se encuentran amenazados. Participo de la misma preocupación.
¡Bienvenida sea Atenea con el ánimo de canalizar ideas que ayuden a salir del proceso totalitario que se está produciendo!
CM
27-9-2025





















