martes, 25 de octubre de 2022

 EL VALLE DE LOS CAÍDOS

 

 




 

 


 


El Valle de los Caídos, (hoy oficialmente denominado Valle de Cuelgamuros), es un conjunto monumental formado por una basílica católica, una abadía y una gigantesca cruz de piedra de 150 metros de altura. Se espera un cambio de régimen jurídico bajo la legislación más reciente (de hace tan sólo cuatro días). Posiblemente desaparecerá cualquier vinculación con la Iglesia Católica y, por tanto, la disolución de la Comunidad Benedictina. 





Originalmente fue un proyecto inspirado por Franco para honrar a los fallecidos (caídos) de su bando (nacional) en la guerra civil y como exaltación de su victoria sobre el bando contrario (republicano).

 

La construcción se inició en 1940 (un año después de terminada la guerra civil) y se inauguró en 1959. 

 



Poco antes de su inauguración se enterraron allí a fallecidos de ambos bandos dando un giro a su significado en que se incluía la idea de reconciliación nacional. En total 33.833 españoles de ambos bandos caídos en la guerra fueron enterrados entremezclados en la enorme cripta. Y también José Antonio Primo de Rivera, abogado, procurador en cortes y fundador de Falange Española, fusilado en Alicante por el bando republicano. Está  próxima la exhumación de sus restos a iniciativa del actual gobierno socialista-comunista-populista de Pedro Sánchez (espero que no me acusen de enaltecer el falangismo o el franquismo porque tiene penas de aúpa).

 



Las obras se iniciaron con trabajadores libres a los que posteriormente se pudieron unir voluntariamente presos políticos republicanos con un régimen de redención de penas por el trabajo (5 o 6 días de redención por día trabajado) a más de su remuneración pecuniaria semejante a la de los trabajadores libres.





En 1956 se encomendó a la Orden Monástica Benedictina la atención de la Basílica que garantizase la dimensión espiritual de todo el monumento. Para ello se firmó un contrato con la Comunidad Benedictina de Santo Domingo de Silos. La Orden Benedictina se rige básicamente por un código del siglo VI que contiene la Regla de San Benito. En la actualidad unos veinte monjes forman la Comunidad de la Abadía. La Orden Benedictina depende directamente de la Santa Sede. Hace tres años se suspendió la asignación económica oficial a la Comunidad que ya ha traído como consecuencia algún deterioro en el exterior. A fecha de hoy queda pendiente regular qué ocurrirá con la Comunidad en el marco de la última legislación que califica a la Basílica como cementerio civil.




 

En 1975 murió  Franco y fue enterrado en el Valle de los Caídos, siendo el único de los enterrados que no falleció en la guerra. Franco fue exhumado finalmente en 2019 mediante decreto ley aprobado por el Parlamento por mayoría absoluta gobernando Pedro Sánchez, y bajo el amparo de la Ley de Memoria Histórica aprobada en 2007 siendo Rodríguez Zapatero presidente del gobierno.



 



Por la ley de Memoria Democrática, aprobada el 19 de octubre de 2022 el Valle de los Caídos pasa a denominarse  Valle de Cuelgamuros.




Mi opinión:


El colosal monumento es símbolo de dos posturas profundamente enfrentadas: en la primera, se pretende honrar a los “caídos nacionales” y exaltar la victoria armada sobre los “rojos-republicanos”; el perdón y la reconciliación son las esencias de la segunda opción que comienza a aparecer dentro del régimen franquista entre 1957-58 con la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos.

Al tiempo, Santiago Carrillo, líder del partido comunista español en el exilio, promovió  por su parte la necesidad de una reconciliación que superase la guerra civil.

Muerto Franco en 1975 dos personajes clave (el Rey Juan Carlos I y el expresidente del gobierno Adolfo Suárez) alientan la “transición” de un régimen dictatorial a una democracia parlamentaria. En 1978 se alcanza un gran consenso nacional entre las diversas fuerzas políticas que fructifica en una Constitución de la que hasta hoy gozamos.




Desgraciadamente hay quienes, no conformes con la “transición“, buscan la revisión de lo acontecido, la reparación de los males causados a los perdedores de la guerra de 1936-39 (!!) y el enfrentamiento entre españoles. Algunos de ellos han llegado a tener poder, cuestionan la transición y buscan ganar con el BOE lo que los suyos perdieron por las armas hace más de ochenta años. Me parece estúpido, disolvente y enormemente peligroso. Justo lo contrario de lo que creo que es la justificación de cualquier gobernante: actuar para facilitar la convivencia entre los ciudadanos. 

En cuanto al cambio de régimen jurídico soy pesimista: desaparecerá cualquier alusión religiosa y se disolverá la actual Comunidad Benedictina con todo lo que implica. Y en absoluto espero que el Papa actual se implique lo más mínimo en buscar la solución más juiciosa y adecuada a todo lo que suponga reconciliación y buena convivencia. Ni los ciudadanos más sosegados y prudentes levantaremos la voz porque estamos anestesiados, doblegados y sometidos.


C.M.



 

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