DONACION ILEGÍTIMA
DE PATRIMONIO NACIONAL
El 23 de diciembre de 2024 (ocupados la mayoría en organizar la cena de Nochebuena), el Consejo de Ministros aprobó ceder gratuitamente al Partido Nacionalista Vasco un palacete en la Avenida Marceau 11 de Paris, que alberga la sede del Instituto Cervantes en la capital francesa. Dicha cesión gratuíta quedó refrendada por el Parlamento el 29 de enero de 2025. Para tal cesión el gobierno se apoyó en la Ley de Memoria Democrática. La reiterada reclamación del PNV sobre el palacio fue sistemáticamente denegada por la justicia francesa y española.
La cesión de “nuestro palacete de Paris” considero que es ilegal y, por tanto nula, conforme a los siguientes argumentos:
1- La vigente ley de Patrimonio establece (sección 5ª, artículo 145) que “los bienes y derechos patrimoniales de la Administración General del Estado (o sea, de todos los españoles; el palacete incluído) cuya afectación o explotación no se juzgue previsible podrán ser cedidos gratuitamente, para la realización de fines de utilidad pública o interés social de su competencia a comunidades autónomas, entidades locales, fundaciones públicas o asociaciones declaradas de utilidad publica…. Cuando la cesión tenga por objeto la propiedad del bien o derecho, sólo podrán ser cesionarios las comunidades autónomas, entidades locales o fundaciones públicas”.
2- Por curiosidad, el artículo 153 admite que “Los bienes y derechos del patrimonio del estado podrán ser permutados cuando, por razones debidamente justificadas en el expediente resulte conveniente para el interés publico”.
En nuestro caso:
El palacete está afectado a la importantísima labor del Instituto Cervantes.
Un partido político (PNV en este caso) no puede ser cesionario por no ser comunidad autónoma, ni ente público ni fundación pública.
Tampoco es planteable la permuta puesto que no hay contraprestación conveniente para el interés público. Sabemos que la contraprestación del PNV consiste en apoyar con sus 5 parlamentarios para que Sánchez siga presidiendo el consejo de ministros. Eso, evidentemente, no es de interés público, sino todo lo contrario para una gran parte de los españoles.
Más a la brava: Sánchez (y su tropa) sólo pretenden mantenerse en el poder, “buscando votos debajo de las piedras” (Sánchez dixit), lo que incluye regalar nuestro patrimonio a cambio de esos votos. Regalar lo que no es suyo no es cosa distinta que robar y estafar. Todos quienes lo han aprobado en el Parlamento pueden ser cómplices de delinquir contra los ciudadanos.
Nuestro palacete en París, como edificio, contenido, situación y actividad que alberga, es una riqueza importante del patrimonio común que debemos defender.
De no hacerlo, ¿podrá Sánchez regalar a Puigdemont el Palacio de la Zarzuela y que se ocupe él de los inquilinos? Suena fuerte, ¿eh?
CM
30-1-2025