viernes, 13 de junio de 2025

 LADY FRIEGAS

EL COMANDO EXTERMINADOR (2)

(continúa la fábula)

 





- Hasta esta misma mañana he creído en la lealtad de Sobrero -gazmoñeó el ex-Comandante desde la asepsia de su microapartamento saturniano en que le mantenían encarcelado y donde le habían rebautizado con el nuevo nombre de Narciso. 





El recientísimo avance en la sincronización de los relojes atómicos ópticos había alterado de tal forma las medidas de tiempo y espacio que ya permitía escuchar y visualizar desde Saturno emisiones terráqueas en tiempo real. Un pequeño paso más y sería posible percibir los acontecimientos con anterioridad a que sucedieran. No otra era la esperanza del nuevo Narciso.





No había perdido el tiempo el sagaz vendedor de humo, presentándose como un supersanador. Había convencido a sus guardianes de que en su mano estaba sanar sus quebrantos. Su técnica era simple: primero “creaba” la dolencia para, más tarde, hacerla desaparecer. El gran milagro de la palabrería hipnótica. Sin duda un formidable maestro en la materia.

Así había conseguido que todo el cuerpo de guardianes, empezando por los jefes, “comieran de su mano”. Aparecían y desaparecían padecimientos por encanto. A cada quien decía exactamente lo que deseaba oír. Y todos enfermaban y sanaban felices con las atenciones de Narciso.

Después, lo más simple fue conseguir su liberación y un pasaje de primera clase especial desde Saturno a la Tierra. Para entonces, aquella idílica sociedad saturniana ya no era tal. Dividida y enfrentada sufría las calamidades y empobrecimiento inevitables. Ellos perdían, Narciso ganaba. Como siempre.





De nuevo en la Tierra fue recibido por Lady Friegas con inmenso entusiasmo. Ella había creído conveniente darse de alta en el registro como Labego lo que le ayudaba a escamotear pistas de sus antiguas conexiones con el Comando Exterminador. Hasta dos días antes su libido la había mantenido vinculada a Sobrero, el último subordinado vivo del famoso (y esfumado) Comando. Repentinamente le sobrevino una anafrodisia (inhibición sexual) tan radical que, la sóla mención del formidable copulador le provocaba una repugnancia insuperable. Vino a coincidir la repulsión con la caída en desgracia del recio apañador debido a evidentes signos delincuentes. Repelido y abominado por todos sus valiosos contactos y por todos cuantos anteayer le aplaudían a rabiar y le rendían pleitesía.





- ¡Al fin juntos de nuevo, amor mío! Luces espléndido, quizás algo más delgado. Y vuelves justo cuando más necesario eres. Porque te supongo al tanto de las horribles trapacerías de tu antiguo asistente que acaparan redes sociales y canales de televisión con las más ignominiosas condenas. ¡Cómo habrá sido capaz el muy miserable, aprovechando tu ausencia y mi candidez! - fueron las palabras de bienvenida a su antigua pareja.

- Gracias por tu amor y fidelidad, vida mía. Muertos Sobresaliente y Titán y fulminado Sobrero para cualquier actividad, me he quedado sin Comando con que comandar a parroquianos y chusma. Por cierto, no existiendo el Comando, deja de tener sentido mi nombre de Comandante. Creo más apropiado y útil usar el que en Saturno me asignaron, Narciso, que me cae sonoro y me agrada sobremanera – le contestó.

- Bromeas sin duda querido Narciso. Tienes a un enorme ejército de devotos, de interesados, de mantenidos, de parásitos, de confundidos y trastornados que precisan de tu guía y mando para asegurar el yantar en sus casas, los dineros en sus sacos y la revancha en sus tripas. Tan solo precisas presentarte como lo que eres, el salvador.

Volvió Narciso a notar correr por su sangre todo cuanto alimentaba a su personalidad. Sin duda aquella mujer era su guía.





Claro que Narciso ignoraba que Labego había empleado con eficacia su ausencia en lo que era magnífica especialista: identificar necesidades o simples pretensiones de unos, localizar a quienes podían proporcionarlas, y negociar el esqueleto para los dineros de unos, de otros y propios. En poco tiempo movió fortunas e hizo importante fortuna para sí. En tales lides encontró a quienes pretendían un ejército de interesados, de mantenidos, de parásitos, de confundidos y trastornados y ofrecían lo que ni en sueños podía imaginar Narciso. Su negociación, muy avanzada, incluía el uso de la centenaria y manida marca aunque aún sirviese de útil blasón para tal patulea, y, naturalmente, anular a Narciso. No fue esta la condición de peor digestión para Labego. Ni mucho menos. Tenía perfectamente asumido que ese aspecto era de su personal incumbencia.

Desde luego conocía otras gentes que soñaban con igual objetivo. Pero no eran profesionales. Ni siquiera hábiles. Tenían además remilgos y abundantes escrúpulos anquilosantes añadidos a una gandulería crónica bien alimentada por una atmósfera burócrata cómodamente asentada en su común cobijo. Y ella lo sabía.





Por otra parte, contaba conque Sobrero, animal salvaje acorralado y con armas feroces, era un peligro no despreciable. No tendría más remedio que ignorar su repentina repugnancia y aprovechar adecuadamente un próximo encuentro con quien suplía su falta de gracejo con retranca y suspicacia campesinas. Pero sabía sobradamente que su cuerpo era un muy contundente aliado para rendir al sentenciado. Pacientemente ella se había hecho con las copias de sus documentos más sensibles que, como era natural, había ido arrendando o entregando bien a los mejores postores o a quienes creía que podían producir reacciones de las que sacar mayor ganancia o mantenía a buen recaudo en espera del momento oportuno. Títeres al fin y al cabo desde las latitudes más exóticas. Los mecanismos formales de las democracias seguían resultando de utilidad enorme para hacer creer a las masas su protagonismo sin que se persuadieran, convenientemente anestesiadas y embrutecidas, de la real oquedad del sistema democrático, para lo que tanto se esforzaron unos y otros durante años.





Finalmente Labego, despierta y sagaz, ha absorbido conocimiento como una excelente esponja de sus múltiples contactos individuales. Ya sabe que los dineros subterráneos se mueven a diario en el ámbito de un campeonato de golfos aficionados, frecuentemente cutre y mísero en el que las cifras de cada negocio raramente aportan más de un millón de dólares a los intermediarios. Aunque los apandadores aficionados son tan numerosos que globalmente manejan cantidades enormes extraídas de los innumerables recovecos de los presupuestos públicos. Los tres reclutas del Comando son (eran) ejemplares modélicos de la delincuencia mugrosa. Narciso es (era) un valioso peón del tablero para el juego importante. ¿Algo más grotesco que un peón creyéndose el rey?

 






Las piezas convenientemente dispuestas en el tablero. ¿Cuáles habrá que sacrificar para batir al rey contrario? Juega la dama negra.

 

CM

13-6-2025


miércoles, 11 de junio de 2025

 SELECCIÓN DE PÉREZ REVERTE

 

 



Don Arturo Pérez Reverte ha ido publicando algunas citas clásicas que bien podrían aplicarse a la realidad de nuestros días. Hé aquí algunas de ellas:

 

Historias, de Cornelio Tácito: «Vencidos o rendidos, iban a morir igual. Una sola diferencia había: si exhalaban su último aliento entre las burlas y afrentas de la gente o lo hacían con un acto de valor. Pero Vitelio hacía oídos sordos a tales consejos».

(Apuesto por burlas y afrentas, las que PS viene cosechando cuando pisa la calle)

 

Epistolario de Plinio el Joven: «Régulo es difícil de derrotar, poderoso, intrigante, adulado por muchos y protegido por el miedo que le tienen muchos otros; y el miedo es a menudo más poderoso que el amo».

(Así lo creo, el miedo supera ya la personalidad de PS).

 

Epigramas de Marcial: «Una gran multitud de parásitos grita elogios y te aplaude, Pomponio, porque les das bien de comer, no por ti mismo».

(Exacto a cuanto viene ocurriendo con tantos paniaguados de dentro de la familia natural y la pretoriana de PS).

 

Catilinarias, de Cicerón: "¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia? ¿Hasta cuándo te burlarás de nosotros? ¿Dónde llega tu loca osadía? ¿Cómo no te hacen desistir de tu locura la vigilante guardia de palacio, ni los centinelas de la ciudad, ni el temor al pueblo?".

(Pregunta oportuna para guardia y centinelas de PS para la que carezco de respuesta).

 

Vidas paralelas, de Plutarco. «Con estas disposiciones quedó la ciudad tan dócil y tan embobada con el poder de Numa, que aceptaba las cosas más absurdas y las más evidentes mentiras, no admitiendo que hubiera nada de increíble en cuanto él proponía».

(Descripción muy ajustada a la tristísima realidad de nuestra sociedad, indiferente, amorfa, anestesiada en que campa PS).

 

Si simplemente sustituimos los nombres de Vitelio, Régulo, Pomponio, Catilina y Numa por el de Pedro Sánchez y podrían ser perfectamente crónicas de hoy mismo.

 

Del artículo de Míchel Pérez en El Debate

 

CM

11-6-2025

 

 


domingo, 8 de junio de 2025

 GÉNESIS

Con frecuencia la Biblia nos arroja luz para mejor valorar sucesos actuales.

 





LA TORRE DE BABEL

(GÉNESIS 11)

“La ciudad y la torre:

Los descendientes de Noé decidieron construir una ciudad con una torre que "llegara al cielo". Su intención era hacerse famosos. 


La arrogancia de Dios:

Dios vio la construcción como un acto de soberbia por parte de la humanidad. 


La confusión de lenguas:

Para castigar la arrogancia, Dios confundió las lenguas de los constructores, haciendo que no pudieran entenderse entre sí.”

 

Más tarde Dios permitió que los seres humanos se pudieran agrupar disfrutando de una misma lengua para mejor entenderse, más fácil comunicarse y favorecer la convivencia.

En España disfrutamos del privilegio inmenso de contar con un gran idioma, el español. Permite que los cuarenta y dos millones de españoles nos comuniquemos en un idioma común del que gozamos más de cuatrocientos millones de personas en todo el mundo. Además, once millones hablan catalán, más de dos millones y medio hablan gallego y novecientos mil hablan vasco, unos y otros concentrados principalmente en sus regiones.




ROSALÍA DE CASTRO


VASCO Y CATALÁN RÍEN EN ESPAÑO



Presidida por el presidente del gobierno de España y participada por los diecisiete presidentes de sus regiones y ciudades autónomas, se celebró una llamada “Conferencia de Presidentes”. Tiene por objeto la cooperación entre todos los entes públicos. Imprescindible pues la mejor comunicación posible. La más potente herramienta de comunicación es el idioma común, el español. Pues el Presidente del Gobierno de España decide el disparate de que se utilicen lenguas desconocidas por el conjunto, lo que obliga a utilizar traductores. ¿Hay mayor absurdo y desatino? Tan sólo la Presidenta de Madrid denuncia tal locura y despilfarro, ausentándose cuando se usan lenguas no comunes.

Claro que, hay un ridículo tiempo disponible para cada exposición (diez minutos) y los asuntos de mayor interés o gravedad general no se acuerdan en una agenda previa. Naturalmente el resultado es un desacuerdo total. Sería indiferente utilizar diecisiete lenguas babélicas, todas incomprensibles. No existe tal ánimo de colaboración del convocante, es un puro fraude, uno más.

El Presidente del Gobierno actúa como el agente bíblico de Jehová para confundir a los hombres.





 


ABRAHAM RUEGA POR SODOMA 

(GÉNESIS 18)

“Entonces Jehová dijo: Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, descenderé ahora, y veré si han se consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí.

Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío?  Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él?  Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?  Entonces respondió Jehová: Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos.”  

Abraham, dudoso de encontrar tantos justos, fue “regateando a la baja” con Jehová, hasta: “No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez.” 

Pero Abraham no encontró ni siquiera a diez.

“Entonces Jehová envió desde el cielo azufre y fuego y destruyó las dos ciudades”.

 

Puso Dios a un santo varón (ni idea de donde lo sacó) con el encargo de buscar diez hombres justos (preocupados por la justicia para sí y los demás, honestos, íntegros, compasivos y generosos) en el Parlamento español entre los diputados del PSOE. Para ser Justos, tan sólo se requería que, siendo fieles a sus promesas, asumieran la Constitución española y defendieran la unidad de España.

El extraño santo varón no encontró a diez, ni siquiera encontró a uno.

Azufre y fuego.

 

CA

8-6-2025