ORGULLO DE VERDAD
ALGUNOS DATOS SIGNIFICATIVOS LGTBI:
Entre el 5% y el 10% de la población mundial es LGBTI y su PIB se situaría entre los 2,7 y los 5,2 billones de dólares.
Si el colectivo LGBTI fuera un país sería la tercera o la cuarta potencia mundial. Por ponerlo en perspectiva, el PIB de Japón (tercera economía mundial) en 2019 fue de 5 billones de dólares, según el Banco Mundial.
El poder económico de la comunidad LGBTI va en aumento a través de las nuevas generaciones. Mientras que en 2012, el 6% de los mileniales estadounidenses se identificaba de esta manera, este porcentaje alcanza ahora el 9%.
En los 14 países de la OCDE donde se dispone de datos, la comunidad LGTB representa al 2,7 % de la población adulta. En otras palabras, en estos 14 países de la OCDE, al menos 17 millones de adultos se autoidentifican como LGTBI
El movimiento se inicia en 1968 en Nueva York.
En España, el movimiento LGBT nace entre 1977-78.
El gasto que hacen hoy los turistas LGTBI en España se sitúa en torno a los 150 euros diarios, frente a un rango de entre 44 euros en viajes nacionales y 66 euros en internacionales de la media nacional.
España acoge un 20% del negocio turístico de la Unión Europea en el ámbito LGTBI y recibe en torno a 7 millones de turistas de este segmento al año.
El “Orgullo” aportó a Madrid el año pasado entre trescientos y cuatrocientos millones. El Orgullo LGTBI dejará más de 400 millones de euros en Madrid este año tras el paso de 2 millones de visitantes.
Madrid se ha convertido en uno de los destinos LGTBIQ+ más importantes a escala mundial.
La Marcha del Orgullo ha sido criticada por dejar de ser una manifestación reivindicativa para pasar poco a poco a ser un negocio
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A lo largo de mi vida he tratado con algunos homosexuales declarados. Ninguno “con pluma”. Al contrario, todos con formas y modos absolutamente correctos y “normales”. Jamás tuve ningún problema, fueron personas serias, profesionales, agradables y respetuosas. Nunca tuve la menor sensación de violencia o incomodidad. Y si quisiera encontrar algún signo de distinción en ellos quizás fuese la cortesía y delicadeza en el trato.
Con mi gran amigo Jaime tuve una relación estrecha, profunda. Cuando le conocí ya era un personaje muy reconocido socialmente y, sobre todo, profesionalmente. Gozaba de respeto y admiración muy merecidos a lo largo de décadas de actuación en el ámbito literario. Se le consideraba (y lo era) un verdadero gurú de la edición literaria. Su buen oficio nos ha permitido conocer las obras de interesantísimos autores.
Jaime disfrutaba de unas extensas y ricas relaciones sociales principalmente en el ámbito intelectual. Entre sus grandes amigos, Carlos Barral, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Carmen Balcells, Francisco Ayala, Sánchez Ferlosio, Juan Benet, Gunter Grass, Isak Dinesen, Garcia Hortelano, Manuel Vicent, Javier Pradera, Jesús Aguirre… y los demás innumerables que ahora no me vienen a la memoria. Su gran capacidad observadora, su saber escuchar, le hicieron una persona enormemente culta, muy interesante. Era homosexual. Ya entonces tenía pareja, con la que sólo convivía intermitentemente (su compañero no vivía en España) desde décadas. Y era un auténtico dandi.
Desde un primer momento conectamos perfectamente. En el trabajo formamos enseguida un tándem muy eficaz: él desde su valioso conocimiento literario y yo desde mi apoyo en él área económico-financiera. Ambos nos dábamos seguridad.
Nació una amistad profunda que permitió que acumulásemos muchas horas de charla. Jaime había dejado de conducir. Vivía en el centro del viejo Madrid (en un ático singular, fantástico, desde el que se disfrutaba de unas vistas espectaculares. Naturalmente él había sido el decorador, delicado, original). Tuvo que sucumbir ante la insistencia de una gran revista de decoración que realizó un precioso reportaje sobre su casa. Encontré la manera de volver a la mía (Majadahonda) desde la plaza de Salamanca haciendo un laberíntico recorrido que atravesaba el Madrid antiguo (Príncipe de Vergara, Alcalá, Peligros, Jardines, Montera, Carretas, Mayor (allí se bajaba Jaime), Cuesta de la Vega, Virgen del Puerto, Casa de Campo, Pozuelo, Majadahonda) sin emplear más tiempo que en otros trayectos más convencionales. Parece mentira pero tardaba algo menos que la opción del formidable y vano atasco de la carretera de La Coruña. En amenidad, ni color. Y, cuando me acompañaba Jaime, nos daba ocasión de conversar pausadamente. Además me daba oportunidad de circular por lugares inusuales para mí (¡Ay la degradada prostitución en Jardines y Montera! ¡Ay las casi ancianas “esquineras” en aquellas noches de diciembre y enero!). De su homoxesualidad sólo conocí su educación exquisita, su sensibilidad, su elegancia y a su encantador compañero. Atesoré su enorme caudal de experiencias como hijo de un eminente escritor exiliado por la guerra civil. Desde luego Jaime era “de izquierdas”, republicano por tradición y por convicción (lo que no impidió que tuviera cierta relación personal y un espléndido concepto de don Juan Carlos). Pero en su manera de proceder era rotundamente “de derecho”, demócrata hasta el tuétano.
Si Jaime viera hoy la estética de el “Orgullo”, volvería a morirse. Sin duda.
Yo creo que alrededor de las agrupaciones homosexuales ha crecido un monstruo que genera una gran riqueza a la que acuden todo tipo de buscavidas. De aquella natural y justa reivindicación por ser considerados “uno más” se ha ido pasando a la politización más rastrera y chabacana. Pero genera tal cantidad de dinero que son muchísimas las bocas interesadas en agrandarlo y poner sus estandartes en esos colectivos.
Cuando una de mis hermanas vivía en la calle Libertad con Augusto Figueroa, tenían que salir huyendo de su propia casa durante una semana o diez días porque era absolutamente imposible vivir con el “Orgullo” a pie de dormitorio. La degradación oficial se materializó cuando de la plaza pasó de estar dedicada a don Juan Vázquez de Mella a estarlo a Pedro Zerolo. Un extraño “progreso”.
Para mí, haber merecido la amistad de Jaime, es un orgullo verdadero.