martes, 27 de junio de 2023

 MATAR EL TIEMPO

 

"Mi misión es matar el tiempo, y la del tiempo es matarme a mí. ¡Qué cómodo se encuentra uno entre asesinos!"

Emil Cioran



 

Comenzó hace ya unos años. A partir de que me jubilé. Trabajé durante más de cuarenta y dos años por cuenta ajena con una dedicación intensiva y extensiva. Como nunca tuve especial afán por escalar hasta la cumbre sólo conocí como observador privilegiado las luchas, los navajazos, entre quienes sí tenían una mayor necesidad de respirar poder. Tuve el que necesité para realizar mi trabajo y alimentar mi ego. 




No creo que difiera en esencia la batalla que se libra por el poder en la cúspide de una empresa privada de la que se produzca entre los políticos profesionales en los partidos políticos. Con algún matiz tremendamente importante. 




En la empresa es (casi siempre) imprescindible gozar de suficiente solvencia científica o técnica (aparte de las indispensables condiciones de liderazgo); es claro que en la política no lo es. En la empresa no llega a desaparecer casi nunca un mínimo respeto por la valía del colega competidor; en política me temo que funciona mucho más el temor que el respeto. En suma, cruentas batallas en cualquier ámbito, empresarial o político, pero creo que en éste la formación es prescindible y funciona de forma destacada la astucia (no la sabiduría) y el temor (no el respeto). Así sucede que cuando la política penetra en la dirección de una empresa (sea privada o pública) sucedan los desmanes más tremendos, las decisiones más injustas y estúpidas, naturalmente menos profesionales. Inaceptable.

 



Pero decía que me retiré hace años del mundo laboral y afronté de sopetón un panorama radicalmente distinto. Por fin podía dedicarle a mi familia el tiempo y la atención necesarios. Pero, con los hijos emancipados y batallando ya en el desarrollo de sus propias vidas, mi mujer y yo nos reencontramos en la casilla de salida después de más de cuarenta años dedicados en parte principal a ayudar a que nuestros pollos iniciaran su vuelo. Afortunadamente volaron y volaron muy bien. Lo cierto es que mi mujer sufrió una jubilación prematura en su absorbente profesión de atendernos al resto de la familia y a la llevanza  de “la casa”. Como sabemos es una profesión que exige disponibilidad absoluta las veinticuatro horas del día y los doce meses del año. Por tanto, la jubilación en su parte principal, motivada por haber alcanzado el objetivo primero, la imagino brutal y a edad muy temprana. Pero nos tenemos. Y eso es una bendición de Dios imposible de agradecer suficientemente.



Libres ya de las obligaciones complejas y muy exigentes decidimos regalarnos con viajar. ¡Cómo disfrutamos de esa libertad ya en olvido! Y con volver a esa cierta anarquía en que nos desenvolvimos al inicio de nuestra vida en común. Es muy sabrosa esa anarquía cuando te ha sido vedada durante décadas. Sin horarios estrictos (podíamos prescindir del reloj), sin muchas más obligaciones que las básicas necesarias para sobrevivir. Gozábamos aún de un exquisito grupo de amigos entrañables. Aún disfrutábamos de una edad que nos ponía pocos límites y gozábamos de buena salud. ¡No teníamos que pasar “revisiones médicas”! Y éramos “académicos” en las horas de sueño.



Un par de años más tarde, primer tropiezo grave de salud. De los que, saliendo bien, te encadenan a futuro a controles médicos. Comenzaron a fallecer amigos entrañables, profundos, tan antiguos como nuestra niñez o juventud. Aparecieron los primeros síntomas de vejez… Ya se dormían menos horas. Por vez primera comenzó a “sobrar” tiempo.

 



Hace bastantes años asistí a la jubilación de un viejo guardabosques de sólida reputación ganada en más de sesenta años y enormemente querido y admirado en la comarca. Le pregunté: -“Tereso, ¿y ahora que va a hacer usted?”; -“Me levantaré temprano, como siempre, saldré y me sentaré en una peña a ver pasar el campo”; -“¿Cómo ver pasar el campo?”; -“Claro, el campo jamás es igual, cambia constantemente, es una gloria observarlo. Y así, hasta que llegue la muerte”. Fue su sencilla, inteligente y sensible manera de “matar el tiempo”.

 


Carezco de la sencillez, inteligencia y sensibilidad de Tereso. “Mato el tiempo” de manera más desordenada, más compleja, menos sensible. Aunque gozo observando cómo crece la yerba en Asturias al salir el sol tras unos días de lluvia. Veo crecer la yerba, oigo crecer la yerba entre el alboroto de cientos de pájaros y el ritmo salmódico de los cencerros del ganado. Me extasío frente al mar. Contemplo el romper rítmico de las olas. Como me sumerjo en la melancolía, paso a mirar más lejos donde las olas bailan adornándose de espuma.  Leo bastante. También me deleito escuchando música. Y hasta me atrevo a escribir algunas sensaciones de vez en cuando. Entablo alguna conversación intrascendente, pero que siempre me enriquece, con lugareños. Observo navegar a las nubes, realizar sus propias carreras mientras se hacen y deshacen…”mato el tiempo mientras el tiempo me va matando inexorablemente”. Si, estoy “cómodo entre asesinos” como decía Ciorán.

 

 

 

27 de junio de 2023

 

 

CM

 

sábado, 24 de junio de 2023

 CORTE DE DIGESTIÓN EN SAN JUAN

 

 

 



Anoche era la gran fiesta del fuego. Las hogueras de San Juan. Ancestral celebración con que se sigue recibiendo al verano. El tiempo acompañó correspondiendo a la ocasión. Aquí, (en Ribadesella) está bien organizado. Se destina una amplia y cómoda zona para el festejo. A una hora prefijada, los grupos familiares y de amigos acceden a ella para balizar la parcela que se les acomoda. Aporta organización y orden a una fiesta que lleva implícito cierto desmadre. Aún carezco de información de familia y amigos sobre cómo se desarrolló la fiesta. Pero otros años resultó espléndida, con un acogedor y divertido ambiente. Éste año mi nieta mayor, María de Lugás, ya compareció con su grupo de amigos en “parcela propia”, natural y señero a los quince años. Ni que decir tiene que ingredientes obligados de la fiesta son la comida y la bebida, a más de la música, celebración del fuego purificador, …




Nosotros, acordes con la edad y circunstancias, acudimos a comer al hostal de unos antiguos y buenos amigos. Hace años concursaban con ventaja en la elaboración de la fabada asturiana. Extraordinaria, ingredientes de primerísima y profunda devoción y cuidado a la cocción en leña. El resultado, espectacular. Además del coqueto hostal, madre e hijo fueron embelleciendo el lugar con una formidable floresta y mimo exquisito en la decoración tradicional salpicada de aportaciones importadas por la inquietud y sensibilidad del hijo. Son entrañables y así nos vienen recibiendo desde hace décadas. Inevitablemente cada año, en la tertulia que con ellos hacemos, se emplea más tiempo en relatos de enfermedades, huesos quebrados, ampliándose el abanico cada año. En gastronomía perdieron la brillantez que durante tantos años tuvieron en la confección de la fabada pero fueron ampliando su artística y exquisita carta con más opciones. En fin, todos los ingredientes para disfrutar grandemente de una estupenda comida.




Pero yo “la jodí” (fastidié, quiero decir). Al salir de casa hacia el hostal-restaurante me “calcé” con precipitación y enorme esfuerzo unos antiguos vaqueros que viven aquí desde hace años. Cierto que tenia el recuerdo de que en los años últimos ya se había producido un apreciable desajuste entre la talla del pantalón y mis hechuras. Mi “desparrame” corporal ha sido de traca este año, muy concentrado en lo que fue cintura (ahora, parte central del cuerpo). El caso es que el pantalón primero y su cinturón después quedaron “encinchados” a mi cuerpo con esfuerzo notable. A medio pulmón llegamos al lugar de nuestro festejo.





Razonablemente, yo no llevaba ropa “para comer”, me tenía que haber abstenido. Pero no lo hice: bolitas de exquisitísimas croquetas con variedad de ingredientes (jamón, merluza, pulpo, …). No debí, pero las bolitas eran irresistibles y fueron al saco. Siguen haciendo allí unas cebollas rellenas de atún y con una salsa invencible. Pasaron al saco también. Luego una fabada por todo lo alto que, aunque no goza de los esplendores de antaño, sigue siendo un plato (con su compango) inevitable. A la hora del postre ya me habían saltado todas las alarmas y desestimé su variada y deliciosa oferta. Nos despedimos más rápido de lo que me hubiese agradado y llegué a casa (cuatro minutos) hecho fosfatina.

Descinchar fue un momentáneo alivio. Apareció entre las telas un vientre descomunal, porque lo es y porque sufría una muy evidente inflamación. 



Comenzó el calvario. Se fue extendiendo a toda velocidad un dolor profundo, angustioso y persistente. No hubo con qué calmarlo (almax, reni, sal de frutas, quedos y superficiales masajes sobre el sillón articulado, …, ¡nada!). Evidentemente algo se había emponzoñado y estaba sufriendo los síntomas claros de un importante envenenamiento. Que no fue por la calidad de las comidas (de todas tomó mi mujer sin ningún contratiempo) sino por haberlas ido almacenando durante tiempo fuera de lugar. Supongo que los cuarenta y cinco centímetros de tubo digestivo que hace más de diez años se quedó en el quirófano añadieron alguna traba más al “reventón”. 




Pero lo peor es que no reventaba a pesar de variadas visitas al retrete. Tan mal me sentía que probé lo que algunos me habían comentado e incluso creo que vi en alguna película: ya que por la puerta de salida no había manera de vaciar en condiciones, había que intentar hacerlo por la de entrada. Carecía de experiencia pero sí sabía que se trataba de introducir dos dedos hasta el fondo de la boca y forzar el vómito. Conseguí sacar una ridiculez para lo que esperaba pero fue el primer alivio en muchas horas. Como pasaban las dos y media de la madrugada aproveché raudo para meterme en la cama. Acierto total: dormí sin sobresaltos hasta la seis treinta y cinco.


Rápidamente al retrete. Comenzaron a funcionar los tubos. Comenzó a vaciarse la ponzoña. ¡Qué descanso, qué alivio, qué gusto, qué inicio de regreso a la vida plácida! Prescindo de comentar olores y aspectos por desagradables y no amigables. Me queda una especie de fatiga en las piernas.



Hoy “sopitas y buen vino” que aconsejan de antiguo a los viejetes y, sobre todo, algo de mayor cordura a esta edad eligiendo atuendos adecuados que no pongan trabas al buen yantar (¡qué inteligentes los moros con sus chilabas!).

 


 

24 de junio de 2023

 

 

CM

 

miércoles, 21 de junio de 2023

 CIS y AEMET, DOS PETARDOS

 

 

 

Con las siglas “CIS” se identifica al Centro de Investigaciones Sociológicas. 


“El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) es un organismo público que tiene como objetivo principal el estudio de la sociedad española.


Lleva a cabo esta tarea fundamentalmente a través de la realización de encuestas en las que se pregunta a la gente su opinión sobre temas diversos de la actualidad socioeconómica y política (sanidad, educación, inmigración, entre otros)”


Depende del Ministerio de Presidencia, Relación con las Cortes y Memoria Democrática.

 



Actualmente está presidido por el señor Tezanos, doctor en Ciencias Políticas y Sociológicas y catedrático de Sociología. Desde 1973 afiliado al PSOE, en el que ha desempeñado distintos puestos de responsabilidad. Fue miembro del Comité Federal, miembro del Comité Regional de Madrid y miembro de la Comisión Ejecutiva Federal de Pedro Sánchez. Fue imputado por prevaricación, siendo posteriormente revocada la sentencia por la Audiencia Provincial de Madrid.

 

A nivel popular la más conocida (y trascendente) labor que realiza el CIS es la elaboración de encuestas predictoras de los resultados electorales de los partidos políticos. En segundo lugar, la evaluación popular de los líderes políticos.

 

Pues bien, desde que el señor Tezanos preside el Centro las predicciones realizadas sobre resultados electorales están siendo delirantemente (e indignantemente) erróneas. No sólo porque disiente de forma escandalosa y con reiteración de las predicciones de todas las principales empresas privadas dedicadas a éste menester, sino porque los resultados reales en las urnas se parecen a las predicciones del CIS “como un huevo a una castaña”. Y todas las predicciones del Centro sobrevaloran exageradamente las opciones del partido del señor Tezanos y minimizan sorprendentemente las de sus principales oponentes. A tal punto que ya se han convertido en un jocoso desprecio sus pronósticos: “no pega una”.

 

Que las sobrevaloraciones favorezcan siempre al PSOE y perjudiquen siempre a sus adversarios permite pensar en “manipulaciones interesadas de un importante empleado de la casa (PSOE)” cuya remuneración pagamos todos los ciudadanos. Se trata por tanto de una empresa y un servicio público viciados. No cumple con su cometido y opera a favor de una parte de la sociedad y en contra del resto. ¿No es eso prevaricar?

 

                                           🌞🌞🌧️🌧️❄️❄️

 

AEMET son las siglas de la Agencia Estatal de Meteorología. La Agencia está adscrita al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (échale guindas). 

Su principal objeto es el desarrollo, implantación de los servicios meteorológicos de  competencia del Estado. Tiene la condición de autoridad meteorológica del Estado y aeronáutica. 

Tiene más de 1.130 empleados y un presupuesto anual de 134 millones de euros. Con personalidad jurídica pública, patrimonio y tesorería propios y autonomía de gestión. 

Es responsable de la elaboración, el suministro y la difusión de las informaciones meteorológicas y de las predicciones de interés general para los ciudadanos, tanto terrestre, aérea como marítima que puedan afectar a personas y bienes. Debe dar información a las Fuerzas Armadas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Debe elaborar y actualizar los escenarios de cambio climático.

 

Los cometidos de la Agencia son amplios y diversos. A nivel popular la función más conocida es la “predicción del tiempo”, entendido como predicciones a más corto plazo en zonas más concretas, para distinguirlas de las “predicciones del clima”, como las que afectan a áreas más amplias y a más largo plazo.

 

El Cambio Climático se debe muy principalmente, según una cada vez más importante parte de la comunidad  científica, a la actividad humana. Así, al cada vez más rápido desarrollo industrial (iniciado a mediados del siglo dieciocho) se debe la acumulación de Gases con Efecto Invenadero (principalmente CO2) y consecuentemente daría lugar a un “cambio del clima” que se manifiesta en fenómenos como la desertificación de la Tierra. Es de suponer que la AEMET esté realizando una contribución científica importante a los organismos internacionales.

 






Pero los ciudadanos de a pie percibimos con intensidad más inmediata los “cambios en el tiempo” cuya información nos llega principal y diariamente a través de los canales de televisión en sus programas de “el tiempo”. En esto yo creo que los pronósticos de nuestra AEMET son manifiestamente mejorables.

Cierto es que en regiones como Asturias realizar una predicción válida para toda la región se me antoja, hoy por hoy, misión imposible al tener una importante longitud (de Este a Oeste) y una relativamente corta latitud (de Norte a Sur) en la que conviven litoral marítimo y alta montaña (Picos de Europa). Pero digo: si los más de mil cien trabajadores con sus actuales tecnologías no son capaces de realizar un pronóstico para la región, lo correcto, lo responsable sería que manifestasen su incapacidad y no difundieran pronósticos. No es así, publicitan su predicción del tiempo y no dan ni una  (en el caso que mejor conozco, en Asturias). Es muy habitual que desde la zona estés recibiendo información de lluvias, rayos y centellas, en tanto tienes que resguardarte de un espléndido y limpio sol. En una zona cuya economía depende grandemente del turismo veraniego, esa “desinformación” causa un daño y una gran (y comprensible) indignación en el sector hotelero y de restauración.

 

Creo muy posible que tal desatino ocurra en otras zonas de España. Y me entran sudores pensando que sea el pronóstico del tiempo de la Agencia el que marque las decisiones de pescadores, agricultores, ejército y fuerzas de seguridad, torres de control aéreo…etc. Sé que quienes viven por aquí de la pesca y agricultura “pasan” de la información oficial y aplican su sabiduría histórica. Pero hoteles, casas rurales y restaurantes ven reventar sus bilis ante informaciones tan desatinadas que influyen grandemente en su actividad económica “de temporada”.

 

En resúmen, desconozco las predicciones científicas que sobre nuestro clima haga la AEMET. Hago un acto de fe y quiero suponer que sus investigaciones y conclusiones serán valiosas y serán de gran utilidad mundial. Siendo así, sería enormemente interesante conocerlo.

En cuanto a las predicciones del tiempo, con demasiada frecuencia, “no pegan una”. ¿O será que sol, viento, nubes, hielos, no se rigen por circunscripciones administrativas o políticas de los pobres humanos sino por otras leyes más naturales?

 

21 de junio de 2023

 

CM

miércoles, 14 de junio de 2023

 PP, VOX Y MUS

 




El PP y VOX han cerrado un pacto de gobernación en la Comunidad  Valenciana con una rapidez llamativa. Es de suponer que era una hipótesis electoral ya prevista y comentada entre ellos. Han emitido un manifiesto tan breve y difuso que evidencia que, o no tenían prevista la declaración, o no quieren informar sobre el contenido del acuerdo, al menos en éste momento. El resultado es que dejarán de gobernar los “partidos de izquierdas” en una comunidad autónoma muy importante y pasará a ser gobernada por los “partidos de derechas”.

 



El efecto ha sido sísmico en “las izquierdas” (partidos políticos, con el PSOE al frente, periodistas de tal convicción y también de tal sumisión y “tertulianos” -yo rechazo de plano el término porque muy raramente conversan, lo más habitual es que se ladren evitando cualquier posibilidad de coloquio- empleados por canales de televisión o radio. Es natural porque para esos grupos supone una pérdida importante, aunque la verdadera pérdida la obtuvieron en las urnas del 28-5-23. No conozco que los perdedores hayan realizado algún análisis de las razones de su fracaso (¿fracaso?). Pero ocurre en todas las formaciones políticas casi siempre, nada raro. Imagino que la razón sea que defienden, incluso hasta el absurdo, su puesto de trabajo sin tener en muchos casos alternativas laborales claras.

 




Sea como sea, el PSOE en bloque comenzó a corear (¿dónde o cómo aprenderán tan rápido la música y letra?) su rotunda condena a tal pacto, sustituyéndolo por la supresión de los propios pactantes al fusionarse los mismos en uno sólo: la peligrosísima e inaceptable “ultraderecha”. Es decir: VOX representa una ultraderecha antidemocrática (que debería estar prohibida); el PP es la clásica “derechona”, pero se convierte automáticamente en ultraderecha al pactar con VOX. Sorprendente reacción química por la que se fusionan dos elementos resultando tan sólo uno con los atributos idénticos de uno de los fusionados y que carece ya de los atributos del otro.

 




El propulsor y valedor de semejante prodigio es el PSOE. Cuando éste partido cierra acuerdos con comunistas, independentistas y filoterroristas (todos ellos real y profundamente antidemocráticos), el misterioso prodigio químico de fusión no se produce, por lo que puede seguir haciendo valer su condición de partido “demócrata”.

 


En definitiva: el PSOE está en su perfecto derecho democrático de pactar y gobernar con cualquier otro partido (sea o no democrático). Pero el PP está obligado a no pactar, tiene necesariamente que ganar en cada confrontación política con una mayoría absoluta si pretende gobernar. Esa es exactamente la tesis que plantea el partido socialista en la actualidad. No tiene a mi parecer un ápice de justo ni de democrático.

 





Como sabéis muchos, disfruto del privilegio de participar en un grupo de amigos que nos entretiene y estimula reunirnos a “conversar”, disfrutar de unas sabrosas meriendas y jugar una partida de MUS. Como desde hace un tiempo están bastante desniveladas las victorias, se me ocurre que podemos aplicar el “prodigio del PSOE” a nuestras justas:

         - El equipo más habitualmente perdedor seguiría jugando con las reglas convencionales (podemos llamarle “estatuto del PSOE”), de manera que en cada jugada de envite se valorarían las cartas de los dos miembros de la pareja (con independencia de quién hubiese realizado o aceptado el envite),

         - El equipo que suele ganar con mayor frecuencia jugaría conforme a la nueva regla prodigiosa (“estatuto del PP”) de forma  que, en cada envite, solamente pudiesen participar las cartas de quién directamente intervino en él pero no las de su compañero. Sería esto el inicial correctivo a aplicar al ganador más frecuente. Después, podría llegar a privarse a este equipo de tantear a su favor en alguna de las suertes (se puede llegar a todas, alcanzando el Paraíso en la Tierra). 

 




Con toda seguridad el juego del MUS ( o la Democracia) acabaría desapareciendo al no existir contrincantes.  Un solo equipo (el que hizo registrar públicamente que la preeminencia moral y ética le correspondía exclusivamente a él) ganaría siempre e iría modificando las reglas a su libre albedrío y antojo conforme a sus conveniencias.

 

El que tal circunstancia aquí haya existido en el pasado y que muchísimos países estén sometidos hoy a ello, debería alertar a todos los que no la sufren sobre el riesgo claro de padecerla.

 

¡Cuidado, nos jugamos la Democracia!

 

15-6-23

 

CM

sábado, 10 de junio de 2023

 EL ENEMIGO MÁS PELIGROSO

 

 

 



Creo no tener enemigos personales, al menos declarados ni vislumbrados. Muy al contrario, estoy seguro de ser estimado por más personas de las que seguramente merecería. Aunque es cierto que he procurado siempre tratar a los demás con el mayor respeto y algo debí aprender de mi padre y de mi abuelo. Uno y otro adoptaban frente a los demás una actitud comprensiva. Mi abuelo era incapaz de soportar que en su presencia se criticase a alguien. Siempre imaginaba posibles excusas para actos presuntamente inadecuados. Mi padre participaba de una visión profundamente liberal de la vida en perfecta convivencia con su fuerte carácter.

 

Sea como sea, he tenido la suerte de gozar con los éxitos ajenos y dolerme con sus fracasos. Y, desde luego, he tenido el privilegio de provenir de una espléndida familia, me encontré con una mujer extraordinaria con la que sigo disfrutando nuestra cada vez más reducida vida tras más de cinco decenios compartida. Nuestros hijos, fenomenales, buenas gentes, que continúan la tradición tribal de seguir trayendo a nuestro mundo buenísima gente. En la voluminosa porción de mi vida que ocupó el trabajo he disfrutado de jefes, colaboradores y subordinados extraordinarios que fueron absolutamente claves para que consiguiera alcanzar satisfactorios objetivos profesionales. Es decir, todo y todos me han exigido portarme con los demás de forma creo que más que aceptable. Naturalmente que tendré críticos, como el que más. Más que probablemente con razón. Pero carezco de enemigos conocidos. Con una excepción: yo mismo.

 






Veo con alguna frecuencia jugar-trabajar a un jovencito excepcional, formidable en lo suyo, que es el tenis profesional. Lo que conozco de la vida de éstos profesionales es impresionante porque viven para su oficio con un nivel de esfuerzo y sacrificio sobrehumanos. Llego a conocer a alguno de los que triunfan pero, ¿cómo será el caso de esa inmensa mayoría anónima que no logran destacar lo suficiente?

 

La cuestión es que el joven Carlos Alcaraz ha disputado recientemente la semifinal de Roland Garrós frente al tenista que considero más potente en estos momentos (Djokovic). Pero es tal la pericia de Alcaraz, pese a su juventud, y el ímpetu y pasión que pone en su juego que creí que era perfectamente posible que venciese a su formidable contrincante.

 



El juego se inició conforme a los vaticinios de los más sabios en la materia: Djokovic ganó el primer set del partido con cierta rotundidad. En la pista transmitía mayor solidez y asentamiento que nuestro joven jugador. Pero éste es tan brillante en su forma de hacer que conseguía tantos imposibles. 

 



Iniciado el segundo set del partido, Alcaraz comenzó a comunicar con su actitud general y con la fortaleza y precisión de sus jugadas que se había asentado en la circunstancia del complicado partido y daba claras muestras de que sí se sentía posible ganador. Su actuación fue tremendamente brillante. Y ganó el segundo set dando muestras clarísimas de su progresión y de su convicción. Como no soy en absoluto experto en la materia me ahorraré comentarios sobre la grandeza y valía del juego del uno y del otro. Pero sí percibí con claridad que Alcaraz podía ser el triunfador.

 




Poco después de iniciarse el tercer set, repentinamente, y sin razón aparente, Alcaraz quedó paralizado de una pierna. En pocos minutos quedó claro que se encontraba lesionado, bloqueado, incapaz de seguir jugando competitivamente. Su estimable pundonor le mantuvo en la pista, ya sin opción ninguna de competir. Djokovic (que estuvo preocupado y estimulante con él ante la lesión), arrasó en este final de encuentro frente a un Alcaraz tan evidentemente mermado que conmovía.

 



¿Qué ocurrió, que falló inesperadamente? Las revisiones físicas del fisioterapeuta y del médico de Alcaraz concluyeron que no detectaban problemas físicos, al punto que no se opusieron a que continuase, aún tremendamente disminuído.

 

Carlos Alcaraz sucumbió contra sí mismo, contra su más peligroso enemigo. Manifestó más tarde que cayó como consecuencia de la presión a que estuvo sometido anímicamente desde que se presentó la oportunidad de vencer al gran tenista del momento e incluso acceder a ganar el célebre y prestigioso campeonato. Se rompió su cuerpo al no poder soportar la presión de su psiquis. Su perfecta preparación física, su tremendo poder de atleta, cayó fulminado bajo la fuerza de la tensión descontrolada.

 

A quien más temo yo es a mí mismo, a aquella parte de mí donde se fabrica el ánimo o el desánimo, la certidumbre o la desconfianza en las propias capacidades. Ése sí es un enemigo harto peligroso.

 

 

 

10-6-2023

 

 

CM

 

jueves, 8 de junio de 2023

 TE QUIERO

 

 


Conforme a la RAE: 


QUERER significa:

   -Desear o apetecer

  -Amar, tener cariño, voluntad o inclinación a alguien o algo. Es con ésta acepción con la que hago mi comentario.


AMAR significa: 

     -Tener amor a alguien o a algo.


Aquí utilizo “te quiero” como sinónimo de “te amo”, no como expresión de un deseo o apetencia. Cuando el complemento directo del querer se dirige a la segunda persona del singular (tú), la expresión se hace muy íntima, reservada, profunda. Muy distinta profundidad a “os quiero” en que se libera grandemente el recogimiento de la emoción. Aún menos profundidad hay en la expresión “les quiero” donde parece que se difumina toda pasión.

 

Hablo por tanto de la especialísima sensibilidad y hondura que acompaña a “te quiero”. Desde ésta óptica no son muchas las personas que nos han provocado tan intenso e íntimo sentir. Seguro que encabezado inicialmente por nuestros padres. Muy probablemente por nuestros hermanos, nuestros abuelos, … Aquí quizás ya comiencen las indidualizaciones: aquella tía para nosotros especial, aquellos amigos que entraron en el reducidísimo grupo de los “íntimos permanentes”, o de algún amigo “próximo” con quien compartimos alguna vivencia muy especial. 



Pero, sobre todo, un significado único para quienes tuvimos el inmenso privilegio de poder compartir nuestra vida al punto de fundirla en una, con la esposa, el esposo, el compañero, la compañera. Y, después, para quienes gozamos de tan portentosa posibilidad, los hijos, los nietos.

Desde luego que también se produce de forma semejante hacia esas mascotas que “nos llegaron al alma”.

 

Se trata de un afecto portentoso, de pasión profunda. Destacado entre los que nos vitalizan. Tanto que nos produce cierto vértigo hacernos conscientes de él. Quedamos inermes, desnudos, ante semejante emoción, lo que quizás explique la resistencia a evidenciarlo ante nosotros mismos.

 

Mas hoy me planteo no tanto el hecho de sentir “te quiero” sino a lo que según parece resulta una dificultad enorme: verbalizarlo. Puede que nos produzca vergüenza expresarlo. O no es que parezca, sino que efectivamente activa nuestro pudor. ¿Por qué?



Fluyen las dos palabras con mayor facilidad al vivir una pasión desbocada. Tiene más cómoda cabida entre las caricias y abrazos ardientes de una pareja en ciernes. Cuando mengua el ardor su expresión oral se hace más rara o dificultosa. Esto pasa casi desapercibido mientras vivimos.



 Sin embargo, al fallecer, al desaparecer la persona así amada, surge muy comúnmente un doloroso remordimiento: ¿por qué no les manifesté “te quiero” a quienes profesaba tan hondo afecto con más frecuencia, más veces? Que ya no sea posible nos crea desazón y arrepentimiento. Entonces, ¿por qué no lo hacemos en vida con las personas que amamos hondamente? ¿Qué hay que desterrar: vergüenza, temor; a qué y por qué?



 ¡Hagámoslo! Mi hija es un raro ejemplo (al menos con su madre y conmigo) de quien verbaliza usualmente su sentimiento. A mí me suena estupendamente. 

 

 

 

8 de junio de 2023

 

 

CM