LA ZORRA Y LAS UVAS
Es voz comun que á más del medio dia
En ayunas la Zorra iba cazando:
Halla una parra, quédase mirando
De la alta vid el fruto que pendia.
Causábale mil ansias y congojas
No alcanzar á las Uvas con la garra,
Al mostrar á sus dientes la alta parra
Negros racimos entre verdes hojas.
Miró, saltó, y anduvo en probaduras;
Pero vió el imposible ya de fijo:
Entónces fué cuando la Zorra dijo:
No las quiero comer: no están maduras.
(Samaniego)
Bastante llevo escrito en los últimos años sobre R. Zapatero y (más abundantemente) sobre P. Sánchez. Abundante y malo, o muy malo. Por ellos he sufrido y aún sufro por la desvergüenza, necedad, irresponsabilidad, conflictividad, maldad, golfería, deslealtad, mendacidad, perversidad, repugnancia, cobardia, indiferencia y crueldad con que han ido hiriendo mi sensibilidad como español y como mero ciudadano. Y, como a mí, a millones de ciudadanos cuyos valores y principios orbitan en el mismo sistema que yo. No es una cuestión de partídos políticos. En absoluto. Es cuestión de calidad humana.
Creo no haber tenido peso social significativo. Hoy no lo tengo en absoluto, sin duda alguna. Pero no me ha impedido trasladar a cuantos han podido y querido recibirlo, un rotundo mensaje sobre el veneno de ambos fulanos y sus bandas. He insistido hasta la saciedad que todos, absolutamente todos, teníamos algo que aportar en defensa de tan peligrosos ataques, por minúsculo que fuese. Con tal espíritu he actuado en cuanto ha estado a mi alcance. Hasta hoy.
No volveré a escribir una línea sobre esas gentes a quienes tanto alcanza mi desprecio. Porque he llegado a la conclusión de que, para mí, “esas uvas están verdes”. Anduve en probaduras y ni me acerqué a remover lo más mínimo a los infames y sus bandoleros. Sólo obtuve frustración y daño. Intentaré dañarme lo menos posible; ni lo quiero, ni lo merezco. Naturalmente que sufriré el dolor que me imponga el puro poder (aunque yo no le reconozca autoridad).
Pido aquí perdón a mis descendientes que sé que son los que en mayor manera padecerán los desmanes de esos sinvergüenzas. Y, en general, ruego intenten dispensarme todos mis compatriotas porque, siendo yo consciente de que nos dejan sin patria y sin hacienda, resuelvo que “no las quiero comer, no están maduras”.
CM
23-3-2025
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