sábado, 15 de marzo de 2025

 LA ESPECIE

QUE NO DEJA A NADIE ATRÁS

 


DON IGNACIO MARTÍNEZ MENDIZABAL


Mi querido y viejo profesor don Enrique Calvo me ha pasado una conferencia que me ha impresionado vivamente.

El conferenciante, el profesor paleontólogo don Ignacio Martínez Mendizábal (1).

Formando parte desde 1984 del equipo de investigadores en LA SIMA DE LOS HUESOS de ATAPUERCA, descubrieron varios cráneos de hace 430 mil años. De ellos, me interesa aquí el que bautizaron con el nombre de BENJAMINA (“La más querida”), de una preadolescente. La niña había sufrido una enfermedad que le había producido que se fusionaran dos huesos de su cráneo (a esa edad, los huesos no están fusionados para permitir el crecimiento del cerebro). La consecuencia fue que se formó una niña muy rara de aspecto (el cráneo había crecido irregularmente) y muy probablemente que padecíera un retraso psicomotor, además de una cara deformada. Sin embargo, aquel bebé no fue rechazado por su grupo.





La selección natural hace que todas las especies animales desechen a los cachorros con anomalías. Todas, menos la especie humana. La niña nacida enferma y deforme y con probables taras psicomotrices, fue admitida, atendida y cuidada por su especie humana.

Pertenecemos por tanto a la única especie animal que acepta y cuida al distinto como a un igual, ignorando la ley de la selección natural, sublimada por el amor.

El amor humano se impone a la selección de la especie. Así es la naturaleza humana que asume al diferente como un igual. En palabras del conferenciante “Benjamina es el amor fosilizado”.

Con posterioridad al descubrimiento del cráneo de “Benjamina” se ha descubierto otro cráneo de una niña de seis años con síndrome de Down, o sea, diferente y admitida por los demás humanos.

Con todo ello, quiero resaltar que el amor en la especie humana es superior a cualquier otra ley natural. Está en nuestra naturaleza.

Por ello también, cualquier conducta que se aparte de aceptar al diferente como igual por la fuerza superior del amor, no es humana, es anómala, es perversa, una aberración de la especie. Y así lo debemos tratar siempre.

 

       (1) Profesor de ciencias naturales, doctor en Biología, catedrático en Antropología Física, director de la cátedra de otoacústica evolutiva, recibió junto a don Juan Luis Arsuaga y al resto del equipo de Atapuerca el Premio Príncipe de Asturias en 1997.

 

CM

15-3-2025


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