CORO SALMÓDICO
SÁNCHEZ CASTEJÓN
A estas alturas creo innecesario y estéril que me manifieste sobre mi valoración de Sánchez. Acabé con todos los adjetivos oprobiosos que el mendaz me merece.
Sin embargo, me interesa comentar aquí algunos aspectos muy brillantes de ciertas actuaciones suyas y de sus secuaces.
Como ser extraordinario que es para la conquista y ejercicio del Poder, Sánchez ha formado un gobierno de 22 ministerios y 4 vicepresidencias, más la correspondiente parafernalia de secretarios de estado, subsecretarios, directores de gabinete, delegados del gobierno, … etc. También nombrados a dedo, se estima que los asesores de Sánchez son varios centenares, acercándose el conjunto del gobierno a cerca de 900. A ellos, habría que añadir los parlamentarios que pudieron serlo porque alcanzó su organización el suficiente número de votos para que por sus posiciones en las listas electorales (autorizadas por el jefe y su aparato) resultasen elegidos. Es decir, dispone de un muy nutrido ejército que no tuvo que pasar por más selección de personal que la voluntad del comandante. Férreamente dependientes.
Es ejemplar la organización interna de semejante aparato al servicio del jefe (“puto amo”, al decir del ministro Puente).
A falta de un ideario o programa político (Sánchez carece de ellos, no los necesita), este grupo, gestado desde el PSOE, se comunica mediante eslóganes y consignas fabricadas sobre los acontecimientos cotidianos, y las peripecias y estrategias tan inmediatas como volubles.
El “aparato” que define cada mensaje debe tener una actividad frenética. Los especialistas que dan forma a la directriz y lema, formidables. Y el mecanismo de comunicación a las huestes, inigualable.
De tal forma que, cual coro perfectamente adiestrado y entrenado, (ministros, periodistas a sueldo, senadores, portavoces, delegados, …), el ejército al completo se abalanza sobre cámaras de televisión y micrófonos a interpretar estrictamente la consiga recibida. ¡Fantástico ese coro salmódico que canta con coordinación perfecta, sin apariencia alguna de haber ensayado! Un espectáculo prodigioso. Con frecuencia, el mensaje es tan relamido y cursi, que mi perplejidad es total.
En resumen, el “Sanchismo” dispone de un mecanismo de propaganda fascinante, absolutamente coordinado por una tropa disciplinada y ciegamente entregada a la causa, con independencia de que el mensaje de hoy sea justo el contrario que el de ayer. Un portento.
Su oposición oficial, no tiene la menor idea de esta labor, ni da muestras de interesarle aprender a cantar como un coro. Quizás ni saben por qué. Tampoco estoy muy seguro de que posean un claro ideario o programa político. ¡En fin!
CM
23-10-2024
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