jueves, 4 de enero de 2024

 EL VOTANTE POLÍTICO

 

 


Pienso que, en política, existen tres tipos básicos de votantes:

1-   Los que viven del partido. Los profesionales.

2-   Los que odian o les repugna el partido contrario.

3-   Los que tienen un criterio afín a un partido.

 

No me detendré en los del grupo 1 ni en los del grupo 2. Porque, por razones distintas, digamos que votan a piñón fijo. Ajenos unos y otros a las propuestas y compromisos electorales de los líderes correspondientes, tienen su voto prefijado. A los primeros les va el sueldo y la carrera profesional, ni más ni menos, y son principalmente políticos y periodistas. Entre los del grupo 2 hay mayor variedad, aunque abundan los que son miembros de una familia o clan que tiene tomada una determinada posición históricamente. Simplificando, digo que ambos grupos tienen su voto cautivo ya que nada o poco importa lo que puedan defender u ofrecer los líderes en campaña. Muy excepcionalmente su voto puede pasar a la abstención o, más extraño aún, al partido contrario.

 



De forma que me ocuparé del “votante con criterio”. Sin duda es el deseable. Aunque me temo que escasee (45 años de “débilvacilante” democracia aún no logran ocultar 36 de “duriblanda” dictadura). La democracia se “mama” en las familias y se aprende en las escuelas.

 

Los grandes cambios producidos en las familias españolas (mejorando y empeorando) aún no están totalmente definidos y asentados en nuestra sociedad e incluso persisten ideas estrafalarias de mentes alocadas proponiendo nuevos modelos de familia (alguno directamente aberrante). Y los reiterados desatinos en las regulaciones educativas (trufados muchos de doctrina politica) han sido y son obstáculos formidables en vez de encauzadores de la formación de criterios libres; persistimos en obtener pésimas calificaciones en el acreditado informe internacional Pisa sobre la educación (y empeorando).

 

Si tenemos severos problemas en los dos pilares básicos para la formación individual y social es utópico pensar en un progreso verdadero en la capacidad de elaborar criterios libres. Sin ellos, el mecanismo de la que conocemos como democracia resulta enviciado y encaminado al colapso: crecerían los votantes profesionales políticos y los votantes “en contra de”. Esa democracia, de mantenerse, sería sólo la cáscara de la nuez.

 

Mi propuesta: luchar por la fortaleza de la familia como núcleo de transmisión de los ideales democráticos y acometer una regulación educativa, ajena a los partidos políticos, profesional y generadora de mentes libres preparadas para ejercer su libertad en un contexto social solidario y civilizado. 

 



Familia encabezada por una madre y un padre con compromisos personales de estabilidad y con el propósito de que su objetivo principal sea tener hijos, educarles en el respeto, la sinceridad, el perdón, la solidaridad, el trabajo, el amor a los demás, a los seres vivos, a la naturaleza, …etc.

 


Una escuela soportada en profesionales vocacionales sólidamente preparados, en la que se transmitan los conocimientos conocidos y se abran las mentes a descubrir nuevos conocimientos, en un ambiente social de compañerismo y sana competencia, en el que se estimule y premie el esfuerzo (intelectual y físico), el respeto. la colaboración con los demás, se estimule la lectura, la música, la pintura y demás artes plásticas, …etc.

 

Si algún día conseguimos que los votantes con criterio formen la mayoría y encabecen la gobernación en procura del bien de todos, ¡habremos triunfado! Queda tanto camino por recorrer … ¡comencémos ya!


PS:

¡Ah, no es verosímil que un líder “cambie de opinión” constante y contradictoriamente; pero es aún más absurdo que sus seguidores “cambien su opinión” constante y contradictoriamente  al compas del líder! ¡El súmmum del sometimiento y la ausencia de criterio!  

 

 

 

4 de enero de 2024

 

CM

 

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario