“A la hora de enfrentarse a un reto nuevo, los abejorros pueden idear soluciones nuevas. Si hay un compañero cerca, se fijan en él, le observan y no se limitan a copiar: son capaces de adaptar lo que ven a su situación para resolverla con mayor eficiencia.”(La Vanguardia 23-3-2023)
La prestigiosa revista Science publica una investigación de expertos de la Universidad Queen Mary de Londres con sorprendentes conclusiones: un insecto, el abejorro, es capaz de resolver rompecabezas y problemas planteados por los humanos con una fascinante “flexibilidad cognitiva”. Adquieren los abejorros “nuevas tendencias” observando y aprendiendo del comportamiento de otro abejorro. Ello abre la posibilidad de que el aprendizaje de los abejorros, además de ser instintivo pueda ser social: son capaces de observar y aprender para después convertir ese comportamiento en un hábito. De hecho, pueden responder a retos ambientales totalmente nuevos mucho más rápido que mediante cambios evolutivos. Es fascinante en el mundo de los insectos.
Los días 21 y 22 de marzo (a punto de cumplir yo setenta y seis años), se ha celebrado en Las Cortes un debate entre nuestros representantes políticos incluyendo a un anciano (89 años) profesor de economía, el señor Tamames. A éste correspondió defender el voto de censura presentado por el partido Vox contra el actual gobierno de Pedro Sánchez. Obvio los tratamientos formales porque creo que hay que merecerlos.
El profesor Tamames hubo de esperar más de dos horas y media para intervenir exponiendo sus ideas. Casi consiguen derrotar al profesor Tamames de cansancio y abulia insoportables para su edad avanzada antes de llegar su turno. Intervención primero del señor Abascal, principal firmante de la moción de censura. Creo que fue la suya una faena más que aseada, comedida en las formas incluso en sus denuncias de los desmanes del gobierno de Sánchez. Entorno a cuarenta y cinco minutos necesitó el señor Abascal para presentar al profesor Tamames y veintiuno para desgranar sus denuncias contra Sánchez. Sánchez trajo de casa más de veinte folios que no respondían lógicamente a los requerimientos de Abascal. En la plúmbea lectura de autobombo y egolatría empleó más de cincuenta: puramente “¿adonde vas?; naranjas traigo” (tal cual suele). Y en sus réplicas (con idéntico proceder), otros treinta y cinco minutos. ¡Más de dos horas y media de “prolegómenos” situaron al profesor al borde del sueño o del colapso!
El anciano profesor intervino al fin con la voz mermada por sus muchos años pero con una perfectamente iluminada cabeza. Respetuoso, exquisito en las formas, denunció con rotundidad las tropelías de Sánchez que a su entender estaba perpetrando contra la democracia. Le afeó sus intervenciones interminables y vacuas y puntualizó algunos aspectos de nuestra historia reciente. A la comunista Yolanda Díaz, lanzada al estrellato por Sánchez, le recomendó que sintetizase la exposición de sus ideas.
Conocíamos de antemano la infecundidad de la moción de censura de Vox por falta de apoyos. Inutilidad sí para producir un cambio de gobernante, pero no para poder aprender claridad de pensamiento, mesura en su exposición, elegancia en las maneras (tremendas las intervenciones de Pachi López y de Valdoví por insolentes, vociferantes, que merecieron algún consejo de compostura por parte del profesor que se vio obligado a recordar que estaban en el templo del “hablar”).
Allí estaban reunidos nuestros representantes “para debatir”. Si fuese cierto que nos “representan”, seriamos una vergüenza absoluta de especie zoológica.
¡Ojalá pudieran aprender de los abejorros!
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