UN PSICOPATA EN EL PODER
Al principio, sonríe y saluda a todo el que encuentra a su paso, niega ser tirano, promete muchas cosas en público y en privado, libra de deudas y reparte tierras al pueblo y a los que le rodean, y se finge benévolo y manso para con todos [...] Suscita algunas guerras para que el pueblo tenga necesidad de conductor [...] Y para que, pagando impuestos, se hagan pobres y, por verse forzados a dedicarse a sus necesidades cotidianas, conspiren menos contra él [...] Y también para que, si sospecha de algunos que tienen temple de libertad y no han de dejarle mandar, tenga un pretexto para acabar con ellos entregándoles a los enemigos [...] ¿Y no sucede que algunos de los que han ayudado a encumbrarle y cuentan con influencia se atreven a enfrentarse ya con él, ya entre sí [...] censurando las cosas que ocurren, por lo menos aquellos que son más valerosos? [...] Y así el tirano, si es que ha de gobernar, tiene que quitar de en medio a todos estos hasta que no deje persona alguna de provecho ni entre los amigos ni entre los enemigos.
Platón (427-347 a. C.): Politeia, págs. 562a-570c
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El gobierno de Sánchez dispone de unos 800 asesores, de los que cerca de 450 corresponderían a presidencia. Entre tanta gente abundan expertos en jugar y manipular con el lenguaje, verdaderos malabaristas de las palabras: rimbombancia sin contenido. Una muestra reciente procede de los cinco días de reflexión que se tomó el enamorado presidente del gobierno:
“PLAN DE REGENERACIÓN DEMOCRATICA”
“Un plan que nos ayudará a dotar de más transparencia, más pluralidad y más garantías a esta cámara, al senado y al ecosistema informativo”. (Sánchez dixit)
“Ecosistema informativo”, o sea, Medios de Comunicación. En definitiva, para entendernos en lenguaje raso: nueva regulación para todos los medios de comunicación con el objeto de controlar su poder. Ni mas, ni menos.
El poder lo posee quien tiene la Información, decide cuál de ella merece difundirse, cómo tratarla y cómo presentarla.
La tecnología ha ido extendiendo los medios de comunicación desde la prensa, a la radio, la televisión, internet, las redes sociales… Y la globalización aporta focos de posible interés inmensos.
Estamos saturados de información. ¿Cuál? La que decide el poder, aliñada como mejor le conviene.
El poder sustancialmente consiste desde influir en la opinión de las masas hasta someter a las mismas (simplificando, sistemas democrático o tiránico).
El poder de los medios de comunicación está concentrado en muy pocas manos (en España, no más de media docena). Procede de políticos y de financieros. Los transmisores con capacidad de crear opinión son también muy escasos, con una actividad transversal: política, deportes, música, arte, …
Los que conocemos como medios de comunicación con poder de crear opinión son también trasmisores muy eficaces de los intereses políticos.
Sánchez (y su tropa) sólo cree en el poder absoluto. Su personalidad le impide compartir el poder. Tiene un formidable instinto para conseguir y mantener el poder. Posee una norme eficacia para eliminar cualquier obstáculo sin conmoverse. Lo demostró (y lo sigue demostrando) dentro de su propio partido. Lo demostró (y aún lo demuestra) en el enfrentamiento con los partidos políticos oponentes y en la connivencia con los partidos (sean de cualquier signo), útiles para mantener o incrementar su poder. Lo demostró (y aún lo demuestra) dominando la cúpula judicial.
La cuidada tela de araña que Sánchez ha tejido en los diversos centros de poder político necesitaba un refuerzo para atrapar o anular a quienes aún pueden ejercer con libertad un poder independiente desde los medios de comunicación.
Precisa doblegarlos, además de por las vías económicas ya conocidas y utilizadas (subvenciones y publicidad pública), mediante una regulación específica de su actividad que los inmovilice en su elaborada tela. No otra cosa es el “Plan de Regeneración del Ecosistema Informativo”. Con ello opta a cerrar el círculo para ocupar el poder absoluto. Un propósito de puro tirano.
Sánchez es un psicópata narcisista de manual. Carece de empatía, es decir, es incapaz de identificarse con alguien ni compartir sus sentimientos. Al tiempo, posee un concepto irracional de sí mismo que le hace amarse y valorarse por encima de los demás, de quienes demanda una atención y admiración absurdas.
Un tirano psicópata narcisista con poder es un terrible peligro para su entorno. Si alcanza el poder absoluto (en nuestra tierra), corremos un riesgo cierto de que destroce nuestra convivencia y orden social. En ello está.
Sánchez no es tonto, es astuto, se defiende en inglés con suficiente solvencia, tiene una planta física espléndida y creo que conoce con precisión los resortes del poder real y las debilidades humanas. Al carecer de freno ético, su actuación es altamente eficaz y su posición infinitamente flexible.
El lenguaje alambicado que utiliza Sánchez en sus iniciativas es, además, huero (“regeneración democrática” o “ecosistema informativo”: el primero, porque presupone una previa degeneración democrática de la que, naturalmente, es absolutamente ajeno el presidente; el segundo, porque ¿a qué aspectos ecológicos se pretende referir?). En definitiva, un lenguaje que busca cualquier cosa menos la transparencia. Salpimentado con vocablos como “máquina del fango” persiguen extender sobre el lector u oyente una bruma sobre qué pretende decir, a más de una enorme cursilería.
Si levantamos bruma y limpiamos broza, el presidente ha querido decir: “se ha producido una degeneración democrática que yo voy a corregir embridando a los medios de comunicación (vulgo, eliminar la libertad de prensa) por ser corresponsables de la tal degeneración”.
Estamos ante un transtornado antisocial que ya ha acumulado un poder enorme pero que pretende un poder absoluto. Nosotros, todos los ciudadanos españoles, los perjudicados, salvo los elegidos (circustancialmente) por el tirano. La tiranía no incorpora necesariamente maldad, aunque la facilita. En nuestro caso, es una tiranía malvada, iniciada por el nefasto Rodríguez (Zapatero), ignorada por el abúlico Rajoy, y perfeccionada por el funesto Sánchez.
Restaurar el atroz daño causado a los españoles por Rodríguez Z. y por Sánchez precisará de un esfuerzo muy importante para curarlo. Cuanto antes empecemos, mejor.
Hay quien aprecia que Sánchez ya es chatarra. No estoy de acuerdo. Sigue siendo muy poderoso y dispone de una importante fuerza para dañar. Enfrente tenemos un enemigo colosal y, como tal, debemos tratarlo para poder vencerlo.
¿Dónde está la oposición política oficial capaz de enfrentar al monstruo? ¿Dónde sus propuestas ilusionantes? ¿Dónde quienes asumieron defender la patria democrática incluso con la vida? ¿Dónde quienes hicieron votos especiales para iluminar a las gentes en la defensa del amor y la igualdad entre los hijos de Dios? Yo, ¡ay!, no lo percibo.
Como quedó dicho por quienes gozan de una mejor lucidez, un obstáculo definitivo para su toma del poder absoluto es la monarquía. La asaltará. Será la señal del ataque final del dictador.
CM
25-9-24
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