domingo, 4 de septiembre de 2011

EL VERANO SE VA DILUYENDO

En el paseo marítimo, en la playa y en la pequeña villa de Ribadesella han comenzado a aparecer grandes claros: se esfumó la muchedumbre y vuelvo a tener la impresión de poder pasearlos sin entrar en obligado conflicto de espacios. Conflicto incómodo especialmente porque una parte no desdeñable del gentío da constantes muestras de burricie y falta de respeto propio y ajeno del que animan a participar activamente a sus rapaces, bastantes de ellos extraordinarios en el grito, los juegos agresivos y vocingleros (como los de algunos primates enjaulados) y escrupulosos en el maltrato a sus hermanos, padres y abuelos. Lo que de ellos podemos esperar los que no somos del círculo familiar es fácil de pronosticar y, para mí, imposible de soportar.
Aquí se repitió una concentración formidable de gentes en agosto. Espectáculo dantesco el que entreví por las rendijas de mis muy prudentes aproximaciones. Y muy sorprendente: ¿desapareció la crisis económica durante esos días? Y muy preocupante. A cierto nivel de incivismo y de festejo de la brutalidad no hay recuperación que aguante. Acucia salir de la inmensa crisis económica. Pero creo que con ciertos patrones de conducta no es posible aspirar a una sociedad desarrollada (tampoco, desde luego, salir de la crisis económica).
Es cierto que no se precisan muchos brutos en un colectivo para que el conjunto parezca brutal. Pero seguro que una de las razones para que esto sea así se debe a que la gran mayoría carece de conciencia colectiva y duda (o se avergüenza) de su propia cultura social. ¿O carece de ella? 
No puedo creer que los españoles hayamos perdido en pocos años nuestra cultura de convivencia: la que daba prioridad a embarazadas y ancianos o la que llevaba a barrer y fregar cada mañana el trozo de acera correspondiente a la humilde y pulcra fachada de la casa en el pueblo. El común de esas y otras cientos de pautas de conducta es el respeto por uno mismo y por el otro, la preocupación de asociar la imagen propia con la delicadeza, y el deseo de ofrecer a los demás aspecto de orden y limpieza.
Un concepto de la libertad necesariamente ligado a la vida en sociedad y, por ello, sujeto a unas normas de comportamiento dirigidas a hacer más fácil y placentera a todos la vida en comunidad. Y, más allá, el reconocimiento a los que nos precedieron y a quienes llevan en el volumen de su vientre la evidencia de la conservación de nuestra especie.  
Aunque consiguiésemos reconducir la situación actual a la idea de que sean algunos de los mejores los que se ocupen de la cosa pública (una descerebrada que vive de la política llegó a decir que lo público no es de nadie; luego me lo puedo apropiar con todas las de la ley o destrozarlo impunemente) y consiguiéramos tener a gentes altamente capaces, responsables y de acendrado sentido ético en el gobierno de lo público, sería enormemente insensato que los demás nos desligásemos de nuestra responsabilidad en tal ámbito. 
La "temporada alta" del verano vacacional se diluye. Yo lo agradezco pero me duele y me inquieta verme tan lejos de ciertas formas colectivas de disfrutar del ocio. Claro que todo cuanto sugiero de compromiso social exige esfuerzo y sacrificio personal: ¡afortunadamente! Porque no creo en la obtención gratuita de objetivos valiosos. Y exige conciencia de formar parte de un grupo que se encuentra satisfecho de serlo.
Yo creo que haber nacido en España, ser español, es un privilegio. Me abruma pensar en la capacidad inmensa que tuvieron nuestros anteriores para trabajar con ahínco en la formación de un espacio de altísima calidad. Cuando veo las huellas de su hacer en tantas obras excelsas (acueductos, calzadas, edificios, libros, pinturas, música, ...) me siento muy pequeño y profundamente orgulloso de ser parte de un pueblo que se ha esforzado enormemente por conseguir para sus descendientes un mundo mejor. También sus pasados errores han de ser de útil enseñanza para nosotros. Porque si así no fuera, además de injusto y doloroso resultaría estúpido. ¡Hay tanta España y tanto y tan excepcional que ofrecer  al turista que no tendría perdón  no hacerlo!

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