miércoles, 13 de agosto de 2025

 MIGRACIÓN

 





Entorno a los sesenta del pasado siglo se estima que unos dos millones de españoles emigraron a Alemania, Francia, Bélgica y Suiza principalmente. El gobierno de la época creó el Instituto Nacional de Emigración a través del que firmó acuerdos con los países precisados de mano de obra por su fuerte desarrollo. El Instituto fue de gran utilidad para dar facilidades y cobertura a una parte muy importante de los emigrantes españoles. Más de la mitad de la gran masa emigrante fue “con papeles”, legal. La raíz cultural común suavizó las enormes dificultades que suponían idiomas y costumbres desconocidos y los prejuicios contra los europeos del sur.

La emigración supone generalmente un sacrificio feroz para quienes dejan pueblo, familia, amigos y costumbres. El motivo más general fue y es la falta de oportunidades de la tierra propia.





En aquella época, las remesas dinerarias de los emigrantes llegaron a suponer durante años la mayor fuente de ingresos para España y una reducción drástica en el paro interno que favoreció también las oportunidades para quienes se quedaron.

Los europeos se quejaban de cierta conflictividad que les ocasionaban los latinos, aunque los españoles resultaban mejor valorados que italianos, griegos y, sobre todo, turcos.

Se produjo, en términos generales, un equilibrio entre la falta de trabajo en España y un importante despegue económico de los países receptores que requerían mano de obra.





He tenido la fortuna enorme de conocer (y querer) a una magnífica familia asturiana que formó parte de la emigración de esa época. La dureza de vida y falta de oportunidades saludables de muchos pueblos de la cuenca minera les empujó a Suiza. Trabajadores serios y responsables lucharon con el propio trabajo, el clima y el idioma y las desconocidas costumbres. Allí permanecieron más de dos décadas (una de sus hijas se afincó y vive definitivamente en Suiza, con dos hijos que recibieron una formación excelente y práctica que, unida a sus genes trabajadores, les condujo al éxito profesional). El resto de la familia regresó a su patria chica asturiana. Con los ahorros acumulados montaron un bar y restaurante y él, que se trajo también un oficio bien aprendido, comenzó a rehabilitar y vender antiguas construcciones semiabandonadas. Siguieron trabajando haciendo dinero. Muy pocas veces he conocido personas más cabales, inteligentes y entrañables. Tuve así el honor de recibir de primera mano cómo fue la emigración a Europa de una familia humilde a la que su tierra solo ofrecía el durísimo e insano trabajo bajo tierra para optar a una vivienda, alimentación y vida dignas.

 





Hace años que nosotros somos receptores de grandes masas de inmigrantes. Una parte principal proviene de países hispanoamericanos: mismo idioma y muy parecidas raíces culturales. Como de países hermanos nos sentimos y, por tanto, la integración no tiene grandes dificultades. Tan sólo la escasez de trabajo y el descontrol oficial han facilitado que proliferen bandas juveniles.







La otra gran masa inmigrante procede de África. Se complica extremadamente la integración por el idioma extraño y por unas culturas muy diferentes mediatizadas por una religión con frecuencia radical e integrista, (no existe separación entre el poder religioso y el civil). El Yihadismo tiene su raíz en el concepto de lucha por dios (Yihad) con una derivación política de ideario teocrático, totalitario, antiliberal y antidemocrático con el objetivo de islamizar al mundo entero que, en su rama radical, incluye el método terrorista (en el atentado del 11 de marzo de 2004 en Madrid, murieron asesinadas 191 personas y hubo más de 2.000 heridos). Por tanto, no es éste un aspecto que pueda descuidarse al controlar esta inmigración.




Se calcula que los africanos residentes en España supera 1,3 millones, de los que 1,1 millones son marroquíes.





Desde 1988 aumenta la inmigración irregular en España coincidiendo con nuestra entrada en la Comunidad Europea y la creación del espacio Schengen (supresión de fronteras europeas internas). De forma que los 8.000 kilómetros de costas españolas se convirtieron en fronteras europeas. Se estima en más de 700 mil los inmigrantes en situación irregular.





El fuerte crecimiento de la población en los últimos años se ha debido a la inmigración ya que la población autóctona incluso ha disminuido algo.

Los principales países extranjeros con ciudadanos residentes en España son:

      Marruecos: 1.100 mil

      Colombia: 857 mil

      Venezuela: 400 mil




Por la situación de frontera de Europa, una parte de la inmigración es de tránsito pues su destino final se encuentra en otros países europeos.

En los últimos diez años, la población de España ha crecido de 46,4 a 49,1 millones de personas: ¡2,7 millones más!

La migración tiene un componente laboral-económico esencial. Lo tuvo cuando los españoles emigrábamos y lo tiene cuando somos receptores de migrantes porque la razón mayoritaria del ser humano para emigrar sigue siendo la económica.

Cualquier administración política responsable, ante un crecimiento tan importante de inmigrantes debe habilitar obligadamente los siguientes medios y recursos:

      -Enseñanza gratuita del idioma español para quienes lo desconocen. Es absurdo recibir a oriundos de Marruecos, Malí, Níger, Senegal …sin facilitarles el aprendizaje de la herramienta básica de la lengua.

      -Formación gratuita para aquellos trabajos que en España sean necesarios.

      -Facilitar el acceso a viviendas dignas. Acogimiento gratuito durante el periodo de formación.

      -Regular estrictamente las entradas a migrantes-residentes en coordinación estrecha con las autoridades comunitarias puesto que las consideraciones no deben ser sólo nacionales sino europeas.

      -Exigencia de situación regular. Arbitrar los medios precisos para regularizar a la población que carezca de “papeles”, expulsando a los que incumplan con los procedimientos exigibles a cualquier ciudadano.

      -Expulsión inmediata a los condenados penalmente.

      -Ni privilegios ni desventajas en relación a cualquier otro residente legal.

 





Los gobiernos de los últimos diez años, ausentes, indiferentes, incompetentes, vagos e irresponsables ante la inmigración, han incumplido gravísimamente con sus obligaciones de planificación, regulación y financiación para atender ordenadamente los diversos aspectos específicos de la inmigración. Incluso desde la presidencia del gobierno se alentó (R. Zapatero a la cabeza) de forma totalmente insensata una inmigración desordenada. Ausencia de clases de español, dejadez total en la adecuación de locales de acogida, falta de una política planificada de vivienda social, descontrol de los acogidos irregularmente, ausencia de financiación para una acogida responsable. Resultado: escandaloso caos migratorio en España.

Anteayer, al límite de lo ordenado por el Tribunal Supremo al Gobierno, se inició el traslado desde Canarias (colapsada por el problema desde hace más de cinco años) con una planificación absolutamente improvisada a algún lugar de la península de los primeros inmigrantes menores no acompañados y solicitantes de asilo: ¡10 menores; en Canarias aguardan más de 5.800 menores en acogida! Parece una broma. No lo es. Es un proceder delictivo del que el Gobierno deberá responder porque “no es su competencia, es su obligación”. Ahora mismo, no distingue a un peligroso asesino en serie, prófugo en su país, de un honrado padre de familia que, huyendo de guerras tribales salvajes, busca una nueva tierra donde hacer florecer su sacrificio y su trabajo.

 




En general, el buen sentido común indica que, sabiendo de alguien que ha conseguido solucionar o mejorar un problema semejante al que padecemos, debemos interesarnos por los métodos y fórmulas que utilizó. Es muy llamativo cómo el gobierno italiano ha conseguido en poco tiempo mejorar notablemente su gravísimo problema de inmigración ilegal (recuerdo Lampedusa). Aunque a los españoles se nos escamotea la información, hay pistas para creer que el gobierno italiano ha tenido actuaciones directas con Túnez y Libia que han resultado eficaces.

Por desgracia, nuestra nefasta política exterior de los años últimos ha llevado a un enorme empeoramiento de nuestras relaciones oficiales con Marruecos, Argelia y Mauritania, tres de los puntos clave de procedencia de la migración irregular.

 

Tratar adecuadamente la inmigración es un problema muy complejo y de primer orden no resuelto y, creo que, ni siquiera rigurosamente planteado. Muy al contrario, la desfachatez y ausencia de escrúpulos de muchos profesionales de la política no solo no ayudan sino que lo toman como arma arrojadiza contra sus competidores. No contemplan a humanos en situación de conflicto sino a “cosas” utilizables en su confrontación partidista (no “política”, ya que ignoran y desprecian qué pueda ser eso).

 

CM

12-8-2025

 

 


viernes, 8 de agosto de 2025

 

PEGASO

INICIO, FULGOR Y CAÍDA

 





PEGASO ha sido adquirida por el grupo automovilístico Tata, de la India.

 





Recién terminada nuestra guerra civil, España era un país devastado. Millones de muertos y mutilados, pueblos y ciudades semidestruídos, una retrasada agricultura y una industria prácticamente inexistente ofrecían un aspecto desolador. Se añadía a ello un brutal aislamiento internacional, con las principales naciones del mundo implicadas en la conocida como segunda guerra mundial.

El objetivo del gobierno español fue que una sóla empresa fabricase los camiones, autobuses y vehículos militares que el país necesitaba. Para ello, en primer lugar, adquirió la fábrica, productos, proyectos y patentes de la empresa Hispano-Suiza a través del Instituto Nacional de Industria en 1946, dando lugar a la empresa ENASA que fabricó con la marca PEGASO. Hispano-Suiza fue creada por españoles en 1904 y tuvo un importante desarrollo y prestigio con la fabricación de automóviles de lujo y motores para aviación, embarcaciones, transporte y bélicos.



Hispano-Suiza 66-G


El primer vehículo de PEGASO fue fruto de la modificación de un camión de Hispano-Suiza, el 66-G, que dio lugar al PEGASO I. Por las carreteras españolas comenzaron a circular los que pronto fueron enormemente populares PEGASO.



CIUDAD PEGASO


Muestra de la enorme importancia para la industria española fue la creación por ENASA de la “Ciudad Pegaso” formada por la construcción de viviendas para los trabajadores con alquileres irrisorios. Fue creciendo y transformándose en la “Colonia PEGASO”, con instalaciones deportivas, cines, lugares de ocio, piscinas, médicos, iglesias y zonas verdes.






Finalizando el franquismo comenzó la caída de la empresa por la pérdida de recursos financieros e industriales y el correspondiente quebranto de prestigio. Con la entrada en la Comunidad Europea el Estado dejó de mantener ENASA, lo que, unido a la entrada de nuevos competidores, terminó en la venta de la importantísima empresa a la firma italiana Iveco en 1989. Con ello, la dilución de la marca PEGASO fue inapelable. Los inquilinos de las casas de Ciudad Pegaso pasaron a ser propietarios de las mismas.





PEGASO desarrolló también automóviles superdeportivos, compitiendo con Ferrari. Entre 1951 y 1958 vendió el icónico y exclusivo modelo “Z-102” (motor V8 delantero, 3.200 cc y transmisión de 5 velocidades con tracción trasera y 350 CV). En 1958 batió el récord mundial de velocidad alcanzando 244,62 km/hora, compitiendo en carreras como las 24 horas de Lemans, consiguiendo ser uno de los deportivos más destacados del siglo XX.

A finales de 2024 PEGASO pasó a ser propiedad de Tata India.

 

Para quienes ya tenemos un buen almacén de años, PEGASO está muy en nuestra memoria: los autocares en que el colegio nos trasladaba a pasar un día de asueto y excursión a La Herrería, los autobuses urbanos e interurbanos, los camiones cisterna, …, formaban parte de nuestros escenarios diarios. Nos llegaba también el orgullo del prestigio de la marca española.





Creo que la vida de PEGASO corre paralela al incalculable esfuerzo, desde dentro del país y desde la emigración, de la sociedad española por primero reconstruir, y luego, lograr remontar hasta alcanzar un bienestar y prestigio internacional. Esa fue la generación de mis padres. La que nos ha permitido tener acceso a unos bienes materiales inconcebibles al final de los años treinta. También creo que de nuestros progenitores recibimos unas enseñanzas espirituales muy provechosas.

¡Como desearía que PEGASO continuase siendo una gran empresa española fruto de un crecimiento continuo! Pero hoy, ni es una gran empresa ni es española. Un dolor.

 

Nuestra sociedad española está en caída desde hace demasiado tiempo. Tenemos que intentar remontar entre todos los que amamos España y aún recordamos ser hijos y nietos de quienes transformaron un país destruido en un gran país (de nuevo).



Otro sí digo:




De momento, un gran amigo me plantea lo siguiente:

“Imagina que te encuentras en una concurrida playa, a la sombra de un buen toldo y, repentinamente llama tu atención que, de una barca que se aproximó a la orilla, comienzan a saltar al agua y correr por la arena un par de docenas de negros de todas las edades y sexos con claro aspecto de desfallecimiento y desnutrición: inmigrantes ilegales. Parte de los playeros acuden en actitud de auxilio. Incluso algunos les entregan algún billete. Otros, por contra, se indignan contra los primeros, intentando unos hacer regresar a la barca por la fuerza a los negros, mientras otros requieren a voces a una policía de la que no hay rastro.

En tal situación, ¿tú qué harías?”

Confieso avergonzado que posiblemente trataría de quedarme al margen. Pero, lo cierto es que tampoco me imagino en ninguno de los dos bandos ni tengo certeza alguna de qué haría. 

Pero, me desvío y trato de escurrirme, planteando que el caso es un buen ejemplo de la ausencia (inexistencia) del Estado al que mantenemos y pagamos largamente para que resuelva situaciones que no debemos resolver los ciudadanos por nuestra cuenta. ¿O sí, y prescindimos del Estado?


CM

8-8-2025

 

  


miércoles, 6 de agosto de 2025

 INFLUYENTES

 





Me refiero a determinados colectivos profesionales y a quienes, a título personal, pueden influir en la conciencia de las masas.

Para empezar, es de capital importancia que me refiera a las características de las masas que las hace más o menos influenciables. En esto, la clave está en el “sentido crítico”, es decir, la capacidad de evaluar y cuestionar la información que se recibe. Para ello, la “autonomía intelectual” es medular en cuanto permite desarrollar ideas propias mediante la reflexión y el análisis. Aquí, la “formación” es capital, o sea el aprendizaje para fomentar la curiosidad, cuestionar lo establecido, adquirir habilidades de análisis y comunicación, mantener la autodisciplina y estar alerta ante los sesgos (o apriorismos) cognitivos. Como ocurre con cualquier habilidad, aunque cada individuo nacemos con un grado natural distinto, la educación conduce a un aprendizaje específico y debe servir para crear un buen nivel colectivo de “sentido crítico”.





Yo soy profundamente pesimista respecto al nivel colectivo de tal habilidad entre los españoles. No tengo duda de que la razón de ello está en una educación deficiente (al menos en éste área) y un muy insuficiente uso de los libros. Lejos de enfocar la educación hacia una sólida formación del “sentido crítico”, se ha dirigido a inculcar lemas y consignas para que las mentes tengan apriorismos, en muchos casos inamovibles (los pobres son presuntamente bondadosos y los ricos son presuntamente malvados es un eslógan de moda que convive sin problemas con el natural deseo del pobre de convertirse en rico y nunca a la inversa). Todos podemos opinar de todo, con mejor o peor criterio o, (con frecuencia), sin ningún criterio.

Si yo estuviera en lo cierto, viviríamos en una sociedad preocupantemente influenciable, huérfana de filtros porque su “sentido crítico” sería muy deficiente. De ser así, nuestra sociedad sería presa más fácil de los “influyentes” por lo que, en principio, estaría más desarmada frente a influencias indeseables.

 






Entre los colectivos profesionales más “influyentes” destacan los comunicadores televisivos y los políticos. Este tipo de telecomunicadores está mayoritariamente ligado a los políticos de forma que las mayores audiencias televisivas se concentran en canales hermanados con unas u otras opciones políticas. Existe un engarce muy importante entre los profesionales de la política y una gran parte de los comunicadores de televisión. Creo que, al tiempo que ha descendido la influencia de los espacios específicamente “informativos”, la programación de los canales ha derivado hacia otros programas de orientación “pseudoideológica” (cada día menos ideología y más “populismo”). El desarme crítico de la audiencia ha corrido en paralelo con la pérdida de la específica calidad televisiva en la inmensa mayor parte de los medios. El huevo o la gallina: la calidad de la comunicación desciende porque la audiencia es de menor nivel cultural o el deterioro de los espacios televisivos estimula los gustos más groseros de la audiencia. El bucle puede no tener fin en una degradación progresiva de lo uno y de lo otro. Como demostrado está que programas de alta calidad (p.e. “El hombre y la Tierra”, “La Clave”, “Eugenio”, “Hermida”, “Espinete”, …) y de nivel cultural pueden alcanzar un gran éxito de masas, concluyo que gran parte de la infección proviene de la ausencia de calidad y de imaginación en los creadores. Mucho pintor de brocha gorda y poco artista de pincel y lienzo. En cualquier actividad, sea humor, entretenimiento, información o formación.





Respecto a los políticos profesionales, es habitual que sustituyan razones por emociones, lo que respalda que no creen que nuestra gran masa social se rija por la razón (o que ellos mismos carezcan de ella). La escandalosa indiferencia de una monumental parte de la masa ante los incumplimientos y contradicciones de los políticos avala igualmente la misma tesis.

 





Surgió un modelo más actual de los “influyentes” de la mano de las redes sociales: los “influencers”. No es infrecuente que el influencer se convierta en líder de opinión en temas totalmente ajenos a su cualidad especial (un cantante exitoso que, a través de las redes y habiendo alcanzado una importante audiencia, se manifiesta sobre el cambio climático, puede crear un estado de opinión entre sus seguidores sobre un tema en el que es un absoluto ignorante). Muchos otros son verdaderos creadores de contenidos e influencian muy positivamente sobre los temas en que son expertos. No existe titulación oficial que responda a una preparación específica, la titulación se la da su nivel de audiencia por lo que su prestigio se mueve de forma inmediata al dictado de sus seguidores y, por tanto, su evaluación es teóricamente permanente (lo que debería ser muy alentador).

 





Los “influyentes” clásicos, los reconocidos como sabios en determinada materia, parecen haberse diluído sumergidos bajo la ola de políticos, telecomunicadores e influencers que nos inundan de opiniones y directrices sobre los temas más triviales, pero también sobre los mas enjundiosos. De ello puede que resulte una degradación de los liderazgos sociales. Si a ello se suma que las masas sociales carezcan de un buen nivel de “sentido crítico”, el resultado puede ser catastrófico como que los más poderosos líderes mundiales o nacionales resulten ser incluso peligrosos psicópatas, aunque se haya usado la herramienta democrática del voto popular y la urna (una vez más, el hábito no hace al monje).

 





Finalmente, la Iglesia tiene el deber de propagar las enseñanzas de Jesucristo. El amor al prójimo, la defensa de los derechos humanos y de una sociedad justa y equitativa, un plan para la felicidad humana, el desapego de los bienes materiales, la búsqueda de la santidad, …, son obligaciones de la Iglesia Católica. Por tanto, está forzada a “influir” en los individuos y en la sociedad defendiendo la fe (creencia en Dios), la esperanza (perseverancia y optimismo) y la caridad (benevolencia, compasión y servicio) además de la prudencia (discernimiento y sabiduría), justicia (rectitud, equidad y respeto por los demás), fortaleza (perseverancia, resistencia y autocontrol) y templanza (moderación en los placeres y deseos).

Nuestra cultura histórica ha estado profundamente ligada a la Iglesia Católica. Mi deseo es que así permanezcan en el futuro por dantesco que pueda parecerme el esfuerzo. Tan sólo recordar que la Iglesia somos todos los que nos reconocemos como católicos y, por tanto, obligados a ser “influyentes”. Así sea.

 

CM

6-8-2025