NO EN MI NOMBRE,
NI AMNISTÍA NI AUTODETERMINACIÓN
En Barcelona, el 8 de octubre de 2023
Una pincelada sobre los hitos principales de Cataluña:
Tras la victoria de Carlos Martell sobre los árabes que paró su expansión por Europa se creó por el imperio carolingio la Marca Hispánica, frontera ante posibles invasiones futuras. En ella se incluyeron Gerona y Barcelona (a. 801). A finales del siglo IX el monarca carolingio Carlos El Calvo designó a Wilfredo el Velloso como conde de Cerdaña, Uriel, Barcelona y Gerona.
Durante el siglo X los condados se independizaron del poder carolingio. En el siglo XI se desarrolla una sociedad feudal pura en que los señores imponen vasallaje a los campesinos libres (aloers). El conde de Barcelona (Ramón Bereguer I) se impone al resto de condados y señoríos.
El conde Ramón Berenguer IV (1131 a 1162) se casa con Petronila de Aragón lo que supuso la unión dinástica del Reino de Aragón y el Condado de Barcelona manteniendo cada quien sus propias instituciones y legislación. El Rey aragonés Ramiro entregó a su hija y el reino a Ramón Berenguer y se retiró a un convento. Los nuevos territorios conquistados por Berenguer recibieron el nombre genérico de Cataluña Nueva.
En 1227 Jaime I el Conquistador asumió plenamente el poder como heredero de la Corona de Aragón. En 1188 la Asamblea de Paz y Tregua, germen de las Cortes catalanas, se establecieron los límites de lo que se conocería como Principado de Cataluña.
A mediados del siglo XIII se incorporan a la corona Baleares y el reino de Valencia. Hubo una época de gran prosperidad que quebró a mediados del siguiente siglo por catástrofes naturales, recesión económica y tensiones sociales. Sin embargo hubo un gran desarrollo institucional y legislativo con la creación de la Diputación General de Cataluña (Generalidad de Cataluña) en 1365.
Tras el Compromiso de Caspe de 1412, Fernando de Antequera, de la dinastía castellana de Trastámara, fue nombrado monarca de la Corona de Aragón, con lo que el castellano comienza a introducirse en Cataluña. En 1462 se rebelaron los remensas frente a las presiones señoriales y estalló la guerra civil catalana que duró diez años. La región quedó exhausta.
El matrimonio entre Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla (Reyes Católicos) celebrado en Valladolid en 1469, supuso la unión dinástica entre ambos reinos pero conservando ambos sus instituciones políticas, sus Cortes y leyes, administraciones públicas y monedas propias. Fernando resolvió el conflicto remensa, reformó en profundidad las instituciones catalanas, recuperó los condados catalanes del norte y amplió la actuación de la corona sobre Italia.
Carlos I de España supuso una etapa de harmonía y progreso para Cataluña y nombró Virrey de Cataluña al arzobispo de Tarragona. Castilla disponía de 6 millones de habitantes, una economía pujante, recientemente había descubierto América y un imponente ejército, a costa de unos desmesurados impuestos. Cataluña con sólo 300 mil habitantes no sufrió la sangría fiscal expansionista de Castilla pero también padecía grandes impuestos , pero a favor de los nobles. Aragón se opuso a una unificación con Castilla ya que su nobleza suponía que disminuirían sus poderes.
Con Felipe II comienza una grave crisis económica. La economía catalana se resiente y además sufre un retroceso en su cultura y su lengua.
En 1618 comienza la Guerra de los 30 Años que supondría la prevalencia de Francia sobre el reino de España (la inteligente figura de Richelieu fue muy importante).
En 1640 se produce la Sublevación de Cataluña (nuevos impuestos, nueva Inquisición, reducción de los privilegios medievales de la nobleza, la presencia de tropas del rey para defender las fronteras contra Francia, el nombramiento de cargos públicos a personas no catalanas y la política centralizadora del Conde-Duque de Olivares).
La leva forzosa de 5 mil soldados catalanes decidieron a los consellers y a la Diputación de Cataluña a emprender negociaciones secretas con Francia que culminaron con la conversión de Cataluña en república independiente bajo la protección de Francia.
Terminada la guerra de los 30 años con La Paz de Westfalia posibilita que las tropas del rey se ocupen de Cataluña. Finalmente la Diputación General reconoció a Felipe IV y la ciudad de Barcelona se rindió a don Juan de Austria en 1652. El rey confirmó los fueros catalanes con algunas reservas.
Felipe V de Borbón sucede a su muerte sin descendencia a Carlos II de Austria en 1700. Se inicia la guerra de Sucesión por las aspiraciones del archiduque Carlos de Austria y sus apoyos europeos. Instalado en Barcelona fue reconocido como rey mayoritariamente. La cesión a Inglaterra de las bases de Gibraltar y Menorca y la pérdida de interés del Archiduque (había heredado la corona de Austria), terminó con la victoria del rey Felipe V con la capitulación de Barcelona en 1714.
Felipe V promulga los Decretos de Nueva Planta entre 1707 y 1716 (Aragon, Valencia y Cataluña) por los que quedan abolidas las instituciones catalanas aunque los derechos civiles fueron respetados.
Durante el siglo XVIII Cataluña tuvo un progreso económico notable, en parte importante por participar en el comercio con América desde 1778 (algodón y otras ramas textiles).
En 1808 Cataluña fue ocupada por Francia tras el comienzo de la Guerra de Independencia iniciada en Móstoles. El dominio francés se extendió hasta 1814.
A la muerte de Fernando VII (1833) surge el conflicto con la sucesión entre Carlos María Isidro e Isabel II: guerras Carlistas (la primera hasta 1840). Los vencedores isabelinos se dividieron en moderados y progresistas y en Cataluña se desarrolló la industrialización y el republicanismo.
La revolución de 1868 causó la caída de Isabel II y, más tarde, el nombramiento del rey Amadeo de Saboya, apoyado por el presidente del gobierno general Prim (catalán y conspirador).
Estalló la tercera guerra Carlista, Amadeo de Saboya renunció al trono y propició la proclamación de la Primera República Española durante la que se sucedieron distintos intentos separatistas en Cataluña.
La revolución industrial (1840-1891) convirtió a Cataluña en un territorio de gran dinamismo industrial con un incremento notable de las relaciones comerciales con el resto de España y las colonias americanas.
Francesc Pi i Margall (catalán instalado en Madrid y que fue presidente en la Primera Republica) fue el principal ideólogo del federalismo en España. El federalismo (ideología populista e interclasista y estrechamente relacionada con el movimiento obrero) fue adoptado por el catalanismo.
En 1874 se da paso a la Segunda Restauración Borbónica, en la persona de Alfonso XII. Con la figura de Cánovas del Castillo se abre un periodo de estabilidad política, con el sistema de turnos entre partidos.
En la etapa inicial del catalanismo político tuvo especial relevancia Valentí Almirall como federalista radical y racista supremacista. Impulsó el Primer Congreso Catalanista (1880) que creó el Centro Catalán, un inicio de Academia de la Lengua Catalana y que, desde ese momento se denominaría catalán a la lengua llemosina. Impulsó la creación de partidos de ámbito únicamente catalán y culminó con el Memorial de Agravios (petición a Alfonso XII de privilegios políticos).
En el catalanismo político se implicó el Republicanismo Federal, la Iglesia, a través de Torras i Bages y los Intelectuales liderados por Angel Guimerá. Se aprobaron las bases para la Constitución Regional Catalana, contrarias al sufragio universal.
En 1909, siendo rey Alfonso XIII, una huelga general degenera en vandalismo con dura represión: la Semana Trágica. Crece la conflictividad, se desarrolla el pistolerismo (patronal contra obreros) enfrentado al terrorismo anarquista. Con la espiral de violencia acaba la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) apoyada inicialmente por la burguesía catalana.
Tras Primo de Rivera nace Esquerra Republicana de Cataluña liderada por Maciá.
El 25 de julio de 1909 lo que se inició como una huelga general (estimulada por la movilización para afrontar la guerra de Melilla) derivó en asalto a comisarías y persecución religiosa, quema de numerosas iglesias y conventos: la Semana Trágica. La represión fue dura y arbitraria.
En 1914 se formó la Mancomunidad de Cataluña, agrupando las cuatro Diputaciones, y supuso el reconocimiento por el gobierno español (a cambio del necesario apoyo parlamentario) de la personalidad y unidad territorial de Cataluña. Fue presidida por Enric Prat de la Riba (de la Liga Regionalista).
A principios del siglo XX no existía un estándar ni unas normas del catalán (antes lemosín). Las Normas Ortográficas se publicaron en 1913.
En 1916 la Mancomunidad solicitó el reconocimiento de la lengua catalana como cooficial. Romanones lo negó porque se utilizaba el catalán como emblema político. La dictadura de Primo de Rivera terminó suprimiendo la Mancomunidad en 1924, prohibiendo el uso del catalán en la administración y la vida pública.
El 14 de abril de 1931 Maciá proclamó la República Catalana al tiempo que se proclamaba la República en Madrid. Se restauró la Generalidad de Cataluña. Se aprobó el Estatuto de Autonomía de Cataluña de 1932. El 20 de noviembre se celebraron elecciones al Parlamento de Cataluña a resultas de lo cual resultó presidente Maciá (primer presidente de la Generalidad) y Companys presidente del Parlamento que proclamó el Estado Catalán de la República Federal Española. El gobierno de España suspendió las instituciones autónomas catalanas que fueron restablecidas por el Frente Popular y que supuso la amnistía para los participantes en la tentativa revolucionaria. Supuso un ensayo y lección histórica para la Generalitat de 1977. El socialismo catalán quedó escindido en dos partidos: Partido Obrero de Unificación Marxista y el Partido Socialista Unificado de Cataluña.
El 13 de julio de 1936, como culmen de la imparable actividad política violenta fue asesinado el parlamentario don José Calvo Sotelo. El golpe de estado del 18 de julio determinó la Guerra Civil (1936-1939).
En Cataluña hubo una feroz represión contra los supuestos simpatizantes de los sublevados.
También se produjeron graves enfrentamientos entre los partidarios de dar prioridad a la revolución social (CNT y POUM) y quienes priorizaban atender el frente bélico y apoyar a los sectores moderados (gobierno republicano, PSUC y Esquerra Republicana de Cataluña principalmente). Llegaron a enfrentarse con las armas en mayo de 1937.
La derrota del ejército republicano en la batalla del Ebro permitió la ocupación de Cataluña por el ejército de Franco que puso fin a la autonomía catalana.
En los años 60-70 se produjeron grandes oleadas inmigratorias, sobre todo en él área metropolitana de Barcelona. En la década de los 60 la economía española modernizó la agricultura, incrementó notablemente la industria y se produjo un enorme impacto turístico. A ese gran desarrollo no fue ajena Cataluña.
Con la muerte de Franco se inició la Transición Democrática que culminó en la Constitución de 1978 y el Estado de las Autonomías.
En 1977 se restauró la Generalidad a impulso del Rey Juan Carlos I, del gobierno de Adolfo Suárez y de la sociedad civil catalana.
Tarradellas (presidente de Cataluña en el exilio) declaró su adhesión al Rey y al proceso de reforma política.
En 1979 se aprobó un nuevo Estatuto de Autonomía de Cataluña: define a Cataluña como Nacionalidad, reconoce al catalán como lengua propia de Cataluña y se hace cooficial junto con el castellano.
En las inmediatas elecciones catalanas resultó elegido presidente de la Generalidad Jordi Pujol (Convergente, con el apoyo de Esquerra Republicana) cargo que ostentaría hasta 2003 tras seis triunfos electorales. En esos años, se constituyó la policía autonómica (Mozos de escuadra), se creó la administración comarcal y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, se realizó la inmersión lingüística en las escuelas, se crearon la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales y los medios de comunicación de radio y televisión catalanes.
Creció el malestar social y el independentismo plasmado en una gran manifestación el 11 de septiembre de 2012.
Artur Más (Convergencia) convocó y ganó unas nuevas elecciones pero necesitó un acuerdo de gobernabilidad con Esquerra. El acuerdo cristalizó el 1 de octubre de 2017 en la convocatoria de un referéndum por la autodeterminación y una declaración de Cataluña como república independiente. El Secretario del Parlament y todos los letrados del mismo advirtieron sobre la ilegalidad del proceso y se negaron a firmar.
El gobierno de España dejó en suspenso la autonomía catalana y el Tribunal Supremo condenó a los Intervinientes en la declaración y convocatoria de referéndum por sedición y malversación de fondos públicos.
El posterior gobierno “socialista” de Pedro Sánchez indultó a los penados salvo al Presidente de Cataluña, prófugo de la justicia hasta el momento de escribir estas líneas.
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En estos momentos, el candidato a presidir el gobierno de España, Pedro Sánchez, busca apoyos por carecer de fuerza propia suficiente: dispone de 122 escaños de un total de 350. Necesita, entre otros muchos, el respaldo de dos partidos catalanes independentistas: Esquerra Republicana de Catalunya y Junts per Catalunya (el de Puigdemont). Ambos partidos le exigen a Sánchez para apoyarle:
-Una amnistía para todos los implicados en los actos condenados por el Tribunal Supremo.
-La celebración de un referéndum de autonomía.
A mí humilde entender (y al de muchos expertos y autoridades constitucionalistas) ninguna de las dos exigencias tienen amparo ni cabida en la Constitución. En tal caso, Sánchez carecería de los votos necesarios para renovar su presidencia y sería preciso convocar nuevas elecciones generales.
Pero Sánchez no se siente concernido y supeditado por la Constitución (yo creo que por absolutamente nada) y es altamente probable que amañe y adultere lo que considere preciso para lograr su objetivo.
El domingo 8 de octubre de 2023 estamos convocados en Barcelona todos los ciudadanos para expresar públicamente nuestra oposición a la amnistía y al referéndum en Cataluña.
7-10-23
CM