lunes, 16 de junio de 2025

 BUENOS Y MALOS

 





Pedro Sánchez, usurpador de la marca PSOE (“la ganadería”), la ha pulverizado. Su condición de degradador ha infectado incluso a la marca de la que mamó y que le encumbró.

Pedro Sánchez ha llevado al paroxismo la simplificación dicotómica entre buenos y malos. Simpleza para mentes simples que se ha demostrado altamente eficaz.





El planteamiento combativo de la dualidad lo rescató políticamente Rodriguez Zapatero de las exiguas ascuas del enfrentamiento cainita en la guerra del 36 al 39. ¡Y lo hizo desde el 2004, 65 años después! “Nos interesa que haya tensión”, reconoció ante un micro involuntariamente abierto.

Pedro Sánchez, autoproclamado adalid del progreso ha llevado la bandera del enfrentamiento entre buenos y malos a una cumbre más elevada. Como gobernante ha explicitado su plan de levantar un muro dentro de España que separase a buenos de malos y, naturalmente, emplearse en aquellos y destruir a estos.

Soslayando la profunda dificultad filosófica desde Aristóteles hasta hoy de determinar lo bueno y lo malo, Pedro Sánchez se autoproclamó el sabio juez que estableciera un principio simple y claro: los buenos son los que están conmigo. Los otros son los malos. Para mejor identificar a estos recurrió con habilidad a sinónimos simplistas: fachas (referencia al antiguo franquismo) y fascistas (referencia al antiguo Mussolini) más repetidamente, con sus derivados más o menos creativos e injuriosos.

Cierto que muy generalmente se asumía la secuencia: socialista, progresista, culto, justo, trabajador, explotado. Y los del otro lado del muro: antisocialista, retrógrado, bruto, injusto, holgazán, explotador.

 

Hoy podemos dar por demostrado que todo el entorno de Pedro Sánchez es mentiroso, ladrón y machista. Todas ellas cualidades de lo que la inmensa mayoría consideramos malo y se lo enseñamos así a nuestros niños.

En su imparable carrera cesarista Pedro Sánchez también se autonombró juez supremo y legislador único. Simplificación de la gobernanza usada por dictadores y tiranos.





La marca que saqueó, PSOE (“la ganadería”), hoy es prototipo de antisocial, retrógrada, indocumentada, injusta, vaga, usurera y explotadora.

Durante su gestión “socialista-progresista”,

-Incrementó la diferencia entre los más ricos y los más pobres. ¿Progresista?

-Empobreció económicamente a España en relación a los demás países. ¿Progresista?

-Hizo la vivienda (alquiler o compra), inaccesible para más ciudadanos. ¿Progresista?

-Devaluó a España en el contexto internacional. ¿Progresista?

-Persiguió en cuanto pudo el esfuerzo y el trabajo. ¿Progresista?

-Alentó o permitió que su propia familia tuviese un trato de favor imposible (y punible) para la ciudadanía. ¿Progresista?

-Derrochó el fruto del trabajo de los ciudadanos en comprar voluntades y dar dádivas y regalías. ¿Progresista?

-Incrementó el paro entre los jóvenes. ¿Progresista?

-Creó una enorme inseguridad jurídica, extendiendo la zozobra y el miedo. ¿Progresista?

-Empeoró servicios públicos esenciales como el suministro eléctrico y los transportes en tanto ha abusado escandalosamente de helicópteros y aviones para sí. ¿Progresista?

-Abrió de par en par nuestras fronteras a inmigrantes sin trabajo, sin ofrecerles la formación y apoyo necesarios para poder trabajar, condenándoles a morir de hambre, o a subsistir esclavizados por el Estado o a delinquir para procurarse el necesario sustento. ¿Progresista?

Y si, humanamente y verazmente, no disponemos de los recursos y oportunidades para la procura de lo preciso para la dignidad humana de los inmigrantes, las puertas han de cerrarse: no a morir de hambre, no a los parásitos, no a los delincuentes, sean de aquí o de fuera.

 







Es doloroso y sorprendente que desde las filas del PSOE (“la ganadería”) hayan permitido tanto y tantos desmanes. ¿Progresista? Apenas alguna voz débil se atrevió a algo.

Creo imposible que Pedro Sánchez mantenga ningún poder. Es más, creo muy posible que haya sobrada causa para que los tribunales juzguen sus desmanes.





Algunas (pocas) mujeres de la oposición oficial expresan ideas claras, son contundentes en oponerse, y gestionan conforme al principio de alentar el progreso y convivencia social real. Muchos, muchísimos otros, aparentan ser ese sobrepeso sobrante del que todos soñamos deshacernos.





Otra supuesta oposición, pero colaboradora del indeseable, que desprecia u odia a España (“allí no tenemos amigos, tenemos intereses”), es absurdo que tenga cabida en las instituciones de España. Así que tenemos también un severo problema en el sistema político. Habrá que resolverlo. A las instituciones españolas sólo se debe ir para trabajar por y para España. Es natural y muy respetable que haya sentimientos y pareceres distintos y contrarios. Pero no pueden tener cabida en las instituciones y economía españolas. ¿Cómo se entiende que en el Parlamento de España se escuchen alegatos contra España?

 




Si ocurriera que lo que yo pienso y deseo fuese refrendado por las urnas, quien tomase el timón tendrá la obligación de identificar con solvencia todo lo que el binomio Zapatero-Sánchez hizo contra España y extirparlo como con cualquier miembro enfermo que ponga en peligro nuestra salud. Lo digo porque tuvimos un gobernante aupado por el descontento del mal hacer anterior de un supuesto contrario que asumió impertérrito los males heredados, aunque nos ayudase a salir de la bancarrota.

Si las urnas me fuesen contrarias y apoyasen la maldad, ¡adiós muy buenas!

 




No me siento capaz de separar buenos de malos. En el fondo creo que es Dios finalmente quien tiene esa potestad.

Sin embargo, tengo clarísimo que ciertos actos son malos y condenables. Nuestro sistema debe condenarlos.

 

 

CM

16-6-25

 

 

  

 

 


viernes, 13 de junio de 2025

 LADY FRIEGAS

EL COMANDO EXTERMINADOR (2)

(continúa la fábula)

 





- Hasta esta misma mañana he creído en la lealtad de Sobrero -gazmoñeó el ex-Comandante desde la asepsia de su microapartamento saturniano en que le mantenían encarcelado y donde le habían rebautizado con el nuevo nombre de Narciso. 





El recientísimo avance en la sincronización de los relojes atómicos ópticos había alterado de tal forma las medidas de tiempo y espacio que ya permitía escuchar y visualizar desde Saturno emisiones terráqueas en tiempo real. Un pequeño paso más y sería posible percibir los acontecimientos con anterioridad a que sucedieran. No otra era la esperanza del nuevo Narciso.





No había perdido el tiempo el sagaz vendedor de humo, presentándose como un supersanador. Había convencido a sus guardianes de que en su mano estaba sanar sus quebrantos. Su técnica era simple: primero “creaba” la dolencia para, más tarde, hacerla desaparecer. El gran milagro de la palabrería hipnótica. Sin duda un formidable maestro en la materia.

Así había conseguido que todo el cuerpo de guardianes, empezando por los jefes, “comieran de su mano”. Aparecían y desaparecían padecimientos por encanto. A cada quien decía exactamente lo que deseaba oír. Y todos enfermaban y sanaban felices con las atenciones de Narciso.

Después, lo más simple fue conseguir su liberación y un pasaje de primera clase especial desde Saturno a la Tierra. Para entonces, aquella idílica sociedad saturniana ya no era tal. Dividida y enfrentada sufría las calamidades y empobrecimiento inevitables. Ellos perdían, Narciso ganaba. Como siempre.





De nuevo en la Tierra fue recibido por Lady Friegas con inmenso entusiasmo. Ella había creído conveniente darse de alta en el registro como Labego lo que le ayudaba a escamotear pistas de sus antiguas conexiones con el Comando Exterminador. Hasta dos días antes su libido la había mantenido vinculada a Sobrero, el último subordinado vivo del famoso (y esfumado) Comando. Repentinamente le sobrevino una anafrodisia (inhibición sexual) tan radical que, la sóla mención del formidable copulador le provocaba una repugnancia insuperable. Vino a coincidir la repulsión con la caída en desgracia del recio apañador debido a evidentes signos delincuentes. Repelido y abominado por todos sus valiosos contactos y por todos cuantos anteayer le aplaudían a rabiar y le rendían pleitesía.





- ¡Al fin juntos de nuevo, amor mío! Luces espléndido, quizás algo más delgado. Y vuelves justo cuando más necesario eres. Porque te supongo al tanto de las horribles trapacerías de tu antiguo asistente que acaparan redes sociales y canales de televisión con las más ignominiosas condenas. ¡Cómo habrá sido capaz el muy miserable, aprovechando tu ausencia y mi candidez! - fueron las palabras de bienvenida a su antigua pareja.

- Gracias por tu amor y fidelidad, vida mía. Muertos Sobresaliente y Titán y fulminado Sobrero para cualquier actividad, me he quedado sin Comando con que comandar a parroquianos y chusma. Por cierto, no existiendo el Comando, deja de tener sentido mi nombre de Comandante. Creo más apropiado y útil usar el que en Saturno me asignaron, Narciso, que me cae sonoro y me agrada sobremanera – le contestó.

- Bromeas sin duda querido Narciso. Tienes a un enorme ejército de devotos, de interesados, de mantenidos, de parásitos, de confundidos y trastornados que precisan de tu guía y mando para asegurar el yantar en sus casas, los dineros en sus sacos y la revancha en sus tripas. Tan solo precisas presentarte como lo que eres, el salvador.

Volvió Narciso a notar correr por su sangre todo cuanto alimentaba a su personalidad. Sin duda aquella mujer era su guía.





Claro que Narciso ignoraba que Labego había empleado con eficacia su ausencia en lo que era magnífica especialista: identificar necesidades o simples pretensiones de unos, localizar a quienes podían proporcionarlas, y negociar el esqueleto para los dineros de unos, de otros y propios. En poco tiempo movió fortunas e hizo importante fortuna para sí. En tales lides encontró a quienes pretendían un ejército de interesados, de mantenidos, de parásitos, de confundidos y trastornados y ofrecían lo que ni en sueños podía imaginar Narciso. Su negociación, muy avanzada, incluía el uso de la centenaria y manida marca aunque aún sirviese de útil blasón para tal patulea, y, naturalmente, anular a Narciso. No fue esta la condición de peor digestión para Labego. Ni mucho menos. Tenía perfectamente asumido que ese aspecto era de su personal incumbencia.

Desde luego conocía otras gentes que soñaban con igual objetivo. Pero no eran profesionales. Ni siquiera hábiles. Tenían además remilgos y abundantes escrúpulos anquilosantes añadidos a una gandulería crónica bien alimentada por una atmósfera burócrata cómodamente asentada en su común cobijo. Y ella lo sabía.





Por otra parte, contaba conque Sobrero, animal salvaje acorralado y con armas feroces, era un peligro no despreciable. No tendría más remedio que ignorar su repentina repugnancia y aprovechar adecuadamente un próximo encuentro con quien suplía su falta de gracejo con retranca y suspicacia campesinas. Pero sabía sobradamente que su cuerpo era un muy contundente aliado para rendir al sentenciado. Pacientemente ella se había hecho con las copias de sus documentos más sensibles que, como era natural, había ido arrendando o entregando bien a los mejores postores o a quienes creía que podían producir reacciones de las que sacar mayor ganancia o mantenía a buen recaudo en espera del momento oportuno. Títeres al fin y al cabo desde las latitudes más exóticas. Los mecanismos formales de las democracias seguían resultando de utilidad enorme para hacer creer a las masas su protagonismo sin que se persuadieran, convenientemente anestesiadas y embrutecidas, de la real oquedad del sistema democrático, para lo que tanto se esforzaron unos y otros durante años.





Finalmente Labego, despierta y sagaz, ha absorbido conocimiento como una excelente esponja de sus múltiples contactos individuales. Ya sabe que los dineros subterráneos se mueven a diario en el ámbito de un campeonato de golfos aficionados, frecuentemente cutre y mísero en el que las cifras de cada negocio raramente aportan más de un millón de dólares a los intermediarios. Aunque los apandadores aficionados son tan numerosos que globalmente manejan cantidades enormes extraídas de los innumerables recovecos de los presupuestos públicos. Los tres reclutas del Comando son (eran) ejemplares modélicos de la delincuencia mugrosa. Narciso es (era) un valioso peón del tablero para el juego importante. ¿Algo más grotesco que un peón creyéndose el rey?

 






Las piezas convenientemente dispuestas en el tablero. ¿Cuáles habrá que sacrificar para batir al rey contrario? Juega la dama negra.

 

CM

13-6-2025