HOY PEOR QUE AYER

Cada nuevo amanecer lo agradezco profundamente. Debería hacerlo más porque la vida es un prodigio maravilloso que me ofrece espléndidas oportunidades de disfrutarla. Cada vez menos, es verdad. Seguramente sea natural que el crecer de la edad dificulta gozar de la vida. Aunque quizás tan solo sea un cambio en la percepción. No, el desgaste físico y el deterioro intelectual no ayudan a mejor saborear la existencia. Aún cuando procuro mantener un nivel aceptable emocional. Pero es un hecho que cada día veo, oigo, olfateo, saboreo y palpo peor. Es necesario por tanto que una muy cuidada selección de lo realmente importante me permita mantener las emociones que producen unos sentidos marchitos. En esa ruta estoy y me voy defendiendo. Claro que el necesario proceso de selección borra de mi mapa inmensidad de estímulos que ya debo ignorar. Mi ruta me conduce así por un sendero que percibo con claridad que se aparta del general, del más numerosamente transitado. En este sentido creo que “padecemos” una desmesura de información. Por la ventana de nuestros televisores se disponen a asaltarnos en nuestra propia casa cientos de canales de televisión volcando miles de “noticias”, “tertulias”, “concursos”, “intimidades”, “riñas”, “competiciones deportivas”, “politicastros” …, y comparativamente apenas nada de cultura: coloquios de expertos, arte, ciencia,… Me he ido apartando de semejante ventana según fui consciente de que, además de aburrirme o molestarme, me llevaba a menospreciar al género humano. Ahorro de electricidad y de emplear un tiempo que ya no me sobra.

Así, en lo estrictamente personal, podría decir “hoy peor que ayer”. Se impone poner a prueba mi capacidad de adaptación. En ello ando luchando. Claro que adaptación no es en absoluto aceptación. De hecho aprecio en el mundo del hoy una cantidad importante de decires, haceres y personajes inaceptables. No me considero intransigente, más bien lo contrario. Pero lo que a mi entender es inaceptable, lo manifiesto con firmeza y, en la medida de mis escuálidas fuerzas, lo combato. Es más, lo considero un deber.
Políticos y politicastros (escasísimos los primeros y marabunta rugiente los otros) se afanan en arrimar el ascua a su sardina, lo que es lógico. Para ello recurren con asiduidad a comparar la situación de hoy con la de ayer. Los que gobiernan seleccionando las peores vergüenzas del ayer frente a los brillantes logros del hoy. Los que se oponen, justo lo contrario, confrontando los mejores éxitos del ayer con los peores fracasos de hoy.
Una dificultad enorme (y rigurosamente condenable) para adentrarse en tales comparaciones es la asunción de la mentira como forma aceptable y de vigorosa eficacia. Conocida es la posición de un importante líder a propósito de que sus mentiras constantes y evidentes son simples cambios de parecer (amparados desde luego por una infinita libertad). Como también es corriente que ante una acusación de maldad la respuesta del oponente sea “y tú más”, queda también muy mermado el valor de la maldad y, por ende, de la bondad.
Con tales dificultades he intentado recoger datos fiables que permitan hacer una comparación social seria: grado de satisfacción, riqueza material y brecha de riqueza entre los que menos y los que más.
1-Grado de satisfacción (situación económica del hogar, vida personal y condiciones de la vivienda):
En 2023, en la UE el grado era de 7,3 puntos sobre 10; en España, de 7,2 puntos.
En España (INE) el grado fue del 7,5 en 2018. Tendencia clara decreciente respecto al bienestar.
2-Riqueza material (PIB per capita):
En España: 26.620€ en 2019 y 30.970€ en 2023. Ha crecido un 16,3% en cuatro años.
En la UE: 35.310 en 2019 y 41.610€ en 2023. Ha crecido un 17,8% en los mismos cuatro años.
Es decir, en cuatro años, el PIB de España suponía un 75,4% de la UE y pasa a ser un 74,4% en el periodo. Tendencia clara a empeorar dentro del contexto europeo.
3-Brecha material (desigualdad de riqueza):
En 2022 un 10% de la población concentra el 53,8% de la riqueza total. En el extremo contrario, el 50% de la población acumula sólo el 7,8% de la riqueza. Desde 2011 se produce una tendencia creciente a la concentración de la misma.
Un factor muy importante en el reparto de la riqueza es la inflación, considerada, como tanto se ha repetido, que es el más grave impuesto a los más pobres.
Años y porcentajes del IPC:
2021 3,1%
2022 8,4%
2024 2,8%
De 2021 a 2024, el IPC ha tenido un crecimiento acumulado del 15,33%.
En resúmen, tenemos un grado de satisfacción inferior a la media europea y empeorando; una riqueza por ciudadano inferior a la media europea y empeorando; y una riqueza crecientemente concentrada en menos manos. El panorama es casi desolador, “hoy peor que ayer”.

Tuvimos un importante tejido industrial (Ebro, Pegaso, Barreiros, Altos Hornos, Astilleros, Papeleras, y tantísimas otras industrias). En 1975 la industria suponía el 30% de nuestro PIB; hoy apenas alcanza el 16%. ¿Ha sido la condición oculta e inconfesable para pertenecer al selecto “club europeo”? ¿Nuestras anticuadas agricultura y ganadería están condenadas a sucumbir también sin poder competir con africanos, latinoamericanos y australianos? La ruta que llevamos es la de los servicios hosteleros, hoteleros, de playa, de jardinería, de cuidado de nuestros mayores, repartidores; y parece que los atienden mejor inmigrantes necesitados o deseosos de construirse un mejor porvenir que el que les ofrece su tierra y que no evitan el esfuerzo; no queda espacio para los nacidos aquí educados en la desidia y la holgazanería y atrapados por el subsidio.
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TIERRAS RARAS |
Aún tenemos importantes riquezas mineras, sustanciales para la propuesta mundial del cambio energético y las nuevas tecnologías; ¿esperaremos a que los grandes depredadores internacionales exploten lo que nosotros no nos permitimos hacer en Ciudad Real, en Pontevedra, en Leon, en Almeria? ¿Seguiremos apostando por importar energías “limpias” extranjeras negándonos a producirlas nosotros? ¿Continuaremos despreciando y maltratando a nuestros científicos e investigadores empujándoles al destierro?
Si queremos que el mañana sea mejor que el hoy es imprescindible que cambiemos la actitud de indiferencia que mantenemos frente a las torpezas, desmanes y estafas de nuestros dirigentes. Sólo nos jugamos el destino de nuestros hijos, de nuestros nietos, de España.
CM
1-3-2025