jueves, 16 de enero de 2025

 BUEN VIVIR

 




Recibí un minivideo en que enfatizaba Yolanda Díaz (vicepresidenta con Sánchez) un argumentario con que apuntalar su propuesta de ‘reducción de la jornada laboral’. Delirante, como suele, su discurso:

-      Es para “vivir mejor”. 

-  Está en la “centralidad de la vida”.

-      Reduce las emisiones de CO2.

-      Reduce los desplazamientos.

-      Actúa contra el “cambio climático”.

Yolanda Diaz, envuelta en la bandera de la hoz y el martillo, ha oído campanas, aunque ignore si tocan a muerto o convocan a fiestas. Pero le impulsa y ampara la irresponsabilidad del ignorante y el atrevimiento del necio.

Contemplado en serio sorprende que su propuesta de reducción del horario laboral carezca de consideración económica alguna. Pero es perfectamente posible que desconozca el concepto “productividad”, aunque se trate de una de nuestras mayores y más graves carencias.

Pero vamos al grano (a “su grano”; en absoluto aludo a sus exuberantes napias):







Según he podido indagar (Bibliografía: “El Proyecto del Buen Vivir …”, José Ramón Fabelo), existe un concepto de “Buen Vivir” extendido en latinoamérica y enraizado en antiguos pueblos indígenas (quichúa ecuatoriano o aimara boliviano). Entendido como un ideal de convivencia con la naturaleza, alternativo “descolonizador al capitalismo depredador y colonizador” de la vida, que tiene como signo distintivo la “Centralidad de la Vida”. Creo que sean éstos, “Buen Vivir” y “Centralidad de la Vida”, dos de los sones de la Díaz en su discurso incompleto. Pero ¿qué hay tras tan atractivas frases?, ¿se refiere a la vida de unos “elegidos”, a la de todos los humanos, a la naturaleza? Dicen que si la sociedad continuase por la lógica capitalista de la maximización de la ganancia, la acumulación contínua e incontenida, la vida terminaría por desaparecer (la de los elegidos, la de todos los humanos, la de la naturaleza). Marx ya advertía (El Capital) que el capitalismo sólo puede existir a expensas de acumular, a costa de crecer con el consumo de recursos naturales y vivientes. Si añadimos a ello una biosfera decreciente (calentamiento global, desforestacion, …), sería evidente la contradicción irresoluble del capitalismo con la vida y la naturaleza, la prueba de la “finitud histórica del capitalismo”. El capital termina por enfrentarse al ser humano, expresado en la noción de “enajenación, alienación o extrañamiento” y “fetichismo mercantil” conforme recoge Marx en sus Manuscritos Económico-Filosóficos y en El Capital (1867-1886): las relaciones mercantiles capitalizadas se convierten en un objeto de culto, en un fetiche al que queda sometida la vida. Trata de explicar la incompatibilidad entre el capitalismo y la vida.






O sea, Díaz parece querer referirse al ideario histórico marxista del siglo XIX pero utilizando un léxico del XXI. En definitiva, el ideario que ha sumido a millones de personas en la esclavitud y la miseria, cuando no, en la muerte.

Aderezado de guindas románticas sobre el “pernicioso” CO2, (sin embargo, “imprescindible” para la vida vegetal y, por tanto, para la vida).

Y, para remate de bufonadas, la vicepresidenta y filósofa Díaz, liga la reducción de la jornada laboral (¿con menoscabo de la productividad?) con el ahorro en desplazamientos y con la lucha contra el cambio climático (¡casi nada!).

Respecto a aminorar los desplazamientos, la “supresión” de la jornada laboral (prohibir el trabajo) podría hasta evitar los desplazamientos, salvo que el personal decidiese emplear su holganza en viajes y diversión, que tan sólo exigiría encontrar al desprendido financiador de los gastos. Aunque, bien mirado, viajes y diversión se harían inaccesibles ya que en tales ámbitos debería también aplicarse la ausencia de jornada laboral.





Más imaginativo encuentro yo el enganche entre la propuesta de Díaz y el Cambio Climático. Habría que asumir que el tiempo trabajado propicia el cambio del clima y la holganza lo para o lo ralentiza. Me declaro incapaz ni de atisbar tal conexión. Carezco de imaginación suficiente.





Para finalizar, mi opinión.  Esta señora aparenta ser una “yatiri” (sabia aimara, mediadora entre el hombre y la naturaleza) y, al tiempo, una vieja comunista que se maquilla con clamorosa torpeza, al punto que me transmite una imagen disparatada. Aunque también pudiera ser una simple oportunista que ha encontrado un nicho de vano pensamiento para montárselo de cine.

Fuera como fuese, creo que es un importante peligro para la sociedad que administre bienes públicos, que tenga poder público y que promueva ocurrencias estultas que nos perjudiquen a todos, disfrazando su personal “buen vivir”.





Ese mal alcanza hoy a muchos otros que, organizados en una gran tropa, disfrutan esquilmando sin freno a la ciudadanía con tributos insaciables y con los más diversos crímenes para incautarse de lo ajeno. Andan ahora en la faena de eliminar toda autoridad que tenga como función administrar justicia (barra libre para el sanchista “buen vivir”, muera la justicia).

 

CM

16-1-2025


miércoles, 8 de enero de 2025

 PROBLEMAS REALES Y FALSOS

 

LA VIVIENDA

Artículo 47 de la Constitución: “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada”.

 





Nadie (juicioso) discute hoy que la vivienda es uno de los más severos problemas sociales. Se estima que se precisaría del orden de más de 600 mil viviendas nuevas. Jóvenes e inmigrantes son núcleos especialmente necesitados de vivienda a precios asequibles para sus rentas exiguas. La actuación pública es imprescindible y obligada para acometer la solución. En los tres años últimos hemos recibido más de 1 millón de extranjeros (suman 6,5 millones de una población total de 48,6, un 13,4%).






En 1939 se creó el Instituto Nacional de la Vivienda estableciendo un régimen de protección a la vivienda de renta reducida. Y en 1954 se legisló para viviendas de renta mínima y reducida. Entre 1950 y 1975 se construyeron unos cuatro millones de viviendas en régimen social (160 mil por año). Con los limitados recursos financieros y técnicos de la época. Entre 1981 y 2012 se construyeron otros 2,5 millones (la mitad anual que en el periodo anterior), disponiendo de recursos muy superiores. Entre 2013 y 2023 se construyeron menos de 100 mil viviendas protegidas (¡apenas 10 mil al año!). En los últimos cinco años, el precio medio de la vivienda se incrementó un 34% y el salario medio un 15,5%.







En resumen, parece evidente que la construcción de vivienda social depende mucho más de la voluntad política que de los recursos financieros y técnicos. La escandalosa inseguridad jurídica  generada por el gobierno en los años más recientes es un factor añadido formidable para el problema de la vivienda, incumpliendo la defensa de la propiedad recogida en el artículo 33 de nuestra Constitución (asombrosa e imperdonable la posición gubernamental con la “okupación”)

En términos promedio, la construcción de una vivienda social requiere: 12 meses de gestión del suelo y licencias, más 6 meses de tramitación financiera y administrativa, más 12 meses de obra, en total 30 meses.

Aún siendo un profano en la materia, sorprende que nada menos que un 60% del tiempo empleado lo requieran burocracias y gestiones diversas. Me atrevo a asegurar que, de haber voluntad política, podría recortarse notablemente el plazo de realización. En lo que a pura obra corresponde, la reducción del tiempo puede tener un obstáculo con la disponibilidad de especialistas, pero no debería haberlo con el resto de los trabajadores, debido a las sensacionales cifras de parados y de inmigrantes. La gestión de la inmigración es tarea estrictamente política y la del paro pende muy directamente de la gestión política.







En conclusión, a nuestros gobernantes corresponde muy sustancialmente resolver el grave y real problema de la vivienda. Es evidente que no ha estado entre sus prioridades en los últimos veinte años. Ahí tienen un importantísimo asunto en que demostrar que son útiles y eficaces. El trilero que preside el consejo de ministros sólo ha dedicado bufonadas a este tema.

 






Acordarse del jefe del estado que gobernó hasta hace casi 50 años, entretener nuestra atención y nuestros dineros en ¡celebrar! (anticipadamente) su fallecimiento, pareciera una payasada de muy mal gusto si no fuera porque es una irresponsabilidad y burda trampa del que preside el consejo de ministros. En el año 2025, evocar con gran alharaca oficial el fallecimiento de Franco (en 1975) tiene el sólo afán  de distraer, de aturdir, es un problema falso, burda patraña que naturalmente en nada alivia el problema real de la vivienda.

Finalmente quiero recordar aquí que en la isla de La Palma, tras tres años de la catástrofe del volcán, muchas familias que perdieron sus viviendas siguen esperando que se cumplan las promesas gubernamentales realizadas entonces muy reiteradamente por el presidente del gobierno. Otra falsedad con efectos inhumanos. ¿Tendrán un tratamiento distinto los afectados hace dos meses por unas inundaciones épicamente destructivas?

 

CM

8-1-2025


sábado, 4 de enero de 2025

 HUMOR

Forma de comunicación humana que tiene la intención de que la gente se sienta mejor, incluso feliz, y ría.

En sentido más amplio, se refiere a todo aquello que hace reír.

 





Soy un gran admirador del humor y coincido con las definiciones sencillas de arriba.

También coincido con tantos profesionales cómicos que consideran que lo más difícil en la interpretación es hacer reír a los demás.

Habrá tantos tipos de humor como culturas. Leía que los japoneses no entienden el humor occidental, como los occidentales no comprendemos el suyo. No obstante, puede haber un tipo de humor más universal, como el representado por los cómicos del cine mudo. Quizás el conocido como “humor blanco” sea el más universal.

Por otra parte, el sentido del humor es estrictamente personal. De manera que lo que a mí me hace mucha gracia puede que no le haga ninguna a usted; o al revés.





En lo personal me defino como un entusiasta del “humor fino, casi perceptible”, aquel que más provoca la sonrisa que la carcajada. También me parecen admirables los humoristas irónicos, lo sean con su verbo, su escritura o su grafismo. A modo de ejemplo: el cómico Eugenio, el escritor Ussía y el gráfico Forges.

“¿saben aquel que diu que había un hombre tan feo, pero tan feo, que cuando nació el que lloró fue el médico?” (Eugenio)

“Los cementerios son bosques enciclopédicos de oquedades, memeces y cursilerías” (Alfonso Ussía)

“- ¿Qué haces

- Pensando.

- ¡Eso, ni se te ocurra!” (Forges)


En general, admiro a cuantos me demuestran una gran inteligencia, ingenio, creatividad y buenos modales. Por doble motivo, por solaz y por aprendizaje.

Por razones semejantes aborrezco la grosería, la bordería y la necedad.

Quizás por mis taras confesadas creo que también en el humor profesional hemos perdido terreno.  Y, en muchos casos vivimos un fraude más porque nos ofrecen a menudo como humor, simplezas, vulgaridades, descaro y provocación.

 

No vi la retransmisión de las doce últimas campanadas del año pasado en TVE1, porque han conseguido alejarme de nuestro canal conforme a la profesionalidad la han ido asfixiando los políticos con un resultado insípido o zafio.






Picada mi curiosidad por la algarabía creada entorno a la tal retransmisión, la he reproducido en la tele para formarme opinión. Un horror: una mujer gruesa mostró a nuestra cámara una postal que reproducía el Sagrado Corazón de Jesucristo con la cabeza de una vaca televisiva. No había contexto en que situarlo, no venía a cuento de absolutamente nada ni logro encontrar enganche alguno entre el cuerpo del Sagrado Corazón y la cabeza de la vaca. He leído que la ejecutora es humorista y actriz. No me lo creo. Humorista no es, desde luego. Es más, estoy seguro de que la gorda es una provocadora, una creadora de escándalo por vía de la agresión. Nos ha agredido a quienes la imagen del Sagrado Corazón nos inspira respeto y devoción. La pregunta inevitable es: ¿por qué nos ha atacado la gorda? Como agredido afirmo rotundamente que yo ignoraba hasta hoy su existencia, no hay razón alguna para que me haya injuriado.

Luego su razón no puede ser otra que tratar de ocultar su ausencia de talento creando una tangana aparentemente absurda.

Señora, hay miles de formas dignas para procurarse el condumio. Intente usted salir de la indignidad en que se ha metido, sea persona.

En cuanto a las autoridades (presidente de RTVE, ministro de Presidencia), amparar y alentar zafias acciones que atacan a una parte de la población, les descalifica en lo personal y en lo profesional y les condena moralmente.

 




Miren por donde una “humorada” resulta ser en realidad una estrategia para enfrentar a los ciudadanos. Bien, yo estoy definido; y ahora, ¿qué?

 

CM

4-1-2025