viernes, 16 de diciembre de 2011

LIBERTAD DE HORARIOS COMERCIALES


“ABRA SU TIENDA CUANDO USTED CONSIDERE”




Con el pomposo título de “Ley de Dinamización del Comercio Minorista” el gobierno de la Comunidad de Madrid pretende liberar totalmente los horarios comerciales. El proyecto de ley aprobado comienza manifestando que “Cada comerciante determinará con plena libertad, y sin limitación legal alguna, los horarios, festivos y domingos que abrirá su negocio en la región”.

Parece que una parte de los profesionales afectados pudiera estar en contra de la medida.

En principio es incomprensible que alguien pueda estar en contra de poder actuar con libertad en la gestión de su propio negocio. Parece absurdo que pueda haber quien prefiera que le limiten su capacidad de decisión sobre cuándo o cómo realizar su actividad mercantil.

Cavilando sobre tal rareza se me ocurre que una medida liberalizadora de horarios comerciales debería ir acompañada necesariamente de una modificación del marco laboral. Una flexibilidad total en los horarios comerciales requiere sin duda de contratos laborales también flexibles. En otro caso es muy posible que a una parte del pequeño comercio le resulte inalcanzable optar por un horario totalmente abierto y que ello le deje fuera de juego.

Pero dicho lo anterior, reflexiono también sobre otras posibles razones del comerciante para recibir de malas la noticia. ¿Son todos los minoristas de Madrid comerciantes? Admitiendo que comerciante es quien negocia comprando y vendiendo, creo que algunos de los que tienen establecimiento comercial abierto son simplemente “tenderos” (porque tienen tienda) pero no comerciantes. Hacer buen negocio exige espíritu de “zarracatín” o “regatón”, o sea comprar barato y vender caro.

Me atrevería a decir que todos los consumidores hemos sufrido alguna vez la triste experiencia de dar con un tendero que no quiere hacer negocio. Personalmente acumulo diversas experiencias.

En alguna ocasión pasé al comercio con una idea poco definida y con la intención de que el comerciante especializado me ayudase a concretarla. Recuerdo con escozor un caso en una tienda de telefonía. ¡Pero si la persona que me atendió sabía menos que yo y yo no se nada de ese tema! Quizás tuviera artes de empaquetador, cobrador o “ganapán” transportador (como no pude comprar, tampoco despejé éste extremo) pero desde luego nada que ver con un comerciante, mercader o tratante. Debía ser habitual que el posible cliente saliera de vacío sin llegar a serlo porque no adiviné la menor sorpresa o disgusto en aquél tendero.

Otras veces me sorprendió la actitud arisca y maleducada con la que me recibieron en el supuesto comercio. Como tengo la total certeza de que no pequé en otra cosa que en pasar al establecimiento y saludar correctamente,  tengo que concluir que a sus regentes les molestaba atender a un posible cliente y realizar una venta (¿o quizás ser tratados con urbanidad?). No olvidaré aquella juguetería en la que entre el hola y el adiós a los dos que se escudaban tras el mostrador pasaron segundos. Desde luego no vi a ninguna otra persona que distrajera en aquel momento a tales gañanes.

En otra oportunidad me ocurrió que la amabilísima persona que me atendió en una tienda de muebles centró su empeño en quitarme la idea de comprar algo de su almacén que me había llamado la atención. Sus juiciosas consideraciones me hicieron desistir de adquirir el objeto de mi interés. Me quedé esperando la oferta alternativa del simpático. Nunca se produjo. Hasta recuerdo cierta situación embarazosa por esperar que el otro hiciera o dijera lo que ni se le había pasado por la cabeza decir o hacer.

Lo más llamativo es la frecuencia con la que me he encontrado en los comercios con gentes deseosas de evitar o entorpecer que realizase una compra. Imperdonable es cuando la actitud anticomercial procede de un dependiente, hortera o motril. Porque si está percibiendo una remuneración por atender al público y propiciar el negocio es claro que estafa a su empleador. Pero es imperdonable pecado capital si se trata del dueño de la tienda o del baratillo. ¡Y vaya si los hay!

Por desgracia existe una parte del comercio minorista en manos de charangueros totalmente incapaces de ejercer la actividad comercial. Percibo demasiadas veces un tufillo de “aquí estoy para quien se empeñe en comprarme algo pero faltaría más que yo tuviese que molestarme en animarle a hacerlo o facilitárselo”.

Mucho me temo que en el gremio de nuestros tratantes, trujamanes, merceros y tenderos abundan los que confunden ser empaquetador, despachador o cobrador con ser comerciante. Y puede que esa falta de espíritu mercantil explique en parte que se tome a mal el que una nueva ley amplíe la libertad.

jueves, 15 de diciembre de 2011

ESPAÑA Y LA FLORIDA: UN GRAN DISLATE Y UNA GRAN GESTA


UN BUEN EJEMPLO DE DESPILFARRO:
Actualmente España mantiene en Miami (La Florida, USA) “embajadas comerciales” de 7 regiones españolas (comunidades autónomas): Cataluña, Andalucía, Madrid, C. Valenciana, Galicia, Castilla-León y Castilla La Mancha.
Aparte hay abiertas 6 oficinas de representación estatal: Consulado General, Oficina Comercial, Educación, Turismo, Cultural de Cooperación Iberoamericana y Cámara de Comercio.
La población de Miami no alcanza 500 mil habitantes aunque su área metropolitana se acerca a 5,5 millones.

Sobra decir que, reportando las trece representaciones a administraciones diversas, no existe ninguna coordinación institucional.
Es evidente que hoy, ni por el poco peso que desgraciadamente tiene España ni por las circunstancias financieras españolas, se justifica semejante despliegue funcionarial.
Pero no siempre ha sido así. De hecho, España fue clave en ese territorio.



DESCUBRIMIENTO Y COLONIZACION DE LA FLORIDA:
 
Ponce de León

En abril de 1513 Ponce de León toma posesión del territorio en nombre de la monarquía española bautizándolo como La Florida. Se configura inicialmente como un inmenso territorio que comprendía todo lo descubierto al norte de Cuba y al este de Nueva España.
Los exploradores y descubridores españoles (Mimelo, Hernández de Córdoba, Alaminos, Grijalba, Camargo, Alvarez de Pineda ...) pactan y combaten con los indígenas (calusas, timucuanos y muscoquis). La civilización avanza de la mano de la evangelización enfrentando las prácticas idólatras que incluían el sacrificio de niños.
El 5 de diciembre de 1520 el Papa León X crea la diócesis de Santiago de La Florida.
En 1567 Menéndez de Avilés derrota a una colonia de hugonotes asentados en la costa atlántica desde 1562. Consolida la colonización española construyendo fuertes, negociando con los indígenas y facilitando el envío de los jesuitas, sustituidos en 1572 por franciscanos. En 1634 había 44 establecimientos misioneros y se había conseguido la conversión de más de 30 mil indígenas.
La ocupación francesa de la colonia de Luisiana (dejó separada La Florida del virreinato de Nueva España) y la fundación en 1706 de la colonia inglesa de Georgia reducen drásticamente la extensión inicial de La Florida.
Tras la Guerra de los Siete Años y con la firma de la Paz de París en 1763 España pierde La Florida que pasa a dominio inglés. En compensación Francia nos cede La Luisiana.
José de Gálvez

En junio de 1779 España decide ayudar a las trece colonias inglesas rebeldes, germen de los Estados Unidos. Bernardo de Gálvez es nombrado gobernador de La Luisiana por su tío José de Gálvez (Visitador Real de Nueva España y Consejero de Carlos III). Bernardo de Gálvez (nacido como su tío en el serrano pueblecito malagueño de Macharaviaya) invade La Florida, ataca y toma diversas fortificaciones y plazas (entre ellas Pensacola) inglesas facilitando la victoria de los sublevados en la batalla de Yorktown (1781) y por tanto la independencia de los Estados Unidos de Norteamérica. En 1783 España recupera La Florida en condiciones muy precarias pues Estados Unidos exige el territorio situado al norte del paralelo 31º.

En reconocimiento a la decisiva aportación a la independencia norteamericana de Bernardo de Gálvez, existe una estatua suya en Washington y goza de un prestigio entre los norteamericanos muy alejado del práctico desconocimiento que de él se tiene en España.
Godoy firma en 1795 el Tratado de San Lorenzo de El Escorial por el que se cede a Estados Unidos los territorios hasta el paralelo 31º. También se cedió La Luisiana a Francia.
Aunque desde 1812 había desaparecido de hecho la soberanía española sobre La Florida, por el Tratado Transcontinental de 1819 (Adams-Onís) España entrega formalmente a Estados Unidos las colonias que quedan al sur de Norteamérica por 5 millones de dólares (nunca pagados).

¡300 años de soberanía española en La Florida! 
Hoy apenas quedan en La Florida huellas de España: San Agustín, (el asentamiento europeo más antiguo ocupado en Estados Unidos), donde entre sus cinco banderas ondean la española actual y la antigua española con la cruz de Borgoña¡y 13 representaciones administrativas! Vaya, vaya ...